Una falla en AWS, el servicio de hosting de Amazon, dejó sin servicio a buena parte de internet, incluyendo a LA NACION
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Una falla general en un servicio de Amazon, llamado Web Services, dejó sin funcionamiento a una parte importante de internet durante el día de hoy, luego de que quedaran fuera de servicio sus servidores en la Costa Este de Estados Unidos, una falla que la compañía fundada por Jeff Bezos recién pudo comenzar a resolver después de varias horas.
Entre los afectados estuvieron servicios de streaming como Prime Video y Disney+, la app de citas Tinder, juegos como el League o Legends o el Valorant, decenas de sitios de noticias como el de LA NACION, que usan ARC, un servicio de publicación de noticias provisto por el Washington Post, y que se almacena en Amazon Web Services (AWS).
También afectó a las operaciones de logística de la propia Amazon en una fecha sensible, cercana a las Fiestas, y dificultó la capacidad de la compañía de diagnosticar los problemas que estaba sufriendo, algo similar a lo que le ocurrió a Facebook a principios de octubre último.
La caída estuvo localizada en la costa Este de Estados Unidos, pero afectó a usuarios de todo el planeta, tanto en América latina como en Europa y Asia, ya que sus computadoras, aplicaciones o dispositivos no pudieron acceder a la información que necesitaban para funcionar correctamente. De hecho, la caída fue tan severa que varias horas después de identificado el problema la compañía decía en su sitio de reportes de situación que no tenía un horario estimado para la resolución del problema, que comenzó a estabilizarse en el atardecer argentino.
Las fallas en los servicios almacenados en los servidores de Amazon comenzaron a reportarse en el mediodía local, en la medida en que los usuarios se encontraron con sitios y servicios inaccesibles; Amazon confirmó la falla, y al rato explicó que había encontrado la raíz del problema y que estaba trabajando para solucionarlo, aunque sin dar mayores detalles, algo usual en este tipo de caídas generales de servicio. Es probable que entre el miércoles y el jueves brinde más explicaciones a los miles de clientes que tiene en todo el mundo sobre el porqué de la caída del martes.
AWS es el mayor servicio de hosting de sitios de terceros del mundo; tiene el 32 por ciento del mercado y compite con ofertas similares de Google y de Microsoft. Y lo que ofrece es la infraestructura, de primer nivel y distribuida por todo el planeta, para que otras compañías almacenen allí sus sitios, con la promesa de que estarán siempre disponibles. Hacer funcionar un sitio sobre AWS (o sobre los servicios de nube de sus competidores) es más económico que montar un servidor propio, por lo que muchísimas compañías delegan en Amazon esa tarea.
Se les llama “servicios en la nube”, pero no son más que servidores conectados a internet, pero con una particularidad: por su tamaño descomunal, constituyen una parte cada vez más grande de internet misma y de sus infraestructura de conectividad.
En los últimos años, los servicios de Amazon, Google, Microsoft han ganado terreno sobre ofertas más pequeñas, transformándose en verdaderos gigantes del almacenamiento online; tienen el 70 por ciento del mercado entre las tres. Contratar a estas compañías (y otras similares; hay muchísimas) reduce el costo de poner un sitio o un servicio en línea, y de enfrentar un crecimiento inesperado de tráfico, pero también amplía los efectos negativos cuando estos servicios tienen una falla, sobre todo porque tienen un funcionamiento cada vez más automatizado, lo que dificulta el diagnóstico y la resolución de los problemas masivos.
En noviembre de 2020 la compañía ya había sufrido una falla similar. Y en junio de este año fue Fastly, una empresa global de distribución de contenidos que hace copias de sitios web y servicios de streaming y las distribuye en varias partes del mundo para facilitar su acceso, la que tuvo fallas en su servicio y dejó a media internet sin conexión. En octubre fue Facebook la que tuvo problemas, pero no pudo culpar a nadie más que a sí misma: Facebook es tan grande que tiene su propia nube de servidores.
De hecho, así es como nació AWS: Amazon invertía en servidores para abastecer a su tienda electrónica, pero fuera de las épocas con picos de ventas, muchos de esos servidores estaban ociosos; por eso en 2006 la compañía comenzó a alquilarlos; con ese dinero podía invertir en más y mejores servidores, que beneficiaban a sus propios servicios. Hoy AWS contribuye al 12 por ciento de la facturación de Amazon, y es una pieza fundamental en sus proyectos.
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