Ya está disponible en la Argentina Threads, la app con la que Mark Zuckerberg quiere destronar al Twitter de Elon Musk
Ya se puede usar Threads, el clon de Twitter que se basa en la plataforma de Instagram, y que permite publicaciones en tiempo real; está disponible para el iPhone y para Android
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Primero iba a ser el jueves 6 de julio a las 11 am. Finalmente se adelantó para hoy a las 8 pm (hora local) el debut de Threads, la app de Meta que ya está disponible en la Argentina y con la que Mark Zuckerberg y Elon Musk se juegan su futuro como referentes del mundo de las redes sociales,. En posiciones antagónicas, claro, como las que se pueden transformar en realidad si se lleva a cabo el inesperado desafío que se hicieron hace unos días: encontrarse en un ring para una pelea de artes marciales mixtas. De veras.
¿Qué tiene que ver el Octógono de Las Vegas, el ring donde se podrían encontrar Musk y Zuckerberg para agarrarse a trompadas, hombres grandes los dos, padres de familia y más relacionados con la alta tecnología y sus fortunas fabulosas que con las piñas y las patadas? El desafío surgió hace dos semanas, cuando arreciaban los rumores de que Meta, la compañía de Mark Zuckerberg (fundador de Facebook, dueño de Instagram y de WhatsApp, enamorado no correspondido del metaverso) se aprestaba a lanzar una plataforma para competir con Twitter, aprovechando que Elon Musk (mandamás de Tesla y SpaceX, y dueño a disgusto de Twitter desde octubre del año pasado) estaba en aprietos tratando de ordenar ese manicomio de tuiteros.
Cómo es Threads, el clon de Twitter
El clon de Twitter, lo sabemos ahora, se llama Threads (es decir, “hilos”, en inglés, en referencia a las cadenas de tuits “enhebrados” que son un clásico de Twitter). Está disponible desde hoy en más de 100 países (incluyendo la Argentina) con aplicaciones para iOS y Android. No tiene, todavía, una versión web. Y si bien usa a Instagram como punto de partida, es una plataforma independiente (es decir, no obliga a seguir a los contactos que teníamos en esas plataformas). Tampoco está en Europa de momento: deben adaptar la aplicación para cumplir con las leyes de datos europeas.
Para usar Threads alcanza con loguearse con la cuenta de Instagram, lo que permitirá tener el mismo nombre de usuario (esto no es obligatorio). Nos ofrecerá seguir a los contactos que teníamos en Instagram, pero no es obligatorio. La gente que nos siga tampoco se sumará a nuestro Instagram: son dos plataformas independientes.
Los posteos de Threads (no tiene, todavía, un verbo derivado de un sustantivo como tuitear o instagramear) tienen un límite de 500 caracteres y pueden incluir enlaces, fotos y videos de hasta 5 minutos de duración. Y por supuesto se puede compartir en la cuenta de Instagram como historia, o como enlace en otra plataforma.
La lista de contenido en tiempo real de en Threads incluye publicaciones de otros usuarios, y contenido nuevo recomendado, como las demás redes sociales modernas. Las publicaciones se pueden comentar o recircular (lo que en Twitter sería el retuit, o RT), republicándolas en nuestro perfil.
Es posible seguir a alguien, bloquearlo o restringir su visibilidad; también, controlar quién nos menciona o quién responde a una publicación, y filtrar respuestas por palabras clave, como en Instagram. Los menores de 16 años (o de 18, en algunos países) tendrán la cuenta como un perfil privado en forma automática; la app aprovecha varias de las herramientas que ya tiene Instagram para gestionar el contenido y mantener la privacidad de los usuarios.
La promesa de la descentralización
La mecánica de uso es muy similar a la de Twitter, aunque con algunos cambios (de la misma forma que las historias de Instagram tienen un formato similar a las de Snapchat, su creadora). Es una plataforma de publicación de contenido, donde lo que prima es el texto. “Threads ofrece un espacio nuevo e independiente para actualizaciones en tiempo real y conversaciones públicas” -dice Meta en un comunicado-. “Estamos trabajando para que Threads sea compatible con las redes sociales abiertas e interoperables que creemos pueden moldear el futuro de Internet”, agrega, prometiendo que será compatible con ActivityPub, un estándar abierto para redes sociales, que permitirá publicar en o ver contenido de otras redes descentralizadas como Mastodon o Bluesky. Un poco como hoy funciona el correo electrónico, que puede ir de proveedor de servicio a otro sin inconvenientes, Threads permitirá, en algún momento, interactuar con un posteo hecho en Mastodon, Bluesky, Wordpress u otra plataforma de publicación de contenido, y viceversa. A esa “federación” de fuentes de contenido, de redes sociales interoperables, se le llama “fediverso”.
