Vos podés cambiar la industria tecnológica si optás por un consumo ético
Ser un consumidor de tecnología nunca había provocado tanto pesar como ahora. ¿Qué podemos hacer al respecto?
Es la pregunta del año, después de que muchos de los gigantes tecnológicos quedaron atrapados en un escándalo tras otro o fueron expuestos por haber cometido males supuestamente necesarios para ofrecer los productos y servicios que disfrutamos con tanta dicha.
Como aquellas entregas instantáneas de Amazon: vaya que son prácticas, pero los empleados que trabajan en los almacenes de Amazon ubicados en Europa vivieron el otro lado; durante el fin de semana de compras del Viernes Negro se manifestaron al describir sus condiciones laborales como inhumanas.
Tal vez hayas consideradoeliminar Facebook después de que la red social confesara que Cambridge Analytica, una consultoría política, había obtenido la información de millones de usuarios de forma inapropiada. Si eso no te convenció, tal vez sí lo hizo la filtración de datos de millones de cuentas de la red social.
Google también fue criticada —por sus propios empleados— debido a un proyecto para desarrollar una versión censurada de su motor de búsqueda para China y por denuncias de que protegió a ejecutivos que fueron acusados de acoso sexual.
Romper el círculo del mal comportamiento
Todo este círculo de mal comportamiento se cierra contigo. Somos los compradores, los usuarios y los fanáticos de los productos y servicios quienes hacemos prosperar a las grandes empresas tecnológicas.
Así que, ¿qué podemos hacer para volvernos consumidores más éticos?
"Creo que es una pregunta con mucho poder", opinó Jim Steyer, director ejecutivo de Common Sense Media, una organización sin fines de lucro que se enfoca en el impacto que tiene la tecnología en las familias. "Es un momento muy importante en el que el comportamiento de los consumidores puede tener un impacto transformador".
Conversé con una amplia gama de personas —especialistas en ética, activistas, ambientalistas y más— sobre la forma en que como consumidores de tecnología podemos recobrar poder y ser socialmente responsables. Coincidieron en lo siguiente.
Cuando la tecnología te perjudica, una de las maneras más poderosas de protestar es llevar tu dinero a otra parte y pedirles a tus amigos y tu familia que hagan lo mismo.
En 2017, cientos de miles de clientes abandonaron Uber por otras alternativas, como Lyft, después de que la empresa de transporte particular se involucró en muchos escándalos, entre ellos, las muchas acusaciones de haber mirado hacia otro lado ante casos de acoso sexual. Esa decisión se convirtió en un movimiento conocido como #DeleteUber (borra Uber). Este 2018, las personas frustradas con Facebook formaron parte de una campaña llamada #DeleteFacebook (borra Facebook).
El impacto financiero de estas acciones tal vez no haya sido inmenso. Uber sigue creciendo (aunque también ha perdido dinero) y ya tiene planes para una oferta pública inicial de sus acciones. Facebook ha informado de un aumento en sus ganancias, aunque ha disminuido el crecimiento de sus usuarios.
A pesar de lo anterior, Steyer destacó que perjudicar una marca puede tener muchas repercusiones porque motiva a la empresa a cambiar su comportamiento. Ante presiones enormes, tanto Uber como Facebook han modificado algunas de sus prácticas y se han comprometido a realizar mejoras.
"A veces, la vergüenza es una de las herramientas más importantes en tu arsenal", aseguró Steyer.
También podemos tomar un camino menos frecuente: dedicar nuestra información y nuestro dinero a productos creados por proveedores con más ética.
Muchas personas tienen dudas sobre borrar Facebook porque hacerlo se siente como una acción nimia. Facebook es un lugar donde hay de todo: se pueden descubrir actividades locales, leer las noticias, ver videos y permanecer conectado con los amigos y la familia. La empresa también es dueña de Instagram y de WhatsApp, dos de los servicios más grandes de fotos compartidas y mensajería, respectivamente.
Desconectarte de Facebook es engorroso pero no imposible. Y aceptar el desafío de encontrar alternativas es un ejemplo de cómo la gente puede renunciar a su conveniencia a cambio de un empoderamiento individual, a decir de Shahid Buttar, director para activismo comunitario de la Electronic Frontier Foundation, una organización sin fines de lucro que defiende los derechos digitales.
