Un trompo, la solución japonesa para tener gravedad terrestre en la Luna
Lunar Glass es la propuesta de una universidad japonesa para simular la gravedad terrestre en una base lunar
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Vivir en la Luna es una de las grandes apuestas de la humanidad para los próximos años. Y no hablamos de un despiste generalizado, claro, sino de lograr que haya gente viviendo en suelo lunar en forma más o menos permanente, con Marte como siguiente escalón. Una base lunar habitada es la clave del proyecto Artemisa de la NASA para los próximos años, pero también el foco de atención de otras agencias espaciales.
Los desafíos son enormes: ¿cómo obtendrán el oxígeno para vivir allí? ¿Qué pasará con la comida? Esas son las dos preguntas que primero vienen a la mente, pero hay una más: ¿de qué manera se podrá neutralizar el efecto negativo que tiene sobre el cuerpo humano la escasa gravedad lunar? Ya sabemos que pasar un tiempo prolongado en microgravedad (como la que hay en la Estación Espacial Internacional) afecta a nuestro cuerpo: problemas en los huesos y en los ojos, por citar solo un par.
La Luna tiene gravedad, sí, pero es algo más de una sexta parte de la terrestre. Así que lograr simular, de alguna manera, la gravedad terrestre en la Luna sería fundamental para mejorar la calidad de vida de los astronautas que pasen una temporada allí. Y un grupo de investigadores japoneses cree tener la solución, aunque está lejos de ser posible hoy.
De lo que se trata, según investigadores de la universidad de Kyoto y la firma de diseño aeroespacial Kajima, es de construir una suerte de trompo en la Luna, y hacerlo girar. El trompo (llamado Lunar Glass, vidrio lunar) rotaría sobre su eje una vez cada 20 segundos; la fuerza centrífuga generada equivaldría, en la Luna, a la gravedad terrestre. En un video publicado por la universidad se habla de que el cono invertido tendría una altura de 400 metros y un diámetro de 200 metros en la parte más ancha; y muestran un interior salido de películas de ciencia ficción, con vegetación, agua e incluso una embarcación navegando dentro de la base. No es solo una cuestión de divertimento: esa agua y esas plantas, sujetas a la fuerza centrífuga que simula la gravedad terrestre, facilitarían la provisión de alimento de quienes estén en la Luna.
Nada de esto es posible con la tecnología actual, dicen los investigadores, que calculan que quedará para el siglo próximo tener todo listo. Pero por algún lugar hay que empezar, y en la universidad de Kyoto ya ofrecen un concepto base, que además se podría aplicar también en Marte (que tiene una gravedad que representa un tercio de la terrestre).
Junto con Lunar Glass la propuesta japonesa incluye un sistema de transporte similar a un tren, el Space Express, inspirado en el Shinkansen japonés, y un sistema de transporte interplanetario, todos usando sistemas giratorios para simular la gravedad terrestre; como explican, tenemos indicios del efecto que tiene la menor gravedad en adultos, pero no sabemos qué problemas de salud podría traerles a personas nacidas fuera de la Tierra.