Una cámara que nunca pierde el foco busca su lugar en el mundo
A pesar de contar con una novedosa función para registrar imágenes digitales, la cámara Lytro Illum debe liderar la implementación de una prometedora tecnología con los desafíos que enfrentan los fabricantes de hardware
En 2006, Ren Ng, un estudiante de posgrado de Stanford, publicó una tesis doctoral bosquejando una tecnología revolucionaria en fotografía que casi parecía una ilusión.
Ng analizó una manera de captar fotografías cuya área de foco podría modificarse luego de tomada la imagen. Se podría tomar una foto de dos personas, una en primer plano y otra en un plano posterior, y luego cambiar el foco entre los dos sujetos como si uno estuviese dirigiendo una película de terror artística.
La idea de Ng, fotografía digital de campo lumínico, se convirtió en una sensación instantánea en Silicon Valley, atrayendo decenas de millones de dólares de algunas de las principales firmas inversoras del sector. En 2012 la firma de Ng, Lytro, introdujo su primera cámara de campo de luz con excelentes críticas. Cuando la cámara se puso en venta por 399 dólares muchos clientes la compraron sin verla.
Pero entonces la fortuna de la compañía comenzó a complicarse. La primera cámara de Lytro mostró varios problemas que la hacían inadecuada para el uso cotidiano. Su pantalla era diminuta, su software complicado y a muchos usuarios les resultaba difícil componer tomas que aprovecharan plenamente su capacidad de cambio de foco. Lytro también se vio superada por las mejoras significativas en las cámaras de los teléfonos inteligentes y el auge de aplicaciones de fotografía social como Instagram, que juntas han acabado con el mercado de pequeñas cámaras de este tipo. Por cierto, algunos de los teléfonos caros de hoy -como el Galaxy S5 de Samsung- copia el truco de re-enfoque de Lytro.
Esta semana Lytro comenzará a entregar una nueva cámara, un modelo grande, que cuesta 1499 dólares, y que apunta a fotógrafos serios. He estado usando la Illum por unos días y encontré que, al igual que la primera cámara de Lytro, la nueva es una maravilla de tecnología de imagen que también tiene algunos problemas.
La Illum es un lindo dispositivo para gente interesada en componer cuidadosamente tomas creativas que se beneficiarían de la capacidad de la cámara de cambiar de foco o perspectiva. Si bien es posible hacer algunas tomas increíbles con la Illum, la cámara requiere acostumbrarse y no es para cualquiera, probablemente ni siquiera para la mayoría de los fotógrafos profesionales.
Cómo se comporta una imagen capturada por una cámara Lytro
Pero pese al púbico limitado, la Illum sigue siendo un dispositivo interesante porque la tecnología que contiene podría tener implicancias de largo alcance para la fotografía. Si el dispositivo se vende bien y garantiza la prosperidad a largo plazo de Lytro, la tecnología de campo lumínico de la compañía podría cambiar la manera en que hacemos películas, mejorar los dispositivos médicos de imágenes y reducir radicalmente el precio de la mayoría de las cámaras y lentes profesionales
Todo eso representa muchos interrogantes. Junto con Nest (que fue adquirida por Google este año), Jawbone, Oculus (ahora propiedad de Facebook), Sonos y Pebble, Lytro es parte de un resurgimiento de las firmas cuyo objetivo primario es producir productos físicos. Pero su historia reciente ilustra los desafíos que enfrentan compañías de hardware nuevas.
"Es mucho más complicado que en el caso de una compañía de software en términos de la cantidad de cosas que pueden salir mal" dijo en una entrevista Ben Horowitz, uno de los fundadores de Andreessen Horowitz, una firma de capital de riesgo, e inversor en Lytro, Oculus y Jawbone. "Lytro tiene una oportunidad muy pero muy grande de cambiar el mundo, pero termina habiendo todo tipo de desafíos en ese camino. Eso es debido a que el hardware es simplemente difícil".
Es mucho más complicado que en el caso de una compañía de software en términos de la cantidad de cosas que pueden salir mal, dijo en una entrevista Ben Horowitz , uno de los fundadores de Andreessen Horowitz e inversor de Lytro
Se puede dividir la industria de tecnología en dos denominaciones principales: compañías que producen código y compañías que producen dispositivos. Durante gran parte de las últimas tres décadas el software -hacer código- ha sido la parte más atractiva de la industria porque el software tiene propiedades mágicas para los negocios. Una compañía puede escribir el código una vez y hacer copias casi sin costo adicional, lo que se traduce en ganancias inmensas y modelos de negocios nuevos (como los de publicidad o suscripciones). Debido a que el software puede ser actualizado a distancia, también da más margen de tolerancia que el hardware; si uno comete un error con su aplicación simplemente puede enviar una actualización.
