7 castillos de Alemania para conocer y visitar pueblitos soñados en el camino
Salir del recorrido habitual de visitar ciudades fáciles de alcanzar con un vuelo puede ser muy provechoso. El solo hecho de conectar puntos por fuera de las grandes urbes permite, aparte de disfrutar el paisaje, pagar menos por más cuando llega la hora de alojarse. Además, las rutas alemanas suelen estar en perfectas condiciones, la mayoría del tiempo no tienen límites de velocidad y no hay peajes.
Se estima que en Alemania hay más de 20.000 castillos, muchos de ellos como ruinas al ras del suelo, un 40% todavía en pie pero con un gran deterioro, y alrededor de un 20% en buen estado de conservación. Estas cifras se conocen porque existe la Asociación Alemana de Castillos (Deutsche Burgenvereinigung) que recaba, entre otros, esta clase de datos, además de las historias de los mismos, sus metros cuadrados, y hasta el estilo de los jardines.
Datos útiles
Si se viaja desde Argentina, lo que hay que saber es que es recomendable sacar el permiso internacional de conducir porque, si bien la Licencia Nacional es válida, hay países que lo exigen y Alemania es uno de ellos. Lo mismo hay que saber que la salud no es gratuita, por lo que tener un seguro de viaje que no alegue enfermedad preexistente en caso de necesitarlo, es muy aconsejable. No está de más tampoco interiorizarse sobre las normas de tránsito.
Antes de largarse a la ruta es bueno saber que en la Autobahn (así se llama a la red de rutas sin peaje), se maneja realmente muy rápido: conservar la derecha es una opción muy sabia. Tener Waze es muy útil para saber las máximas, si hay cámaras, policía cerca, embotellamientos, etc. Claro que para poder usarla hay que estar conectado, por lo que adquirir un chip para tener servicio en el teléfono es lo óptimo: con una sola multa que te evite la aplicación, ya lo pagaste.
Más datos útiles: tener efectivo es fundamental porque en muchos lugares no aceptan tarjetas; hay que tener siempre monedas a mano porque muchos baños son pagos; hay ciudades en las que si no sos residente no podés circular con el coche; el agua y la gaseosa pueden costar lo mismo que una pinta de cerveza y tener una app de reserva de hoteles en el teléfono, para ir planeando sobre la marcha, es más que recomendable porque siempre algo se encuentra, y el factor sorpresa es muy grato cuando para ir a dormir te tenés que desviar un poco del recorrido y terminás en un lugar que es más hermoso del que tenías en agenda. La improvisación en Alemania no es problemática mientras uno revise las opiniones de otros viajeros sobre los hoteles para no encontrarse con sorpresas. Algo más: la propina que hay que dejar es el 10% y se suma al total de la factura, de modo que cuando la persona que nos atendió vuelve a cobrarnos, hay que pedirle que se cobre la suma de los dos conceptos.
Los siete imperdibles:
Schloss Drachenburg
Construido a fines del siglo XIX sobre una montaña que se llama Drachenfels y a la que vale mucho la pena subir a pie. Si te alojás en Bonn y te gusta caminar, tenés el mejor plan por delante, porque para unir esta ciudad con el castillo, tenés 12,5 kilómetros de ida para disfrutar el recorrido al lado del Río Rin y lo mismo para la vuelta. Conviene ir por el margen izquierdo, llevar agua y algo para picar. Una vez en el área, se puede almorzar en el restaurante que está en la cima.
Marksburg
Se encuentra en un pueblo llamado Braubach y está muy bien conservado, se puede llegar caminando o en auto (hay un parking para dejarlo). Goza de una vista abierta que permite ver el Rio Rin. Sólo se puede visitar con guía por lo que hay que averiguar los horarios para no tener que esperar por horas. Tiene un restaurant-cafetería con grandes ventanales y sillas muy cómodas para incluso trabajar un par de horas si uno es un nómade digital (sí, hay buen wifi). ¿Dónde alojarse? Por la zona de Koblenz es ideal, pero mucho mejor es quedarse en algún hotel a lo largo del Río Mosel en pueblos como Winningen, Niederfell o Gondorf.
Burg Eltz
Rodeado de bosques con senderos para observarlo desde lejos, este castillo que tiene 850 años, con su puente empedrado, es ideal para una foto épica para guardar para siempre. A favor de visitarlo en temporada (desde abril hasta noviembre, luego cierra) está que se puede entrar y conocer sus obras de arte y muebles originales; en contra tiene que es realmente muy turístico y se llena de visitantes. Dicen que si vas antes de las 11 de la mañana o después de las tres de la tarde, es mejor.
Reichburg Cochem
Su fecha de nacimiento está ubicada alrededor del año 1000. Aparte de visitas guiadas se puede asistir a la Knights’ Feast, una cena temática medieval con espectáculo incluido. Conviene chequear sus horarios de verano y de invierno y la frecuencia de las visitas guiadas.
Heidelberg
Es una ciudad muy pintoresca, con un centro histórico famoso porque alberga el palacio y la universidad más antigua de Alemania. Su puente viejo, sus jardines y su castillo, son puntos que vale la pena unir a pie para disfrutar distintas vistas.
Schloss Lichtenstein
El original era de 1200 pero fue destruido, el que hoy se puede visitar, fue construido a medidos del siglo XIX. Está erguido sobre una roca blanca y conectado por un puente a un parque verde y florido. No es muy turístico aún, por lo que la visita es relajada, se encuentra lugar para estacionar y se pueden hacer paseos por los alrededores. Tiene un restaurante a pocos metros.
Burg Hohenzollern
Este imponente castillo queda a unos 50 kilómetros de Sttutgart y corona la cumbre del monte con el mismo nombre. Quizá su mayor belleza radica en verlo desde lejos y para eso hay que llegar en coche hasta el hotel Zollersteighof, dejar el auto en el parking gratuito y caminar desde allí unos 20 minutos hasta el mirador que se tiene que buscar en Google Maps como Zellerhornwiese.