Theremin: el primer instrumento de música electrónica cumple 100 años
Álex solo tiene diez años y ningún instrumento en casa. Esto no le supone un freno para experimentar con la música. Desde un navegador es capaz de grabar sus primeras composiciones con un piano virtual y jugar con una caja de ritmos online con la que crea sus propios beats. Sin saberlo, está componiendo música electrónica. Preguntamos a Álex si sabría decirnos cuando nació el primer instrumento electrónico y 50 años le parece una cifra más que exagerada para alguien con apenas una década de vida. Cuando le decimos que aproximadamente son 100 y que además se toca en el aire, no cree que hablemos en serio.
En 1919 el físico Lev Sergeyevich Termen, más conocido como Léon Theremin, se encontraba experimentando con gases y estudiando las ondas electromagnéticas por encargo del gobierno ruso cuando hizo un descubrimiento que lo fascinó: al acercar o alejar un objeto a un campo electromagnético, la frecuencia reproducida por este dispositivo se alteraba. Theremin, que además de ser físico tocaba el chelo y era un apasionado de la música, decidió convertir este encuentro casual en un instrumento, dando lugar al aetherophone, si bien posteriormente adoptaría su apellido, Theremin.
A partir de aquí empieza a escribirse la historia de la música electrónica y parte de la cinematográfica. Lo cierto es que la vida de su inventor también da para una película.
Tocar lo invisible
Para entender la fascinación que este instrumento suscitó en su momento, debemos imaginar lo que suponía a principios del siglo XX ver a Léon Theremin dando un recital, es decir, moviendo sus manos alrededor de dos antenas de las que brotaba música, como si de las cuerdas de un instrumento invisible se tratara. Pura magia.
Pero la magia era en realidad física pura: el sonido se genera cuando algo vibra. Y en un theremin, esta vibración se produce por la corriente eléctrica. La antena derecha, por lo general en vertical, controla la frecuencia (el tono). Cuanto más acerques la mano, más agudo sonará. Sin embargo, la frecuencia que se obtiene no es perceptible para el oído humano, así que transforma la señal para hacerla audible y producir un sonido semejante al de un violonchelo. La antena izquierda, normalmente en horizontal, controla el volumen. A mayor proximidad de la mano, el volumen es más bajo.
Estrella encendida…
En 1922, Theremin tuvo la oportunidad de presentar su invento ante el mismísimo líder de la recién nacida Unión Soviética, Vladímir Lenin. También aficionado a la música, Lenin no solo quedó fascinado por el instrumento, también quiso aprender a tocarlo y adoptarlo como símbolo de una nueva época. Para mostrar al mundo de lo que era capaz la inventiva rusa, mandó a Theremin de gira por Europa, llegando incluso a tocar en la Ópera de París y otros lugares emblemáticos.
Seis años después, también fue invitado a viajar a EE.UU. para demostrar allí su tecnología, donde finalmente patentó el theremin. Cosechó tanto éxito que la Corporación de Radio de América (RCA) decidió que todo el mundo debía tener en casa una radio y un ejemplar de este invento ruso.
En Nueva York conoció a Clara Rockmore. De origen ruso, Rockmore había sido una niña prodigio. Con tan solo cinco años, fue la persona más joven en ser admitida en el conservatorio de San Petersburgo, demostrando ya su virtuosismo con el violín. Sin embargo, años después sufrió una enfermedad ósea provocada por la malnutrición infantil que había padecido y la obligó a apartarse de este instrumento. Lo que en un principio parecía una desgracia personal, se transformó en un giro de guión que la convirtió en precursora de la música electrónica, cuando comenzó a tocar el theremin y pasó a la historia como la primera concertista de este instrumento. Su gran conocimiento de la música clásica y control de la técnica le permitió sugerir mejoras al propio Theremin para que las incorporara en posteriores versiones.
… y estrella apagada
Tal era la apuesta de la RCA por el instrumento, que compró los derechos del theremin para fabricarlo y producirlo en masa, llegando a lanzar casi 500 unidades a finales de los años 20. Sin embargo, el crack del 29 llegó muy poco tiempo después y los más de 200 dólares que costaba el instrumento no era un precio muy asequible para una crisis de esas magnitudes. Además, y al contrario de lo que pensaban sus fabricantes, el theremin no era en absoluto un instrumento fácil de tocar, ni cualquiera que moviera sus dedos podía producir música. Se requería de cierta técnica si se pretendía sacar algo más que ruido.
A pesar del fracaso comercial, Léon Theremin fundó sus propias compañías, se casó con una bailarina afroamericana y llegó a mantener relaciones comerciales con empresas como WestingHouse o RCA. Cuando ya parecía asentado en EE.UU., lo reclamaron desde Rusia. Nunca ha quedado claro qué sucedió en realidad: algunas versiones dicen que lo secuestraron; otras, que volvió por problemas económicos. Lo que sí parece que ocurrió es que lo dejó todo en América confiando en volver. Cuando puso el pie en la Unión Soviética lo acusaron de ser un espía y lo mandaron a un gulag en Siberia y a un campo de trabajo en Omsk. Recordemos que ya estamos en 1938, Lenin lleva años fallecido y Stalin encabezaba una campaña contra supuestos enemigos de su gobierno que culminó en la Gran Purga, un período de represión masiva en el que millones de personas fueron enviadas a campos de trabajo o ejecutadas.
También pasó buena parte de estos años encerrado, si bien esta vez lo hizo en un laboratorio junto con otros científicos e ingenieros que trabajaban al servicio de la KGB. En este período concibió muchos inventos que sirvieron para el espionaje durante la guerra fría. Por ejemplo, creó un micrófono casi indetectable que se activaba a distancia y que fue utilizado para espiar al embajador de los Estados Unidos. Esto sucedió a través de un grupo de escolares soviéticos, que llevaron al embajador un escudo tallado en madera, y que mantuvo colgado en su despacho durante años, hasta que el Departamento de Estado descubrió el micrófono por casualidad.
Una tercera vida
En los años posteriores, Theremin trabajó en el conservatorio de música de Moscú y ya en la década de los 70, en la Universidad Lomonosov. Su última época dorada le llegó a finales de los años 80, durante la Perestroika, cuando pudo viajar de nuevo, dando giras por Europa y EE.UU. acompañado de su nieta Natalia. También se reunió con Clara Rockmore en Nueva York, más de 50 años después; fue recibido con honores y llevado a la Universidad de Stanford.
Léon Theremin falleció poco después, el 3 de noviembre de 1993. Dejó detrás de sí una buena colección de inventos como micrófonos, alarmas, un circuito cerrado de televisión… Y, más importante, su impronta en la música popular gracias a canciones pertenecientes a bandas como The Beach Boys, Radiohead, Pink Floyd, Led Zeppelin o Jack White. Y bandas sonoras que van desde películas de Alfred Hitchcock a Mars Attacks o guiños televisivos de Los Simpson o The big bang theory.