Son joyas de la arquitectura barroca con una decoración cargada de detalles exuberantes. Por el momento en que fueron erguidas, por sus dimensiones, sus frescos y el material que albergan, remiten a épocas imperiales de grandiosidad.
Salones bellísimos que supieron ser centros de las ciencias y el saber hasta los que se acercan miles de turistas. Se mueven despacio, en silencio, y se quedan embelesados sin acreditar del todo si lo que tienen frente a sus ojos es real.
Lugares sin tiempo, con algo de fantástico y mucho de esplendor en el que el clima es casi místico, fuera de cualquier realidad.
1) Biblioteca Nacional Austríaca
Viena, Austria
Es la biblioteca barroca más antigua de Europa y resulta difícil imaginar que Prunksaal, su imponente sala principal, supo ser solamente un salón más dentro del Palacio Imperial de la familia Habsburg.
El Emperador Carlos VI - homenajeado con una estatua tamaño real dentro de la biblioteca - mandó construir esta joya de la arquitectura profana del barroco entre 1723 y 1726 al arquitecto de la corte, Fischer Von Erlach. Fue Joseph Manuel Fischer von Erlach, hijo de Fischer y también arquitecto, quien supervisó la finalización de las obras inacabadas de su padre, hacia 1737.
La Prunksaal mide más de 77 metros de largo, ocupa todo el frente de la Josefsplatz y alberga 2 millones de valiosos ejemplares entre libros, manuscritos, partituras y mapas.
Los frescos de los techos son obra del pintor de la Corte, Daniel Gran. Los hay de temas profanos y bélicos en un sector y vinculados a la paz en otro, y el fresco de la cúpula, de casi 30 metros de altura, representa la apoteosis de Carlos VI. Estantes de madera de nogal, paneles de madera tallada y las columnas de mármol completan la majestuosidad del salón.
2) Biblioteca del Trinity College
Dublín, Irlanda
La Sala Larga (Long Room) es la sala principal de la biblioteca ubicada dentro del Trinity College de Dublín y donde se resguardan los libros más antiguos. Son 200.000 libros que se disponen a lo largo de 65 metros de estanterías, en un orden perfecto e impoluto, embriagado de olor a madera. La biblioteca, construida entre 1712 y 1732, tiene la mayor colección de manuscritos y libros impresos en Irlanda y en Gran Bretaña.
En la actualidad hay más de tres millones de libros repartidos en ocho edificios, como resultado de todas las obras que se publican en Irlanda y Gran Bretaña, de las que esta universidad recibe, desde 1801, un ejemplar de cada una. En el centro del recinto, una sucesión de vitrinas permite arrimarse a ejemplares afectados por el tiempo.
Trinity es la universidad más antigua de Irlanda (1592) y está en pleno centro de Dublín, en un campus de 19 hectáreas. Fue la reina Isabel I quien estableció que se construyera aquí, sobre un monasterio agustino, un espacio en el que ahora se mueven 15 mil estudiantes. Al principio, aquí sólo acudían hijos de familias protestantes y desde 1793 se admitió el ingreso de católicos, actitud ecuménica que dio lugar a trazar un camino histórico de diversidad posible, rico en mentes brillantes y en nombres hoy célebres en el universo de las letras, como Samuel Beckett y Oscar Wilde, entre otros.
3) Biblioteca Joanina
Coimbra, Portugal
La antiguamente llamada Casa de la Librería fue construida entre 1717 y 1728 y luego se llamó Biblioteca Joanina en homenaje a su patrono, el rey D. Juan V, de quien cuelga un inmenso retrato en la última de las tres salas que se suceden en el interior.
Las salas están conectadas entre sí por arcos idénticos y decoradas con motivos chinos en dorado y muebles de maderas exóticas orientados hacia el gran retrato del Patrono, que funciona como punto de fuga o como una suerte de altar. Su diseño exterior se asemeja a un gran paralelepípedo con una monumental puerta de estilo barroco, con columnas jónicas y un gran escudo real.
Las salas interiores conservan ejemplares de los siglos XVI, XVII e XVIII, que representan una muestra de lo mejor que se producía en la Europa culta de aquellos tiempos.
Para preservar esa rica colección de la degradación por humedad, temperatura e insectos, la biblioteca cuenta con robustos estantes de madera de roble difíciles de penetrar. Al combate diario para conservar los libros, se suma una colonia de murciélagos que, durante la noche, se alimenta de insectos y mantienen los libros a salvo. Para cuidar las instalaciones de estos mamíferos, todos los días, al cerrar la biblioteca, se cubren las mesas de madera con mantas de cuero.
4) Biblioteca de la Abadía de San Galo
San Galo, Suiza
Una de las cosas más lindas e increíbles de este espacio de estilo barroco es que invita a pasar una tarde de lectura entre sus añosas paredes. Esta antiquísima biblioteca fue erguida en el siglo VIII junto a La Abadía de San Galo, que fue durante muchos siglos una de las principales abadías de la Orden Benedictina.
Junto a la abadía creció la biblioteca y pronto el lugar cobró fama por su colección de manuscritos y escritos y se estableció como un centro de ciencias y cultura en el siglo X.
Hoy, no es solo la biblioteca más antigua de Suiza, sino que también es conocida por albergar una de las colecciones más grandes del mundo en la que se encuentra material de doce siglos, como códices del Medievo, placas de marfil esculpidas y encuadernadas, el diccionario de alemán más antiguo que se conserva, partituras musicales escritas con neumas (notas primitivas) y hasta el primer ejemplar de un plano arquitectónico del propio monasterio dibujados en tinta roja sobre un pergamino, que nunca se usó.
Y, además, es una librería pública de la que se pueden tomar prestados ejemplares impresos luego del 1900, mientras que los más antiguos solo se pueden usar en la Sala de Lectura. En 1983, la biblioteca, sus más de 160.000 manuscritos y el monasterio fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
5) Klementium – Biblioteca Nacional
Praga, República Checa
El complejo Klementinum- mayor complejo arquitectónico de la ciudad, luego del Castillo de Praga - en el que se encuentra la Biblioteca Nacional, está junto al puente de Carlos, emblema de la capital checa, ubicado en el corazón de su centro histórico.
Desde el siglo XVI, el complejo fue ocupado por los jesuitas, que durante casi dos siglos construyeron en la zona, hasta que fueron expulsados en el siglo XVIII. La biblioteca abrió en 1722 como parte de la universidad Jesuita dentro del predio. En sus infinitas estanterías y entre los frescos de Jan Hiebl en el techo y la colección de globos terráqueos y astronómicos de los jesuitas, alberga más de 20.000 volúmenes entre libros y manuscritos.
Tras la expulsión, Klementinum pasó a ser sede de la Biblioteca Imperial, hasta que en 1781 se sentaron las bases para la Biblioteca Nacional de Praga, al establecerse una colección de literatura escrita en checo. Recientemente, la biblioteca le brindó libros históricos a Google para su digitalización. Al terminar el proceso, podrán encontrarse en Google Books.
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