Tres jóvenes sanjuaninos crean una “academia” online de carreras digitales para adolescentes
A lo largo de dos años ofrece, como complemento al secundario, estudios relacionados con la tecnología, y en particular la programación
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La demanda de talento con especialización en disciplinas tecnológicas está en alza. Esta situación fue el puntapié para que un grupo de jóvenes sub 30 creara una startup que capacita en las especialidades que más demanda el mercado actual.
La industria tecnológica demanda recursos y talentos en todo el mundo. Esta situación genera un boom de demanda de empleo que las universidades y la educación tradicional no llegan a cubrir. Según datos del Foro Económico Mundial, América Latina tiene la brecha de habilidades más amplia del mundo, ya que se estima que al menos el 50% de las empresas tienen problemas para encontrar empleados con las habilidades adecuadas.
Solo en Argentina más 15.000 puestos quedaron sin cubrir en el último solo en compañías del sector de tecnología y se estima que habrá más de 500.000 puestos formales para 2030, según la CESSI (Cámara de la Industria Argentina del Software de Argentina). En este contexto, América Latina produce menos de 100.000 graduados en Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas cada año.
Sobre este escenario fue que Francisco Domínguez, un joven sanjuanino estudiante de Geofísica de 28 años, pensó acercar soluciones a esta problemática: “Según la Organización Internacional del Trabajo, tan solo en América Latina hay 9,4 millones de jóvenes desempleados y 23 millones que no estudian, ni trabajan, ni están en capacidad de hacerlo. Teníamos que hacer algo y fue así que surgió VinciU, una academia online de carreras digitales para adolescentes de 13 a 17. Queremos impulsar talento a temprana edad con habilidades para estudiar, trabajar o emprender en la industria tecnológica”.
El joven emprendedor dejó a un lado otros proyectos relacionados a los drones e impresión 3D para desarrollar el instituto Vinci, que luego evolucionó en VinciU como academia virtual. Hoy, es una startup a la que se sumaron como socios Franco Terenti y Christian Lucero, ambos de 19 y 20 años respectivamente.
El proyecto rápidamente se acomodó al pensamiento de los padres: “muchos padres hoy están buscando actividades que complementen la educación formal con el desarrollo de actitudes, conocimientos y habilidades que les ayude a sobresalir y adaptarse a los cambios permanentes. La enseñanza online nos da la posibilidad de brindar formación de calidad en un entorno seguro, nos ahorra tiempos y permite que los hijos tengan otras actividades como deportes, inglés o artes”, apunta Domínguez.
Desde la mirada de los fundadores, VinciU permite a sus estudiantes adolescentes trabajar o emprender en la industria tech apenas salen del colegio, incluso sin pasar por la universidad. “Aprender de tecnología a temprana edad no solo les brinda una base para quienes deciden estudiar una carrera técnica sino que también les abre puertas a los más chicos a formar parte de las soluciones que el mundo necesita”, destaca el fundador de la startup.
Cuatro semestres para aprender
¿Los cursos que ofrecen están validados por algún organismo regulador educativo? “Estamos en proceso de alianzas con empresas del sector tech para validar nuestros programas, ya que hoy más importante que un título, es la capacidad de crear, la flexibilidad de aprender cosas nuevas y un buen portafolio de proyectos que validen las habilidades de los chicos. Por eso nuestros programas están basados en decenas de proyectos que realizan mientras aprenden. Las temáticas que abordan van desde programación web, modelado 3D, multimedia, y maker, que no es más que la unión de electrónica y programación para proyectos de robótica. En el futuro habrá más rutas de aprendizaje como la de desarrollo de videojuegos, seguridad informática y blockchain”, se aventura a señalar Domínguez.
Al finalizar el programa, dividido en cuatro semestres, los estudiantes desarrollaron destrezas básicas que les permiten trabajar o emprender en su especialidad. “Tenemos un modelo de suscripción mensual para todos aquellos padres y madres que buscan complementar la educación formal con actividades que permitan el desarrollo de actitudes, conocimientos y destrezas para que sus hijos tengan la oportunidad de formar parte de esta industria. Hasta el momento han pasado por la el programa más de 450 estudiantes y este año los socios piensan triplicar ese número. Aunque en términos académicos no es una carrera de grado, los programas tienen una ruta de aprendizaje progresiva que va de cero hasta alcanzar niveles “junior” que sirven para trabajar según la demanda actual. Lo podemos comparar con una tecnicatura, pero no es una palabra que se adapte a todo América Latina”, aclara Domínguez.