Paredones rojos de tierra chorreada, puntiaguda o redondeada, sensual. Un verdadero viaje al centro de la tierra en Seclantás, el único pueblo del valle salteño que está del otro lado del río Calchaquí.
El paisaje remite al pasado más lejano de todos los pasados. No existe un tiempo verbal para ese pasado. Todo se ve muy rojo. Profundo carmesí. Así es Acsibi cuando uno llega. Pero primero hay que llegar.
Cómo llegar
Para llegar a las Cuevas de Acsibi la contraseña es Fido Abán, propietario de la Finca Montenieva que está a 3 km del pueblo. El lugar –cañadones, grietas, cuevas– está dentro de este campo de unos 10 km de ancho por unos 30 de largo. Fido le vio el potencial turístico cuando lo deslumbró a él mismo que llevaba a pastar a las ovejas de su padre. Tenía ocho años.
Se trata de un paraje aún poco conocido, que casi nadie visita en su debut en los Valles, un paisaje mágico y muy distinto, al que hay que destinar un día aparte. Sea que lo acompañe como guía, o que lo lleve en su propio vehículo, es recomendable convenir con Fido con algunos días de anticipación.
La excursión
La salida implica avanzar unos 17 km (30 km en camioneta 4x4) por el lecho pedregoso de un río seco, caminar unas dos horas por una magnífica quebrada roja de tierra arenosa de las formas más inverosímiles, para finalmente agacharse y entrar en las espléndidas cuevas que alguna vez fueron parte de la Hacienda de Urbina, cuando los indios Malcachiscos lavaban oro para los españoles hasta que éstos se sublevaron y no dejaron alma en pie. Sucedió en 1603. Desde entonces hasta ahora, un time lapse de más de 400 años en el que le sorprenderá no ver urbanización alguna. A lo sumo, la ruina de alguna casa con gruesos muros de adobe y puertas de cardón que nadie puede calcular cuántos años tiene.
Las elevadas temperaturas y el sol no perdonan. Lleven gorro, camiseta manga larg ay protección solar.
Si pensás viajar…
Finca Montenieva. T: +387 482-3030. fidoaban@yahoo.com.ar. FB: Las Cuevas de Acsibi
Fido Aban y su hijo René son los encargados de llevar a los turistas hasta los cañadones rojos de Acsibi, que están dentro de su propiedad. La excursión dura alrededor de cinco horas, incluye almuerzo. En su chacra, a unos pocos kilómetros de Seclantás también tienen alojamiento básico.
Nota publicada en abril de 2017.
LA NACION