La capital uruguaya tiene nuevas propuestas para desayunar, almorzar, tomar café o sumarse a la tendencia del brunch del fin de semana. En los últimos meses, a cargo de jóvenes emprendedores, abrieron Sometimes Sunday, L’Osteria Ciudadela, Asencio Bar,Matute y hasta un bistró llamado Savarin.
L’Osteria Ciudadela
La diseñadora de ropa interior Majo Rey coqueteó durante años con la gastronomía. "Durante ocho años viví entre Francia, Bélgica y Uruguay, porque mi ex pareja era chef y su familia tiene hoteles allá", cuenta Rey. Mucho tiempo después, a raíz de su actual pareja, Federico Acosta, uno de los dueños del contiguo Bluzz Bar, le ofrecieron el espacio que hoy llamó L'Osteria.
Este pequeño local gastronómico, supo ser la primera sede de Futuro Refuerzos y un mostrador de Patagonia. Reformado por el arquitecto Gustavo Bardavid, este kiosco en la calle Ciudadela, una de las más importantes de Montevideo, tiene mucho encanto.
Sobre la propuesta afirma que "mi plan es regenerar la cocina que aprendí, un poco de cocina española, portuguesa, francesa. Me encantó que fuera algo muy chiquitito, donde servir comida rica y generosa, a buen precio y calidad". En L’Ostería no hay menú, porque las recetas salen de lo que Rey encuentra fresco. "Alrededor de 90% de los vegetales son orgánicos, si hay pescado hacemos fish cakes,y casi siempre tenemos falafel, chorizo al vino blanco con habas tonka, pintxos con paté de foie y queso de cabra e higos. Además, tenemos tablas que van rotando", dijo. Entre sus platos más pedidos están los arancini, aceitunas marinadas, una hamburguesa y una empanada de boeuf bourgignon. A la propuesta se suma una lista breve de aperitivos en base a Campari, vermut o Cynar, y una lista grande de vinos locales, elaborados en las cercanías de Montevideo.
Este es uno de esos boliches de buena música y buena mesa a los que se llega a esperar el atardecer, para darle la bienvenida a la noche.
Ciudadela 1188. Miércoles y jueves de 17 a 1 am y viernes a domingo de 12 a 1 am. Precio promedio por persona: AR$ 650.
Asencio Bar
Una tarde, los amigos Juan Francisco Deal, Santiago Doldán y José Luis Bado miraron con cariño la casa de la esquina de Arocena y Mones Roses, en pleno barrio residencial de Carrasco. Estaba tapeada y en alquiler. Así nació la idea Asencio Bar. Después llegó el concepto de un espacio gastronómico de tapeo, tragos, cervezas y vino, enmarcado en un ambiente Art Decó. El arquitecto Sergio Gallo se encargó de tirar paredes de esta casa de familia, para dar espacio a una cocina a la vista y amplio salón. El diseño de interiores, con esa reminiscencia Art Decó estuvo a cargo de Fabiana González, madre de Bado.
Espejos biselados, luminarias retro, banquetas tapizadas en cuero marrón claro, hacen parte de la magia. Los dueños de Asencio no superan los 30 años, y esa juventud le imprime un aire irreverente, descontraído.
La propuesta gastronómica es fuerte en los tragos a base de gin y cervezas artesanales, y el menú acompaña con un tapeo poco ortodoxo. Algunos de los platos fuertes son: bife ancho con huevo de codorniz a la plancha, puré de papa cremoso y salsa criolla; croquetas de carrillera braseada con sofrito de tomate, apenas picante; cebiche con jugo de cítricos, gajos de mandarina, cilantro y chips de boniato; y queso brie envuelto en masa filo con mermelada de frutas de estación. Para los más fieles al recetario ibérico hay huevos rotos con pimientos, y pimientos del piquillo rellenos de atún rojo curado, cebolla colorada y mayonesa de wasabi. Asencio se presenta como un bar de giro osado para el barrio, como sus dueños.
Arocena esquina Mones Roses, Carrasco. Abierto de martes a domingo de 18 a 2 de la madrugada. Precio promedio por persona: AR$ 1.000.
