Starlink: “Podemos darle la mejor conectividad a todo el planeta sin necesidad de cables”
Jonathan Hofeller, vicepresidente comercial de la empresa de Elon Musk, reveló los detalles del ambicioso plan para brindar Internet mediante una compleja red de satélites en la órbita baja del planeta
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A pesar de que para muchas personas hoy es impensable trabajar, educarse o entretenerse sin Internet, el 40% del planeta aún no está conectado. Los motivos son numerosos pero las condiciones geográficas y la poca densidad de la población de ciertas regiones son uno de los principales obstáculos, algo que Starlink, una división de la compañía de Elon Musk, SpaceX (la de los trencitos de estrellas en el firmamento), quiere cambiar. LA NACION dialogó con su responsable, Jonathan Hofeller: “Cuando uno elimina de la ecuación que la conectividad tiene que venir por vía terrestre, se abren muchas posibilidades y oportunidades”.
Hofellers, un estadounidense que estudió ingeniería y desde chico sintió pasión por el espacio, se unió a la compañía en 2007 y desde entonces es uno de los líderes del proyecto, que busca extender sobre la órbita baja del planeta, a 550 kilómetros de altura, una red de satélites que ofrezca conectividad a Internet a zonas rurales o de difícil acceso.
Banda ancha satelital
Si bien ya cuentan con 1000 satélites en órbita, el proyecto aún está en sus primeras fases, pero ofrece resultados prometedores: hoy brinda una velocidad de conexión que varía de 50 a 150 megabits por segundo con una latencia entre 20 y 40 milisegundos accesible mediante un kit de 500 dólares (que incluye un soporte, un router y una terminal) con un abono mensual de 99 dólares.
Por ahora el servicio sólo está disponible en algunas regiones de una decena de países -incluyendo a Norteamérica, Inglaterra y Chile- pero el plan es llegar a todo el mundo. En nuestro país, por ejemplo, la empresa ya cuenta con una autorización para comenzar a dar servicio desde diciembre del año pasado.
Hofellers se sentó a dialogar sobre los planes de la empresa con LA NACION en el marco de la última edición del Campus Party Digital Edition, el mayor evento de tecnología, creatividad e innovación de la región.
-¿Cómo definiría el trabajo que realizan en Starlink?
Nos hemos embarcado en el desarrollo de una constelación de satélites que orbitan alrededor de la Tierra para poder ofrecer Internet a todas las personas, empezando por aquellas zonas que por diferentes factores hoy no están conectadas o tienen poca velocidad. Somos parte de SpaceX y hemos aprendido a cómo construir cohetes que sean reutilizables y muy seguros, así que estamos poniendo toda esa experiencia en el mercado de las telecomunicaciones, que buscamos revolucionar.
Hoy Starlink ofrece Internet de calidad a más de 13 países con el foco puesto en zonas en las que no hay buena conectividad o, directamente, no hay conectividad en lo absoluto. Y estamos encontrando una respuesta más que positiva por parte de personas que descubren nuevas posibilidades y herramientas para mejorar su vida. Ni que hablar en este último año con la crisis causada por el COVID-19, en donde muchísimas de las actividades cotidianas se volvieron remotas. Hemos conectado pueblos, tribus, escuelas, hospitales, residencias de adultos mayores…
-¿Cómo son las conexiones que ofrece Starlink?
Podemos darle conectividad con un ancho de banda alto y baja latencia, similar o mejor al que estamos usando ahora para conversar en esta videoconferencia y que permite usar plataformas como FaceTime o Skype a todo el planeta.
Esto nos permite tener impactos muy positivos en la comunidad, desde algo tan simple como la conexión humana que necesitamos al charlar con amigos y familiares que están lejos hasta cuestiones más urgentes y delicadas, como el diagnóstico de un médico o una transacción comercial si nuestra comunidad basa su economía en la venta de un bien o servicio.
-¿Y cuáles son los obstáculos o desafíos más importantes a los que se enfrentan?
En una compañía como SpaceX los desafíos son diarios y supongo que lo más increíble es que no siempre tienen que ver con la parte técnica, ya que tenemos un equipo tan increíble y talentoso que lo hace parecer lo más fácil. Después de trabajar por casi quince años en la compañía descubrí que lo único imposible es lo que dicen las leyes de la física, todo el resto puede ser cambiado o puesto en duda. En nuestra corta historia escuchamos mil veces que lo que queríamos hacer era imposible, desde reutilizar cohetes a enviar turistas al espacio. Y sin embargo, paso a paso lo vamos logrando.