El software también puede crear negocios impulsados por los así llamados efectos de red. Cuanta más gente usa su software, tanto más útil se vuelve para otros usuarios, lo que lleva a un crecimiento increíble, basta ver el Windows de Microsoft, el motor de búsquedas de Google, Facebook y el sistema operativo Android, cada uno de los cuales cuenta con más de mil millones de usuarios.
Pero a fines de la década de 1990, para el momento en que Steve Jobs volvió a Apple, el cálculo comenzó a modificarse. El auge de la industria manufacturera asiática permitió a nuevas firmas de hardware estadounidenses reducir los costos de producción a través de la tercerización. Jobs también demostró que cuando una compañía diseña todos los componentes de un dispositivo puede crear productos radicalmente innovadores por los que los clientes están dispuestos a pagar una prima inmensa.
Se podría argumentar que Apple es una excepción en el negocio del hardware. La mayoría de las compañías que fabrican dispositivos no obtienen demasiadas ganancias e incluso las que sí lo hacen, como Samsung, tienen que luchar constantemente para mantener sus márgenes. Pero este récord negativo no ha disuadido a una serie de firmas nuevas de tratar de copiar el éxito de Apple.
"Apple ha mostrado como crear sucesivas categorías nuevas de éxitos de hardware y contar con una estructura de grandes márgenes de ganancia" dijo Jason Rosenthal, que el año pasado asumió el cargo de CEO abandonado por Ng (Ng sigue siendo el presidente ejecutivo de la compañía.) "Es lo que aspiramos a hacer".
En muchos sentidos, Lytro muestra las nuevas posibilidades para producir hardware. Si bien la compañía es diminuta, con 85 empleados, ha logrado convencer a algunos de los de los mayores fabricantes de tecnología del mundo de proveer componentes para su cámara.
La Illum tiene un pocesador móvil poderoso fabricado por Qualcomm, e incluye una lente hecha a medida de las especificaciones de Lytro. El procesador veloz es lo que permite contar con uno de los mejores recursos de la cámara, un sistema que muestra en tiempo real qué área de la foto puede ser re-enfocada. En la anterior cámara de Lytro había que manejarse con la intuición.
Pero la Illum también muestra los aspectos económicos peligrosos del negocio del hardware. La planificación de la Illum comenzó hace años. Si la cámara no le sirve a los usuarios, o se ve afectada por un problema serio de software, como sucedió con ciertos productos de Nest y Jawbone, el futuro de Lytro podría ser incierto. "La experiencia pone los nervios de punta" dijo Rosenthal.
Aún así, Lytro dice que la Illum no es la corporización final de su tecnología, sino más bien un paso más en el camino hacia demostrar las posibilidades de su nuevo tipo de fotografía.
En la cámara digital tradicional, un sensor recoge información de dos puntos respecto de la luz que le llega: su color y su luminosidad. Una cámara de campos lumínicos puede captar mucha más información, incluyendo datos respecto de la dirección en la que los rayos de luz atraviesan una escena.
Esta información direccional permite a la cámara de campo de luz mejorar su desempeño y reducir costos comparado con otras cámaras. Por ejemplo la Illum incluye un lente con un rango de zoom muy amplio -puede tomar imágenes con una distancia focal de 30 milímetros hasta 250 milímetros- pero su apertura máxima se mantiene constante (en f/2.0) en ese rango.
En una cámara tradicional es casi imposible encontrar una lente con un rango tan amplio y una apertura constante. Las que más se acercan, como la lente de Canon f/2.8 con un rango de zoom de 70-200 mm, tienen rangos menores y aperturas menores, y son mucho más caras. La lente Canon se vende por 2499 dólares.
Según Horowitz, las pre-ventas de la Illum han sido buenas.
"Basado en lo que han vendido ya, es probable que este año salgamos hechos", dijo. "Pero en general siempre está este problema con una compañía de hardware. Si se crea un producto que no vende es un gran problema. En particular si uno fabricó muchos".
Traducción de Gabriel Zadunaisky
The New York Times