Matute
Federico Amándola es un personaje conocido en la gastronomía uruguaya. Fue durante una década el responsable de los restaurantes Al Forno, primero en Punta del Este y después también en Montevideo. Su cocina es la del fuego de leña. Tras años en la alta cocina, Amándola viró su rumbo para dedicarse a la elaboración de su cerveza artesanal Mist, y construir en torno a la microcervecería un bar llamado Matute. Se puede decir que lo de este cocinero es más que una reconversión una evolución, que acompasa su época.Ubicado en el límite entre el bulliciosos barrio Parque Rodó —donde se congregan la mayoría de los boliches montevideanos hoy— y el Centro, Matute es una pequeña industria con cervezas tiradas de más de 30 picos, de Mist y de otras marcas.
Entre los platos más pedidos están las empanadas de ossobuco, las mollejas al horno de barro, pichos al hierro de vacío y picaña de cordero, y albóndigas de bondiola. Claro que hay platos en base a vegetales y preparaciones más livianas, pero Amándola tiene gran mano para las carnes. De postre, la clásica Némesis de chocolate del maestro Francis Mallmann y una pavlova de maracuyá, son las que más llaman la atención. Para quienes no se animen con las cervezas más corpulentas, en Matute también hay vinos.
Pablo de María 1318. Lunes a domingo por la noche, y fines de semana también al mediodía. Precio promedio por persona: AR$ 800.
Sometimes Sunday
El cocinero colombiano Julián Medina y su esposa, la diseñadora Ana María Quintana, llegaron a Uruguay hace dos años y medio. Sin embargo, Sometimes Sunday nació recién en diciembre de 2018, cuando ella dejó atrás su trabajo en la empresa danesa de muebles Bo Concept para emprender en un espacio para desayunar en la peatonal Pérez Castellano, uno de los puntos más concurridos de la turística Ciudad Vieja montevideana. Cansado de las ollas, en esta propuesta Medina acompaña desde la sala, y para la cafetería se unió el tostador de café Antonio Guitérrez —también colombiano— y más recientemente el chef David Medina (hermano de Julián), que trabajaba en Akrame, una estrella Michelin en París.
Se puede decir que el equipo de Sometimes Sunday es testimonio de la oleada inmigratoria del siglo XXI, que llena de nuevos colores los platos uruguayos. Carnes ahumadas de largas cocciones, huevos con estofado, tostadas francesas, pickles, encurtidos, tostadas con salsa de miso y hasta kimchi forman parte de esta cafetería restaurante de ambiente minimalista.
"No tenemos medialunas porque queremos que la gente se de la oportunidad de probar otras otras", confesó Medina. La apuesta congrega nuevos adeptos todos los fines de semana, tanto locales como turistas, y se ha vuelto un clásico entre cocineros y empresarios gastronómicos, por servir brunch los domingos.
Pérez Castellano 1518. Miércoles a domingo de 9 a 17. Precio promedio por persona: AR$ 480.
Savarin
El cocinero José Pedro Cobas y la pastelera Sofía Rozas abrieron
primero como una rotisería fuera del circuito gastronómico montevideano, y después lo mudaron a Pocitos para convertirlo en un bistró. Ambos se conocieron y formaron en la cocina de Jean Paul Bondoux en
La Bourgogne
, en Punta del Este. Ella es de 17 de Agosto (Puán, provincia de Buenos Aires), y él un montevideano con ganas de mundo. Después de meses de búsqueda, a fines de 2018, Cobas y Rozas encontraron la casa que hoy ocupan. Allí, una simpática puerta ventana azul se abre hacia una cómoda cocina, que detrás esconde un amplio salón comedor. Al final, en un minúsculo jardín que oficia de lucernario, un limonero atrae todas las miradas. En
Savarin
, esta joven pareja, de 32 y 29 años respectivamente, cambia semanalmente, según la disponibilidad de ingredientes.
A veces puede haber dos o tres variedades de pescado, además de un bife ancho con puré de calabaza y champiñones, entraña gruesa braseada con quinoa cremosa, pechito de cordero con puré de boniatos y vegetales glaseados, y lasaña boloñesa. Entre los postres se destacan varias tartas y alfajores caseros, como la de nueces elaborada con un relleno de azúcar morena. Alejado de la ajetreada Ciudad Vieja o Parque Rodó, y abierto sólo al mediodía, el secreto de este restaurante es que a Savarin se llegará casi sólo por referencia.
Maldonado 2370, Pocitos. Lunes a sábado de 11 a 18. Precio promedio por persona: AR$ 600.
Marcela Baruch Mangino
LA NACION