En pleno Belgrano, el chinatown porteño es un viaje de sabores a la medida de los paladares curiosos. Te presentamos una guía para explorar la diversidad de opciones del barrio, desde la comida callejera hasta los espacios con propuestas más o menos gourmet. Sumá tu recomendación.
En menos de cuatro manzanas la gente se acumula, los olores se concentran —a frito, a pescado, a sahumerio— y la mercadería se amontona hasta la peatonal Arribeños. Todo es excesivo, nada minimalista, en esta recreación a pequeña escala de las ciudades asiáticas de donde provienen los habitantes del barrio chino porteño. No sólo de China continental, sino sobre todo de Taiwán —la mayor inmigración, entre los años 80 y 90—, de Corea, Japón y Tailandia. Por esta fusión, algunos creen que debería llamarse "barrio oriental". Pero el vocablo "chino" lo engloba todo, y nadie se ofende. Recorré el barrio a partir de sus principales propuestas gastronómicas.
Pioneros
Los Chen son descendientes de restaurateurs taiwaneses que desembarcaron en el barrio en los 80. Pablo, es el dueño de un clásico imbatible: Palitos. Y su hermano Apu, tiene su propio restaurante, el Resto Apu, con un menú más acotado de platos taiwaneses.
Para tener derecho a mesa en Palitos, hay que sacar número. Su público, mitad oriental, mitad argentino, justifica la extensa carta de platos adaptados al gusto de ambas comunidades, escritos en español y mandarín. De las entradas, los ravioles de cerdo son los favoritos. Los sirven con plancha incluida, para que se sigan dorando en la mesa. Los orientales se inclinan por los cortes raros de cerdo: oreja, tripa y corazón.
Para seguir, el pato en todas sus variantes —guisado, ahumado, salteado, frito o con ananá— es una buena experiencia, aunque resulte sorprendente para el paladar local. Hay adeptos al sabroso pollo a los tres aromas (ajo, jengibre y albahaca) o con salsa de ostras. Las porciones dan para ser compartidas. Para beber, hay jugos naturales (mango, maracuyá y arándanos) y té caliente, un aliado para la digestión.
El servicio es algo apurado, pero hay una solución: el "llama-mozo", un dispositivo pegado a la pared, con un botón para llamar y otro para pedir la cuenta. La ambientación combina motivos chinos y algunas curiosidades, como una Harley Davidson de ratán. Arriba de la caja se destaca una colección de gatitos de la fortuna que miran hacia la puerta, para atraer a los clientes. Está claro que el amuleto cumple con su objetivo.
- Palitos. Arribeños 2245. T: +54 11 4786-8566.
- Resto Apu. Arribeños 2243. T: +54 11 4788-0125. Cierra martes.
Bodegones
Todos Contentos hace honor a su nombre, porque cunde la alegría y el clima familiar en esta cantina atendida por Pisia y su hijo Cheng Yie, alias Alejandro, un chino aporteñado que habla en lunfardo y saluda a cada comensal. Las mozas vestidas con blusas orientales de seda pasean entre las mesas en un ambiente ruidoso y sin pretensiones. El occidentalizado chaw fan es uno de sus caballitos de batalla, un arroz cocido en su punto justo con las verduras todavía crocantes. El chaw mien es una versión del plato anterior, pero con fideos de arroz que combina carne, pollo o cerdo, o mariscos, tempura y poroto negro. Un buen comienzo: las albóndigas de cerdo agridulce o la ensalada de bambú, cilantro y verdeo. Después, pueden jugarse con la carne chin chan, cortada en tiritas, con una salsa dulzona y servida con una masa parecida a la de los tacos. O el pollo kon pau, preparado con varios ajíes y maní.
Enfrente está Lai Lai, un pasillo angosto que se abre al fondo, manejado por los Chin hace 15 años. Acá, los típicos platos tienen su toque de autor, como explica Hsiao (o Andrea), hija de los fundadores. Por ejemplo, el chaw fan de la casa viene con bondiola, ananá y camarones. Otros manjares de sello son la carne con salsa de pimienta negra, el cerdo kuo pao (laminado y caramelizado) y el cordero al verdeo.
- Todos Contentos. Arribeños 2177. T: +54 11 4780-3437.
- Lai Lai. Arribeños 2168. T: +54 11 4780-4900.