“Nuestra visión con Threads es tomar lo que Instagram hace mejor y expandirlo a texto, creando un espacio positivo y creativo para que expreses tus ideas. Tal y como pasa en Instagram, con Threads puedes seguir y conectar con amigos y creadores quienes comparten tus intereses, incluyendo las personas a las que sigues en Instagram y más allá,” aclara la compañía, marcando una ventaja relativa que Threads tendrá sobre otras plataformas que intentan competir con Twitter: una gigantesca base de usuarios potenciales, lo que haría más fácil replicar la estructura de seguidores y seguidos.
El desafío para Mark Zuckerberg (y para Elon Musk)
La apuesta por parte de Meta es enorme. La compañía tiene a tres de las plataformas más populares del mundo, Facebook, Instagram y WhatsApp; todas muy exitosas (Facebook tiene 3000 millones de usuarios, lo que es un número demencial) pero ninguna, como tampoco lo lograron TikTok o YouTube, se acerca ni un poco a Twitter en cuanto a centralidad del “pulso” online. Twitter es el epítome del tiempo real, es el ágora digital, la plaza del pueblo virtual que encandiló a Elon Musk, el lugar donde te enterás de lo que está pasando online, en buena medida porque la proporción de personas que tienen cuenta allí y que también se dedican a la política, al periodismo o a los negocios es altísima.
Y Twitter tiene, en el mejor de los casos, 350 millones de usuarios. Instagram tiene más de 2000 millones. El potencial es enorme, aunque no necesariamente alguien que esté en Instagram querrá o podrá replicar el grafo social, esa curación de seguidos y seguidores que tenía en Twitter (tendemos a seguir gente muy diferente en cada plataforma, porque solemos usarla con diferentes intenciones). Además, para la enorme mayoría de los usuarios, Twitter funciona, por más que el motor esté traqueteando mucho más que antes: Threads llega cuando Twitter anda mal... pero se puede usar. Salvo por algunas molestias puntuales recientes (y por el no menor cambio en la visibilidad de los tuits), el grueso del funcionamiento sigue siendo el mismo que antes de la llegada de Elon Musk: hay descontento, pero el éxodo no es masivo (no por ahora, al menos). Zuckerberg deberá jugar al largo plazo.
Así que para Zuckerberg triunfar con Threads (es decir, desplazar a Twitter, o frenar su crecimiento y robarle protagonismo, como hizo con las Historias cuando Snapchat parecía imparable, en 2016) sería una victoria clave. Lo transformaría en el rey casi absoluto de las redes sociales (salvo esa isla llamada TikTok), lo pondría en una posición aún más central como “el que le da voz a las masas”, y de paso traería un éxito que está necesitando, ahora que los mejores años de Facebook parecen haber pasado, que Instagram y WhatsApp maduraron y dominan sus espacios sin contrincantes (y ya sin demasiado margen para crecer), y mientras que su apuesta a todo o nada por el metaverso, que hizo hace un año y medio, sigue por ahora está más cerca del nada (y a un costo financiero altísimo: más de 13.000 millones de dólares invertidos en 2022).
La omnipresencia de Zuckerberg es el argumento que Musk usa para criticar a Threads: si eventualmente reemplaza a Twitter, Meta sería una empresa aún más poderosa de lo que lo es hoy. La contrapropuesta de Zuckerberg está en su descentralización, en la compatibilidad (teórica, por ahora) con un protocolo que debería permitir a alguien tener una cuenta por fuera de Threads (en otra plataforma), pero aún así participar de las conversaciones que se generen allí. Twitter es lo contrario: a su centralismo original, Musk ahora le agregó más limitaciones para compartir contenido por fuera de la plataforma, y creó un servicio de dos velocidades con usuarios pagos que tienen ventajas en la visibilidad de sus publicaciones, etcétera.
Todo esto, por supuesto, es potencial. El crecimiento de Threads, si lo tiene, difícilmente será explosivo: incluso si es una versión mejorada de Twitter, es tan solo eso. Es raro que las plataformas mueran de un día para el otro y Threads no tiene, por ahora, ninguna función revolucionaria que haga obsoleto a Twitter (o que esta plataforma no pueda replicar). Y Twitter, mal que mal, sigue en pie. Elon Musk y Linda Yaccarino, la flamante CEO de Twitter, deberán ganar tiempo mientras intentan hacer crecer las finanzas de la compañía (que vale hoy un tercio de los US$ 44.000 millones que pagó Elon Musk en octubre, y tiene deudas por más de US$ 12.000 millones), y evitar que Threads se quede con parte del paquete publicitario con el que contaban. Es un lujo que no se pueden permitir.