No hay un remplazo directo de algo tan práctico como Facebook. Sin embargo, Buttar recalcó que hay opciones para ir parte por parte. Entre estas están: usar un lector RSS, una herramienta de software que brinda una amplia gama de fuentes de noticias que se organizan por sí solas; enviar mensajes con un servicio como Signal, un software de código abierto, y buscar eventos en servicios de organización de actividades, como Meetup.
Se puede usar la misma estrategia con Google si te inquieta la conducta de la empresa. Aunque Google ofrece un amplio paquete de servicios web —entre ellos noticias, correo electrónico y mapas—, sí hay alternativas para cada uno de esos productos.
Puedes hacerle un favor al mundo si consumes de manera menos acelerada.
Un ejemplo claro: cuando hagas un pedido en Amazon u otro minorista en línea, pensá dos veces antes de optar por la entrega para el mismo día o la mañana siguiente, aunque sea gratuita. Además del costo humano que implica el servicio de entrega rápida —en las tiendas de telefonía Verizon ha habido reportes de abortos espontáneos sufridos por trabajadores de sus almacenes—, hay un impacto ambiental.
Un envío rápido llega a requerir el uso de muchos vehículos y de varias instalaciones antes de llegar a tu puerta. Así que haz una pausa y pregúntate si en realidad necesitas mañana ese teléfono inteligente o esa vela aromática. Si puede esperar, elige una entrega sin prisas, la cual podría tardar más o menos una semana.
Podés reducir más tu impacto ambiental si disminuís la frecuencia con la que cambiás tus dispositivos tecnológicos. Esto se puede lograr si le das mantenimiento regular a los dispositivos, entre ellos los teléfonos inteligentes, las computadoras portátiles y las tabletas.
Vincent Lai, quien trabaja para Fixers’ Collective, un club social en Nueva York donde arreglan dispositivos viejos, aseguró que las personas pueden tener más control sobre su vida tecnológica si reparan, dan mantenimiento y modifican sus productos, para escapar del ciclo de renovación que imponen las empresas tecnológicas.
Por ejemplo, cuando parezca que tu teléfono inteligente está más lento, tomá medidas para volverlo más veloz, como borrar algunas fotos y aplicaciones con el fin de eliminar espacio de almacenamiento, así como remplazar una batería vieja o reinstalar el sistema operativo.
"Una de las cosas que puedes hacer para ser más responsable es ser un mejor dueño de tus cosas", comentó Lai.
El escándalo que ocurrió con Cambridge Analytica deja en claro la responsabilidad que tenemos de pensar en los demás, no solo en nosotros mismos, al momento de utilizar la tecnología.
Cambridge Analytica trabajó con un investigador que distribuyó una aplicación de cuestionarios a unos 270.000 estadounidenses por medio de Facebook. La gente que respondió compartió inadvertidamente los datos sobre todos los amigos que tenía en la red social. Como resultado, se recolectó la información personal de 87 millones de personas, que fue usada para realizar perfiles de votantes y para enviar mensajes políticos focalizados.
Se pudo haber evitado la divulgación de datos de millones de esas personas si los usuarios de Facebook hubieran estado al tanto de la configuración de privacidad de su cuenta. Una configuración que ahora está fuera de servicio se llamaba "Aplicaciones que usan otras personas", la cual controlaba la información que tus amigos podían compartir sobre ti al usar aplicaciones de terceros en la red social, como tu cumpleaños o tu ciudad de residencia.
En otras palabras, si la gente hubiera desactivado "Aplicaciones que usan otras personas", es probable que Cambridge Analytica no hubiera podido recolectar los datos de tantos de sus amigos. Aun es más importante el hecho de que si las personas que respondieron hubieran estado conscientes de que existía la posibilidad de compartir esa información posiblemente no habrían participado.
Sin embargo, ¿cómo puedes ser más consciente de tus acciones cuando la tecnología es tan confusa?
La educación es la clave. Por ejemplo, la Electronic Frontier Foundation tiene una red de 85 agrupaciones aliadas que realizan talleres por todo Estados Unidos sobre temas como la privacidad digital y la protección de datos. (En México, puedes recurrir a organizaciones como R3D o en Colombia a Red para Todos. En toda América Latina opera la organización Derechos Digitales).
Además, muchos foros y publicaciones en línea monitorean y debaten estos asuntos.
En conclusión, no estás solo. Si una empresa no te brinda facilidades para que tus amigos y tú se sientan seguros mientras se mantienen en contacto, la puedes dejar.
"Si en verdad te incomodan los valores de una empresa, no uses sus productos", aseveró Steyer.