Los más formales
Hong Kong Style presenta una carta típica china y precios más salados, pero compensa con un salón confortable y mozos que explican los platos, hechos por el dueño y cocinero Lui Cheuk Hung. Pescados como mero, abadejo y lenguado cocinados al vapor y servidos enteros (con cola y cabeza) dominan la carta. Un must es el pato laqueado, que rinde para cuatro. Compartir es fácil gracias a las mesas que cuentan con una repisa de vidrio giratoria. Una de sus especialidades de Hong Kong es el dim sum: una serie de entradas cocinadas en canastas de bambú. El curry de pescado, los caracoles con salsa de ostras y el cerdo picante tienen buena reputación. Fernando Trocca lo catologó como "el mejor restaurante chino de la ciudad".
China Rose buscó distinguirse por una estética sobria y elegante, sin la fantasía oriental, excepto por unas cañas de bambú. Tiene dos pisos y un patio al fondo, con boxes y mesas cómodas. Sus platos insignia son el pato Pekín, que conviene pedir unas horas antes por teléfono, el cerdo al litchi crocante, el abadejo frito agridulce o el pescado "en ardilla", cocido entero.
En Arribeños y Olazábal destaca una regia casona de estilo inglés en la que funciona Buddhaba, salón de té, restaurante de cocina fusión y galería de arte con una terraza de bonsáis y una fuente de peces. Su dueña es Margarita Shyu, una especie de madrina de la colectividad que creó un diario y una agencia de viajes para los orientales. Es buen punto para degustar un té de jazmín y platos como el pavé de salmón rosado marinado en miso o los arrolladitos de pollo con salsa vietnamita.
- Hong Kong Style. Montañeses 2149. T: +54 11 4786-3456.
- China Rose. Mendoza 1689. T: +54 11 4780-5358.
- Buddhaba. Arribeños 2288. T: +54 11 4706-2382.
Los callejeros
Se detectan por una fritura expansiva y bancos sobre la vereda. Los puestos de comida al paso son imanes para los que vienen de compras. La Cantina tradicional china, al lado del arco de entrada, fue precursora con sus inconfundibles patos colgados de ganchos, que venden enteros o en mitades. También, croquetas de kanikama y langostinos, huevos de gallina, lengua y oreja de cerdo.
El restaurante Puerto Bambú abrió una rotisería a la calle. Tiene brochettes de langostino, chorizo chino de cerdo, tempura de mariscos y tofu frito.
Wai Li, casi en el off de Arribeños, es muy concurrido, porque además de las albóndigas y pinchos, ofrece rollos de sushi. Los vendedores casi no hablan español y los carteles están en mandarín. Para elegir, hay que guiarse por el olfato y la apariencia.
Los infiltrados
Merecen figurar por haber triunfado dentro del monopolio cantonés-taiwanés. Uno es Lotus Neo Thai, cocina tailandesa en una casa decorada con lámparas de flores de loto. Su carta incluye curries con elefantitos que advierten el nivel de picante, como el de salmón y camarones o el curry verde de cerdo y berenjena. Para picotear, empanaditas de camarones con salsa de tamarindo o palitos de cerdo con maní y salsa agridulce de pepino.
En diagonal está el japonés Dashi con su propuesta de sushi fashion. Se sumó a Fujisan, que no se queda en los clásicos combinados de rolls y nigiris y ofrece variados platos nipones, como el tempura de pescado y ebi furai, o langostinos rebozados.
Otro no-chino es el peruano Lucumma, con hincapié en pescados y una buena carta de ceviches. El de la casa es de lenguado en leche de tigre y langostinos, con mucho cilantro.
Lo más reciente es Break n´cake, café estilo americano take away que ofrece mini tortas y cafés con avellana o caramel, té frío y krumkies, unos cubanitos con sésamo. Es ideal para un almuerzo express, con bagels de salmón, ensaladas y wraps.
- Lotus Neo Thai. Arribeños 2265. T: +54 11 4783-7993.
- Dashi. Arribeños 2302. T: +54 11 4776-7373.
- Fujisan. Mendoza 1650. T: +54 11 4784-1313.
- Lucumma. Olazábal 1679. T: +54 11 4784-9167.
- Break n´Cake. Arribeños 2299. T: +54 11 4784-7050.
Si pensás ir...
Salvo Hong Kong Style y Lotus Neo Thai, ningún restaurante acepta tarjetas.