Un software que es siempre original, y además no cuesta un centavo
¿Qué significan realmente las licencias y por qué es tan peligroso usar programas pirateados?
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En la nota sobre los más recientes y destructivos ataques de ransomware listamos las principales buenas prácticas de seguridad informática. Dos son de las más críticas: ser prudente, desconfiado y hasta un poquito paranoico, y usar solamente software original, debidamente actualizado. Por debidamente actualizado queremos decir que si hoy sale una actualización, hoy la instalamos.
Lo del software original ya es un poco más difuso. ¿Qué queremos decir exactamente con original? ¿Por qué es tan importante? ¿Cómo sé si lo que tengo en mis dispositivos es trucho o no? Lo más fácil sería decir que software original es el que no ha sido pirateado. Sin embargo, esa definición solo alcanza al software comercial. En el caso de Windows, sí, original significa que te lo vendió el distribuidor oficial de Microsoft. O, más comúnmente, que vino con tu notebook (si no la compraste usada, ya llegaremos a eso) o tu PC, si es de marca. Pero cualquier distribución de Linux es asimismo software original; es más, Linux (o cualquier otra forma de software libre) es tan original que no tiene sentido hablar de versiones pirateadas. De modo que el concepto no tiene que ver con el dinero, sino con otra cosa, más sutil, pero directamente ligada a la seguridad informática.
Independientemente de cómo se produzcan, los Windows pirateados carecen de una licencia de Microsoft. Es decir, cuando el equipo se conecta para bajar e instalar actualizaciones, no tiene su documento de identidad en orden y entonces el proceso se cancela. ¿Pero tampoco puede instalar las actualizaciones de seguridad? Microsoft nunca fue muy claro al respecto. Supuestamente, los Windows ilegítimos pueden obtener las actualizaciones de seguridad críticas, pero no todas. El problema es que las actualizaciones de seguridad no son optativas; hay que instalarlas todas siempre, fin del debate, gracias por participar.
Así que ese Windows no te costó un centavo, pero te irá dando dolores de cabeza con el paso del tiempo. Ningún software, desde hace mucho tiempo, nace terminado. Mucho menos un sistema operativo. Linux se actualiza al menos un par de veces por semana. Windows, el segundo martes de cada mes, si no surge nada urgente. Muchas actualizaciones no son de seguridad, pero a la larga pueden afectar la seguridad. Y otras tienen que ver con la forma en que funciona el sistema, fallas, cuelgues, compatibilidad, nuevos controladores, y así.
Traducido: un Windows ilegítimo, trucho o pirateado es simplemente un dolor de cabeza y, llegado el caso, una amenaza para tu trabajo y tu patrimonio. Puede sonar exagerado lo de patrimonio, ¿pero en serio estás haciendo home banking y e-commerce con un Windows que no tiene sus actualizaciones de seguridad al día? Pensalo.
Debajo de una oblea
Es probable que en este punto te estés preguntando si tenés un Windows original o no. Microsoft, lamentablemente, tampoco es claro en su sitio. Sí, en cambio, en los hechos. Si tenés un Windows pirateado te vas a enterar enseguida, porque cuando trate de instalar actualizaciones va a saltar un aviso, abajo a la derecha. O bien vas a notar que nunca te dice que tiene que reiniciar el equipo para terminar de instalar las actualizaciones. Si eso no ocurre el primer mes, debería ocurrir el segundo. Si no ocurre nunca, ese Windows que te instalaron es trucho. No le des muchas vueltas. Windows y todos los demás sistemas y programas se actualizan constantemente.
¿Qué pasa con las notebooks? Una notebook es una computadora personal portátil. Sale de fábrica con un Windows original que se actualizan regularmente. Como una desktop de marca, tiene en alguna parte una oblea con la licencia de Windows. ¿Así que si está la oblea tengo un Windows original? Un momento, no tan rápido.
En mis más de tres décadas de escribir sobre estos asuntos he visto muchas cosas raras. Por ejemplo, que una persona había llevado su notebook no al service del fabricante (porque ya se había vencido la garantía), sino a otro, que luego de reparar lo que había que reparar le había instalado un Windows pirateado. Incluso cuando, de suyo, las notebooks vienen preparadas para restaurar el Windows de fábrica, como se hace con los teléfonos.