Alguien puede creer que la solución para dar una conectividad robusta es la fibra pero nuestro planeta es muy extenso y diverso: hay océanos, desiertos, montañas… no podemos pensar en un sólo tipo de solución que satisfaga a todos. Cuando uno elimina de la ecuación que la conectividad tiene que venir por vía terrestre se abren muchas posibilidades y oportunidades. Y ahí hay que trabajar para ofrecer altas velocidades de datos y baja latencia.
Todo el tiempo estamos enviado a sitios remotos nuestros kits de instalación y trabajamos muy duro para que su belleza esté en la simplicidad, en que cualquiera pueda recibirlo por correo, abrirlo e instalarlo en pocos minutos con sólo ponerlo apuntando al cielo. La respuesta ha sido abrumadoramente positiva y es lo que más nos motiva.
Un proyecto de esta envergadura involucra, además, cómo producir muchos satélites y que sean parte de una ecuación sustentable, cómo responder a los numerosos pedidos de comunidades que quieren estar conectadas, cómo volver eso más eficiente, cómo poder respetar las regulaciones de distintos países, ya que desde el cielo las fronteras se ven distintas. Lo vamos haciendo país por país y apreciamos mucho la paciencia de la gente que sabemos que está ansiosa por obtener Starlink. Estamos trabajando lo más duro y rápido que podemos para conectar a la mayor cantidad de personas posible.
-Ofrecer acceso a Internet es ofrecer todas las posibilidades que usted menciona pero, en ocasiones, también es un espacio en el que se comparte desinformación y aparecen los discursos de odio, ¿cree que en el futuro podremos tener una Internet más sana?
Hay muchísimos beneficios de estar conectado y en el último año lo vimos: nos pudimos educar, informar, entretener, conectar con otras personas. Ese lado bueno es enorme y nunca debemos olvidarlo.
Creo que debemos trabajar para que en el futuro Internet sea el mejor entorno para las ideas, para discutirlas y mejorarlas, para estimular la creatividad. Todo se basa en el diálogo y eso sin conexión no existe. Creo que hay que asegurar que ese espacio para comunicarnos, para compartir ideas y creencias esté siempre presente.
-¿Y esa es una tarea de las compañías o del Estado? ¿o de ambas?
No hay dudas de que países y empresas deben trabajar juntos. De hecho es la forma en la que lo hacemos: estamos en permanente contacto con todas las administraciones porque la única manera de darle Internet a todos es cumpliendo con todas las regulaciones y hay que ajustarse a lo que cada país determinan.
Nuestros diálogos van mucho más allá de la letra de la ley: por ejemplo, nosotros no seríamos la empresa que somos sin todo lo que aprendimos de la NASA y sus cohetes. Tener su apoyo y poder ser sus aliados en proyectos ha sido invaluable para nosotros como empresa. Cuando uno tiene misiones u objetivos como salvar vidas, eso une a naciones, empresas y organizaciones no gubernamentales. Es una meta loable en la que todos queremos participar.
-En esta misión, ¿cómo deberían ser los equipos que lleven adelante proyectos? Porque se habla mucho de diversidad pero no siempre queda claro a qué se refiere…
La diversidad es una condición ineludible. Nosotros la promovemos dentro de la empresa y de una manera profunda, porque nuestro éxito se explica porque trabajan personas de diferentes ambientes y entornos. Aquí en Starlink hay ingenieros, abogados, programadores, matemáticos, físicos, astrónomos… Nosotros creemos que los mejores productos son los que se crean en una cultura diversa, tanto de formación como de género o incluso de edad. Las discusiones son mucho más ricas y todas las personas se terminan beneficiando con ellas.
-¿Y qué rol cree que puede tener América Latina en este proyecto de conquista del espacio para brindar Internet?
¡Esa pregunta me la tienen que responder ustedes! Lo que conozco de América Latina me tiene fascinado, el empuje de su gente, la voracidad por aprender y mejorar. Y recuerdo con mucho cariño a Bariloche, en donde pasé algunas de las noches más bellas de mi vida sólo contemplando su paisaje y charlando con gente interesante y abierta de mente.
Nadie conoce la necesidad de una comunidad como uno de sus integrantes. Y ahora no tenemos los limitantes del pasado: hay educación de calidad accesible a cualquiera, al menos en sus instancias iniciales. Por eso un latinoamericano será quien sepa mejor qué puede aportar América Latina esta clase de proyectos.
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