Cinco playas secretas e imperdibles de la Patagonia
1 El Cóndor. Acantilado al mar
El primer balneario del norte de la Patagonia está cerca de la desembocadura del río Negro. Tiene población estable todo el año, pero de diciembre a marzo atrae a familias del Alto Valle de Río Negro y de las ciudades vecinas de Viedma y Carmen de Patagones.
Es un lugar ideal para combinar días de playa con paseos de ecoturismo. Detrás de las últimas casas se levanta un acantilado que bordea luego la costa a lo largo de decenas y decenas de kilómetros, hasta convertirse en un campo de dunas de arena en Bahía Creek. Esta pared rocosa es el hogar de la mayor colonia de loros del planeta: se estima que hay actualmente unos 35.000 nidos activos, a lo largo de 12 kilómetros. Cada pareja de loros barranqueros cava un pequeño nicho, transformando la roca en una gigantesca horma gruyere de arenisca. Muchas otras aves marinas anidan en la región, y en las aguas conviven dos especies de delfines: las endémicas franciscanas y toninas.
El Cóndor también es un lugar de pesca, tanto embarcada como de costa, y se presta para varios deportes náuticos como el kitesurf. Por encima de los acantilados y los nidos de los loros, el faro es el más antiguo de la Patagonia y es un habitual destino de caminatas. El nombre del balneario viene de un barco danés que naufragó en 1881 en su viaje hacia el Cabo de Hornos. Uno de los tripulantes, Peter Hansen Kruuse, se instaló y se casó con la hija de unos coterráneos suyo que habían migrado a la Patagonia. Fueron los fundadores de lo que se convirtió mucho más tarde en una villa veraniega.
El Cóndor está a unos 30 kilómetros de Viedma, por la RP 1, la única ruta costera argentina que sigue camino hasta pequeños balnearios locales como Lobería y Bahía Creek. La agencia local Patagoning organiza excursiones de naturaleza en la región. El balneario cuenta con buena infraestructura a pesar de su pequeño tamaño: cámpings, hoteles, departamentos, restaurantes, pubs, proveedurías; y también un casino, sala de primeros auxilios, sanitarios, estación de servicios y transporte público hacia Viedma.
2 Punta Perdices. Cerca de Las Grutas
Como todos los veranos, Las Grutas explota literalmente de gente en enero y febrero. Sin embargo, es posible correrse de la multitud yendo a parajes como Piedras Coloradas o -más lejos- a Punta Perdices.
A unos 60 kilómetros de distancia, se la considera como una de las playas más hermosas del litoral provincial.
Durante años fue un secreto bien guardado por los lugareños, que eran los únicos habitués. Pero la voz se corrió y ahora tiene más concurrencia durante el verano. Punta Perdices es el rincón tropical del golfo San Matías, gracias a sus aguas muy claras y de color turquesa. Está ubicado sobre un margen de la pequeña bahía encerrada por las dos puntas de San Antonio Oeste y Este.
Como las demás playas de la península este -que termina con las instalaciones portuarias de aguas profundas de San Antonio Este- está cubierta por una gruesa capa de caracoles, acumulados a lo largo de millones de años. Son precisamente los que permiten que el mar sean tan claro y tenga un tono llamativo. El mejor momento para disfrutar de esta vista es cuando sube la marea. En Punta Perdices hay poco oleaje; es un lugar ideal para nadar y remar. No hay servicios de balneario y es necesario volver hasta San Antonio Este para encontrar los más cercanos (un par de comedores y hosterías).
Para llegar desde Las Grutas hay que ir hasta San Antonio Este por la ruta 3 y empalmar con el tramo final de la RP 1, la ruta costera rionegrina. Se termina de llegar por caminos de ripio que bordean la costa. Para no confundirse porque hay muchas trazas, es mejor preguntar a algún vecino del pueblo. La playa no cuenta con servicios, aunque haya carritos que se instalan temporariamente durante el verano. Se recomienda llevar agua, protector solar y sombrillas.
3 Playa Unión. Toninas a la vista
El balneario de Rawson se la ve complicada para competir con Puerto Madryn, uno de los principales centros turísticos de la Patagonia. Demasiado cercano, demasiado chico, no tan bien equipado... Playa Unión atrae principalmente a un público de la capital provincial o de algunas localidades cercanas fundadas por los colonos galeses en el valle del río Chubut, que aprovechan sus playas anchas y tranquilas.
El balneario es esencialmente conocido, fuera del ámbito local, por las salidas de avistaje de toninas. Se organizan todo el año, invierno incluido, cuando las condiciones y los vientos lo permiten; y la probabilidad de ver delfines es muy alta.
Las embarcaciones son por lo general objeto de juego para bandadas de toninas overas. Su color blanco y negro resalta claramente sobre el tono verdoso del mar y facilita la observación.