Así que en una notebook usada, incluso si tiene la oblea del Windows original, podrías tener una copia pirata del sistema operativo. De nuevo, si ves que aparece una advertencia al respecto o que nunca recibe actualizaciones, seguro tenés un problema. ¿Pero cuánto cuesta resolverlo?
Eso es mucha plata
Windows es un buen sistema operativo, y en desktop y notebooks es el estándar. No tengo muchas quejas, a decir verdad, pero es un hecho que quedás sometido a los designios de una compañía. Microsoft, en este caso, aunque esto ocurre con cualquier software que se distribuye con una licencia comercial.
Por ejemplo, Windows 7, que está todavía en muchas computadoras, ya no tiene soporte. Ni hablemos de XP, super obsoleto, a pesar de que todavía anda dando vueltas. ¿Se puede pasar de XP a Windows 10 sin pagar? No. ¿Y del 7 al 10? No se sabe. La oferta culminaba el 29 de abril de 2016, pero en abril de 2020 todavía era posible actualizar sin pagar. La solución, en todo caso, no es seguir usando Windows 7 (mala idea), sino descargar el Asistente para actualizaciones de Microsoft y ver qué te dice.
Hablemos de dinero. Windows 10 cuesta entre 15.000 (la versión Home) y 21.000 pesos (la Pro). Dependiendo de tu presupuesto, puede ser una ganga o una fortuna. Pero ese no es el problema de fondo.
El problema de fondo (y es ahí donde siempre subrayo el problema de la de concentración) es que en su momento ninguna compañía se atrevió a enfrentar a Microsoft, debido a su posición monopólica. Era Windows o Windows. Lo mismo que hoy ocurre con Google, Facebook o Apple. Al final la única alternativa a Windows terminó siendo un sistema operativo creado y mantenido por una organización sin fines de lucro. Es decir, Linux (que está en el núcleo de Android, dicho sea de paso). Por eso es bastante gracioso cuando alguien se queja de que algo no es tan lindo, tan fácil o tan divertido en Linux.
De nuevo, no se trata de dinero. Se trata de libertad. El software libre no solo es (en general) gratis, sino que además no te va a importunar con kilométricas claves de producto o con reinstalar las licencias cada vez que se nubla un poco en invierno (a pesar de que poseés y pagaste las licencias originales). Pero, además, y esto es lo que me importa destacar en este caso, el software libre es siempre original. Eso significa que vas a contar con las actualizaciones (de seguridad y todas las demás) sin ninguna limitación. Cuando el ciclo de vida de una versión concluya –eso es más o menos inexorable en esta industria– vas a poder actualizar a la siguiente sin preguntas ni códigos (ni dinero, dicho sea de paso). En lo personal, esto es lo que más me atrae del software libre: con sus pro y sus contra, puedo disponer de mi hardware sin tantas vueltas. Podrán decirme que lo mismo puedo hacer con el software comercial, si lo pago. Lamentablemente, esto no es cierto. Ya lo conté en otras ocasiones, pero la versión breve es esta: el software comercial casi siempre obliga a maniobras de validación que nos hacen perder nuestro insumo más valioso, el tiempo.
En cuanto a los ciclos de vida, Ubuntu, que es el Linux más popular, viene en dos ediciones. Las de Soporte a Largo Plazo (o LTS, por sus siglas en inglés), que reciben actualizaciones durante cinco años, y las normales, que las reciben durante nueve meses. Ubuntu lanza una nueva versión cada seis meses (en abril y en octubre), así que siempre estás cubierto. Las LTS salen en el primer trimestre de los años pares (la más reciente es, pues, la 20.04). Mi mejor consejo, si usás la máquina para trabajar, es instalar una LTS y actualizarla cada dos años. Las nuevas LTS van incorporando las mejoras que fueron probándose en las ediciones normales.
¿Vas a poder hacer lo mismo que haces con Windows en Linux? Mayormente, sí. Es decir, desde las series en Netflix hasta el trabajo de oficina puede hacerse sin problema en un Linux. Ahora, si tenés alguna necesidad especial, sí, es posible que justamente ese software que necesitás para operar solo funcione en Windows. En ese caso, aunque suponga gastar dinero, no tengas duda: invertí en software original.