Áreas protegidas. El arduo trabajo de cuidar una reserva natural y recuperar fauna extinta
El predio perteneció al paisajista francés Carlos Thays durante 30 años. Luego, su viuda lo vendió al escritor Horacio Quiroga y a su yerno, quien, junto a su segunda esposa, fueron los últimos dueños del área. Hoy, es una reserva natural privada llamada Osununú.
El área, a 20 minutos en auto de las Ruinas de San Ignacio, en Misiones, fue donada a la Fundación Temaikén en 2005 a través de una escritura en la que se estableció la obligatoriedad de conservar la perpetuidad. Con el tiempo Temaikén gestionó para que fuera incluida dentro del sistema provincial de áreas protegidas.
Con una ley propia de regulación de reservas privadas desde 1992, Misiones es pionera en el tema y, por ende, una de las provincias con mayor cantidad de áreas protegidas. Gracias a ese contexto en 2013 Temaikén y la provincia firmaron un convenio por 20 años en el cual ambas partes se comprometieron a cuidar el área. Osununú obtuvo la certificación y a partir de entonces fue generando distintos proyectos que la fueron enriqueciendo como área protegida: se dotó de un cuerpo de guardaparques, que al principio eran cuidadores, y eso permitió empezar a manejarla junto con una planificación mediante la cual se desarrolló un plan para direccionar las acciones en pos de la conservación. Hoy la Reserva Natural Osununú tiene un personal de tres guardaparques y dos técnicos biólogos.
María Paula Bertolini es la Coordinadora del programa de Áreas Protegidas de la Fundación Temaikén y, vía telefónica, cuenta el largo derrotero que se realizó en la reserva. El trabajo incluyó relevar la información sobre la biodiversidad del área junto a universidades locales, emplazar un laboratorio para desarrollar investigaciones, edificar una casa para albergar a los investigadores externos, construir un vivero de plantas nativas y participar de un rescate de flora.
Además, Bertolini cuenta que el equipo de la reserva trabaja mucho con las comunidades cercanas: han desarrollado proyectos de educación ambiental junto a docentes del área, brindaron cursos de patrimonio ambiental para formar guías intérpretes de la naturaleza, hacen peñas ambientales anuales abiertas a la comunidad en conjunto con el municipio y otras entidades para mostrar todas las actividades que hacen y trabajan con dos comunidades guaraníes para desarrollar senderos ecoturísticos que permitan mostrar su forma de vida y su vinculación con la naturaleza.
También capacitaron a los guías de un emprendimiento turístico cercano, El Club de Río, para que puedan llegar al área y mostrar Osununú a los turistas. Ellos ofrecen una propuesta ecoturística, que incluye trekking y kayak, y un sendero de interpretación. La reserva está abierta al público los fines de semana y no cobran entrada.
En cuanto a investigaciones, continúan haciendo relevamientos ya que es un área que tiene valores únicos a nivel florístico con especies endémicas y otras que solo se encuentran en ese área. Ese es su valor principal al que se suman el paisaje y la historia del lugar.
Para el futuro próximo desde Osununú trabajan en un proyecto: desarrollar una ruta escénica que una los distintos atractivos de la zona Teyú Cuaré: la reserva, el parque provincial, los campings, la casa de Horacio Quiroga y senderos con guaraníes. La idea es armar un circuito ecoturístico que se sume a la oferta de las ruinas de San Ignacio para aportar la cuestión paisajística y de naturaleza.
El parque binacional
Según se cuenta, al quedar varados con su auto en una visita a la Meseta del Lago Buenos Aires dos filántropos extranjeros: Douglas Tompkins -fundador de The North Face y reconocido ecologista dedicado a la conservación, restauración y activismo medioambiental- y su amigo Hansjorg Wyss, imaginaron la conformación de un Parque Binacional argentino-chileno constituido por grandes extensiones de tierras con gran valor hídrico, repletas de bellezas naturales y una flora y fauna envidiables.
Desde entonces han pasado un par de décadas, pero la misión sigue en pie a través de Rewilding, la fundación que recogió el legado de Tompkins y busca crear y expandir reservas naturales para luego cederlas al Estado y transformarlas en parques nacionales, la figura legal-administrativa que mejor protege el ambiente y que, además, lo hace para siempre.
En la actualidad, Rewilding trabaja en nuestro país en cuatro proyectos: Iberá (en Corrientes), que es Parque Nacional delimitado por decreto en 2009 y ampliado en 2016; El Impenetrable (en Chaco), creado en 2014 para proteger una vasta extensión de bosque atravesada por los ríos Teuco y Teuquito (o Bermejito); el futuro Parque Patagonia Azul (en Chubut) -hoy Parque Interjurisdiccional Marino Costero- que se extiende sobre una de las zonas más ricas en vida silvestre del mar argentino; y, por último, el más ambicioso: el Parque binacional Patagonia, aún en proceso de conformación.
Laura Cambiaire, integrante de la fundación, explica: “Tenemos un modelo de trabajo según el cual se compran tierras para protegerlas. Para eso primero se evalúa el lugar. Debe necesitar restauración, pero contar con potencial. En general son lugares remotos y aptos para la conservación. Muchos de los trabajadores de la fundación, que son biólogos o guardaparques suelen instalarse en las zonas para trabajar desde el territorio. A partir de allí científicos y técnicos comienzan a hacer un sistema de restauración del ambiente intentando, por ejemplo, reestablecer las especies extintas, una tarea que lleva años”.
En el noroeste de la provincia de Santa Cruz, Rewilding trabaja desde tiempo para asegurar un gran corredor de conservación entre las cuencas pacíficas y atlánticas, abarcando una de las mayores mesetas patagónicas que existen. El área alberga al único glaciar de meseta en Sudamérica, además de lagunas de altura donde se hallan las colonias de nidificación del macá tobiano, un ave de la zona en grave peligro de extinción. Con una biodiversidad muy rica, desde Rewilding trabajan en la zona para reinsertar especies como el puma, el guanaco, el choique, la gallineta austral y, a largo plazo, tienen como proyecto reproducir el huemul.
Su anhelo es la unión de esta área protegida con el Parque Nacional Patagonia Chile, ubicado del otro lado de la frontera. “Nuestro objetivo es formar un gran parque y destino binacional de turismo de naturaleza, trascendiendo fronteras humanas en pos de la conservación de los valores naturales y culturales de Patagonia”.
Pero no todo es tan fácil. Es que las familias ganaderas y pueblerinas de la zona tienen sus reparos y muchas no quieren vender sus estancias, arraigadas en la zona desde fines del siglo XIX y principios del XX. En su película documental Proyecto Parque Patagonia (disponible para ver online en Cine.Ar), Juan Dickinson se mete de lleno en el conflicto y recoge el testimonio de quienes, aunque están de acuerdo con los objetivos ambientalistas de la fundación, no comulgan con sus modos de implementar el ‘rewilding’ (reasilvestrar) que, alegan, busca borrar toda huella del hombre en el territorio, por ejemplo su producción ganadera centenaria.
- Fundación Temaikén, https://www.fundaciontemaiken.org.ar/
- Fundación Rewilding, https://rewildingargentina.org/
- Proyecto Parque Patagonia para ver online, https://play.cine.ar/INCAA/produccion/6570