Las excursiones duran una hora en promedio, navegando por la desembocadura del río, donde hay una colonia de lobos marinos, y frente a las costas. Durante los fines de semana más concurridos del verano, los que privilegian la tranquilidad van hasta Bahía Engaño y Playa Magagna, incipientes balnearios, al sur del río. Tienen escasos servicios y muy poca edificación. Como en el caso de El Cóndor, el nombre de Playa Unión viene de un naufragio: esta vez fue una goleta que encalló en 1876 frente a la costa, a pocos años de la fundación de la colonia galesa de Tre-Rawson.
Playa Unión tiene alojamientos y restaurantes, aunque no muy variados. Este verano se lanzó un plan que fomenta la práctica de deportes en la playa durante enero y febrero. La mayor festividad de la temporada será la 2da Fiesta de Playa Unión, el 25 y 26 de enero, con una feria gastronómica y shows musicales. Toninas Adventure organiza salidas de avistaje embarcado.
4 Rada Tilly. Las olas y el viento
En las afueras de Comodoro Rivadavia, cerca del límite provincial con Santa Cruz, Rada Tilly es uno de los balnearios más australes del mundo. El pequeño casco urbano bordea la playa y está protegido de un lado por la meseta y del otro por la Punta del Marqués, un acantilado muy alto que avanza en el mar. Rada Tilly es conocido a nivel internacional por sus competencias de carrovelismo.
La playa es lo suficientemente ancha y larga y los vientos fuertes como para crear las condiciones ideales para la práctica de este deporte. Al igual que Comodoro Rivadavia, el balneario fue poblado durante los primeros tiempos del siglo XX por colonos boers, que huyeron de Sudáfrica para instalarse en la región. Algunos de sus descendientes siguen animando instituciones locales que mantienen sus tradiciones y hasta el idioma.
Además de la playa, el principal atractivo local es la Punta del Marqués. Forma como una gigantesca proa de roca de dos kilómetros de largo y 167 metros de alto. Está protegida como reserva natural y tiene un centro de interpretación. Al pie de los acantilados hay colonias de lobos y durante todo el año es posible ver pasar varias especies de ballenas que se acercan a las costas (sei, jorobada, fin y franca austral), toninas y también orcas. Tanto este accidente geográfico como el balneario fueron nombrados en recuerdo del Marqués de Casa Tilly, un marinero español que luchó contra los portugueses en tiempos virreinales. No navegó tan al sur de la Patagonia pero mandó una misión para hacer un relevamiento del golfo San Jorge en 1794.
Durante el verano, ofrecen muchas actividades los fines de semana y clases diarias de yoga sobre la playa, por la mañana. El fin de semana próximo se organizará un torneo de fútbol playero y del 24 al 27 de enero, la III Regata del Marqués. En cuanto al carrovelismo, el balneario será nuevamente la sede del campeonato mundial de esa disciplina durante la segunda quincena de febrero de 2022.
5 Puerto San Julián. Arenas históricas
Los principales atractivos de esta localidad portuaria en la Patagonia Sur son una réplica de la nao de Magallanes, un Monumento a la Primera Misa celebrada sobre el actual territorio argentino (el 1° de abril 1520), la exhibición de un avión Mirage que participó en la Guerra de Malvinas sobre una plaza y un par de museos. Tiene también un circuito costero de casi 30 kilómetros de largo en dirección al norte, a lo largo de la bahía y del mar abierto. Es la ocasión ideal para conocer sus hermosas playas, protegidas al pie de barrancos; pero también reservas naturales, puntos panorámicos, una lobería y una colonia de cormoranes. Las playas no tienen servicios y funcionan esencialmente como solarium. El recorrido costero abarca Playa Sholl, Playa de los Caracoles, Cabo Curioso, Playa La Mina y llega hasta Playa Grande.
Las primeras y más cercanas a la ciudad se pueden recorrer caminando, dedicándoles media jornada a lo largo de la costa de la bahía San Julián. Es un excelente medio para avistar aves y mamíferos, conociendo también sitios de referencias geológicas. Además de Magallanes y sus marineros, los otros viajeros ilustres que recibió el puerto fueron Francis Drake y Charles Darwin. Ambos hicieron breves escalas en la bahía en 1587 y 1834 respectivamente.
Puerto San Julián es el principal punto argentino de las celebraciones por los 500 años de la primera circunnavegación del mundo, realizada por los exploradores Magallanes y Elcano. Partieron en 1519 desde España y pasaron buena parte del 1520 en las costas de la actual provincia de Santa Cruz. Del 31 de marzo al 2 de abril se conmemoran los 500 años de la primera misa y los días 17 y 18 de abril habrá un Festival Magallánico.