Amélie es la guía perfecta para pasear por Montmartre
Los lugares que frecuentaba la actriz enhebran un circuito por este barrio
PARIS.- Amélie Poulain podría ser una de las tantas chicas que se cruzan por las empinadas calles de Montmartre. Este barrio de París siempre fue un lugar especial: hoy lo copan los turistas, los vendedores callejeros, y sus residentes son jóvenes profesionales de look vistoso, pero antiguamente esta colina separada de la ciudad por los pantanos del Marais (hoy el barrio del Centro Pompidou) fue como un pueblito de campiña rodeado por la ciudad.
Hasta hoy, incluso, se cultiva un viñedo (de superficie diminuta, hay que decirlo), que da el único vino del mundo nacido dentro de una gran ciudad.
Montmartre fue además el barrio de los artistas que revolucionaron el arte occidental a principios del siglo XX en los talleres del Bateau-Lavoir. Fue también el barrio de la bohéme, donde los cabarets lanzaban cantautores cuyos nombres sobrevivieron al paso de las décadas, como Aristide Bruant o Yvette Guilbert, dos cantantes de 1900.
Era un barrio de molinos de viento, un barrio donde se vivía la vida apacible de un pueblito. Hoy el famoso Moulin Rouge es apenas el recuerdo de aquella decena de molinos que coronaban la colina. Y en el siglo XXI, Montmartre es el barrio de los turistas, de la Place du Tertre, del Sacré Coeur, del Funiculaire o del Museo Picasso. Y desde hace poco, Montmartre es también el barrio de Amélie...
Un café
En la película, Montmartre es un telón ideal. Cada escena es una sucesión de postales que parecen una promoción hecha por la Oficina de Turismo de la ciudad. Hasta la estación de subte es perfecta. No falta nada. La guía es Audrey Tautou, Amélie para los millones de personas que vieron la película en el mundo.
La visita de Montmartre empieza en la rue Lepic: Amélie vive muy cerca. En una esquina, de repente aparece el Café Tabac des Deux Moulins, el lugar donde trabaja. La primera sorpresa es que el sitio no es un decorado para la película, sino que el café existe, y es tal cual como en el cine. O, mejor dicho, para la película no se le cambió nada. Lo más sorprendente tal vez es no ver tal vez a los personajes que atendía Amélie... Mientras tanto, desde hace meses legiones de turistas entran para sacarse una foto, o para tomar un café. Lo que no dice la película es que a pocas cuadras del café hubo otro vecino famoso: Vincent Van Gogh vivió entre 1886 y 1888 en el departamento de su hermano Théo.
La visita continúa. Hay que subir por las calles de Montmartre hasta llegar a una esquina que sirvió de decorado para otros pasajes clave de la película: el negocio de barrio donde Amélie hacía sus compras, y donde el brutal Colignon maltrataba a su pequeño empleado. Es el Marché de la Butte. Con el mismo toldo, la misma disposición de las cajas de frutas y verduras.
Hasta se dejó la placa Maison Colignon , que sí había sido colocada para la película. El propietario del negocio, desde hace muchos años, es Ali Mdoughy. Sin duda, nunca había pensado volverse un día el vendedor de frutas más famoso de Francia... Entre la mercadería, aparecen algunos afiches de la película, y una selección de recortes de diarios del mundo que vinieron a hacerle reportajes.
Curiosidades de barrio
Otro lugar que aparece en el film, y que todos los que visitaron París reconocieron al verlo, es la calesita de la plaza Saint Pierre, al pie del Sagrado Corazón. Esta calesita, que ve ahora girar sobre sus caballos policromos más adultos nostálgicos que niños, es una réplica de los carruseles italianos del siglo XVIII. Un detalle: la cabina de teléfono que sirve para una de las trampas de Amélie no existe. Ella sí había sido instalada para la película y fue retirada luego.
Al pie de la colina de Montmartre, está el barrio de Pigalle. Desde siempre es una zona conocida por sus cabarets, sus salas de espectáculos y también sus chicas. El boulevard de Rochechouart y su prolongación, el de Clichy, son la espina dorsal de este barrio.
Sobre ellos se encuentran el famoso Moulin Rouge, las salas de espectáculos del Elysées Montmartre o La Locomotive, y una cantidad espeluznante de sex-shops y salas de shows para adultos. En el ángulo de las calles Blanche y Lepic y el boulevard de Clichy se encuentra el Palace Vidéo Projection, el sex-shop donde trabajaba el amigo de Amélie.
Como en los demás lugares, no se cambiaron ni la fachada ni el nombre para la película. Y, curiosamente, esta esquina con letras agresivas rojas y tubos de neón es fotografiada cada noche por decenas de fanáticos de la película.
Mucho más
Estos son los lugares más reconocibles de Amélie , pero un paseo por el barrio tiene mucho más para ofrecer. En las callecitas de Montmartre hay muchos recuerdos de artistas: no sólo está el Bateau-Lavoir, ese inmenso edificio que sirvió de taller a Picasso, Soutine, Modigliani, los Delaunay y tantos otros, sino también cabarets que encargaron afiches a Toulouse Lautrec, como le Divan Japonais o Le Chat Noir, y que existen todavía.
Está el Moulin de la Galette, pintado por Renoir, y hay restaurantes históricos como la Mére Catherine, sobre la Place du Tertre, donde los cosacos asentaron su cuartel general durante la ocupación de París en el siglo XIX (la historia recuerda que ahí pedían a las mozas que sirvieran los tragos rápido, con una palabra rusa, lo que los parisienses entendían por bistrot y agregaron esta nueva palabra a su vocabulario para designar los bares).
A pocas cuadras está Le Lapin Agile, cuya fachada no cambió desde las pinturas del siglo XIX. Entre calles de todo el barrio, hay además una infinidad de negocios curiosos e impensados. Es imposible mencionarlos a todos, pero hay un mini circo con payasos (Bonjour l´Artiste), un especialista en reparar gemas y minerales (Schalburg), un bar donde se pueden degustar vinos regionales (Le Sancerre), libreros de segunda mano, una florería establecida en una carnicería (Petite Fleur), y muchos otros.
Antes de dejar Montmartre para bajar a París, la última parada se puede hacer en la plaza Jehan Rictus, frente a la estación de subte Abbesses, donde hay un mural de cerámicas azules con la inscripción te quiero en muchos idiomas. ¿Dónde terminar mejor esta visita al barrio de Amélie?
Tras las huellas de la joven soñadora
- Café Tabac des Deux Moulins: 5, rue Lepic.
- Au Marché de la Butte: en la esquina de las calles Androuet, Trois Fréres y Berthe.
- La Calesita de la Place Saint Pierre: abierta todos los días, todo el año. Sobre la explanada, al pie de la escalinata que lleva al Sacré Coeur.
- Palace Vidéo: Boulevard de Clichy y Rue Blanche.
- Casa de Théo Van Gogh: 54 rue Lepic.
- Museo de Montmartre: 12, rue Cortot.
- Se pueden obtener más datos en la Oficina de Turismo de Montmartre: 21, Place du Tertre.