¿Un respiro en las guerras de patentes?

La larga batalla legal entre Apple y Samsung (uno de sus principales proveedores de componentes hasta el año último) podría llegar a su fin.

Ayer se supo que una jueza estadounidense, Lucy Koh, recomendó a ambas compañías reunirse con un magistrado para avanzar en una mediación que de fin a una serie de demandas que tiene varios frentes de batalla y que incluye el bloqueo de ventas de productos de Samsung en Europa. Aunque este mandato judicial no los obliga a desistir de sus demandas, sí deberán sentarse a dialogar dentro de los próximos 90 días. .

Y Oracle reclamó a mediados del año pasado 2600 millones de dólares de parte de Google, argumentando que se estaba haciendo un uso ilegítimo de Java dentro del sistema operativo Android; ese monto se redujo y hoy la compañía fundada por Larry Ellison exige un pago de 1000 millones de dólares. El juicio comenzó el lunes en San Francisco, California; ayer Ellison compareció en los tribunales californianos.

Mientras, Twitter hizo oficial ayer su postura respecto del debatido tema de los derechos de autor sobre desarrollos de software: la compañía propone un Acuerdo de Patentes de Innovadores (IPA, según sus siglas en inglés) que asegure que las patentes ser usarán en forma defensiva -es decir, para proteger los intereses de la empresa- y no como una estrategia agresiva, algo que muchas empresas han usado como ariete frente a un contrincante.

Las luchas por patentes no son algo nuevo, pero en los últimos años han recrudecido, sobre todo en el área de la telefonía móvil .

"Durante años la carrera de las patentes ha estado prácticamente paralizada, con un acuerdo tácito entre las empresas de no ir a la justicia", dijo Colleen Chien, profesora de derecho en la Universidad de Santa Clara, California, en el centro del Silicon Valley, citada por la agencia AFP. Las patentes permiten cobrar regalías por el licenciamiento de esa tecnología, pero durante mucho tiempo sólo se usaron para dar crédito a una organización por determinado desarrollo.

"Se ha vuelto aceptable violar el pacto de caballeros de no demandar y ahora el litigio es la nueva norma", dijo Colleen Chien, profesora de derecho en la Universidad de Santa Clara, California

"Eso fue cuestionado por un nuevo modelo operativo, que consiste en hacer valer las patentes", continuó. "Se ha vuelto aceptable violar el pacto de caballeros de no demandar y ahora el litigio es la nueva norma", agregó la especialista.

Esta ruptura no oficial de la tregua es imputada en parte a los " trolls de patentes", o "cazadores de patentes", entidades que compran o registran sus patentes con el único propósito de demandar algún día a los empresarios que usan las ideas.

Fortunas en juego

A eso se refiere la postura de Twitter (defender sus patentes, pero no usarlas para atacar a otros), y es parte de las piezas de ajedrez que varias compañías están usando. Así, grupos en declive económico han apelado a las querellas y las ventas de patentes como un elemento de acción, por las cifras en juego.

AOL le vendió patentes a Microsoft por 1100 millones de dólares ; en marzo, Facebook reveló haber comprado 750 patentes de IBM, empresa que también vendió más de 2000 a Google el año pasado, como parte de su lucha legal con Yahoo! .

Mientras, el año pasado Google transfirió una serie de patentes al fabricante taiwanés de teléfonos inteligentes HTC para ayudarlo a defenderse de su rival Apple. Algunas de las patentes transferidas a HTC provienen de Motorola Mobility, que Google compró el año pasado por 12.500 millones de dólares con el propósito expreso de fortalecer su cartera de patentes.

Por su parte, los opositores de Google, Apple y Microsoft en primera fila, han unido sus fuerzas el año pasado para comprar patentes de Nortel, la empresa canadiense en quiebra, en lo que suele considerarse la mayor transferencia de propiedad intelectual de la era Internet, una acción por la que Google protestó formalmente , y que demuestra la importancia que las compañías le dan a semejantes acciones, tanto por las implicancias a corto plazo (poder usar o no cierta tecnología) como a largo plazo, ya que influye en los desarrollos que se pueden implementar en nuevos productos y los costos asociados a los mismos, y en el valor de la empresa ante una posible venta.

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