Sin rayos X: un sistema portátil creado en Tierra del Fuego permite detectar fracturas usando la bioimpedancia del cuerpo
El prototipo fue desarrollado por el ingeniero biomédico Antonio Dell’Osa en Tierra del Fuego y utiliza una tecnología de la bioimpedancia, que permite identificar la fractura aprovechando las propiedades eléctricas del sistema biológico, y sin recurrir a la radiación
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Los accidentes en los paseos por las montañas o donde se practica el trekking son muy comunes. Los golpes a veces solo causan algunos moretones, pero en otras ocasiones pueden provocar fracturas óseas, que deberían ser tratadas de inmediato. Pero en un lugar alejado o poco accesible, se pierde un tiempo vital. Detectarlas antes de que la persona llegue finalmente al hospital permitiría no solo ahorrar tiempo, sino que incluso puede llegar a salvar vidas.
Basado en la tecnología de la bioimpedancia, a través de la cual se pueden obtener las propiedades eléctricas de un sistema biológico para realizar mediciones, el ingeniero biomédico Antonio Dell’Osa, porteño pero radicado desde hace unos años en Tierra del Fuego, diseñó un prototipo de un dispositivo portátil que permitiría detectar fracturas en el mismo lugar del accidente o antes de llegar a un hospital.
Diagnóstico rápido sin recurrir a rayos X
Fanático del senderismo, vio que había una falta de hospitales en varias regiones de la zona montañosa del sur argentino y que ante un accidente, el rescate no solo era algo complejo, sino que además se perdía un tiempo esencial hasta que la persona fuera atendida y se le hiciera una placa de rayos X para confirmar si se había fracturado.
Uniendo entonces eso con lo que empezaba a aprender sobre bioimpedancia, Dell’Osa presentó el tema como una idea que parecía interesante, claro que en la Fundación Favaloro, donde estaba estudiando, al principio no lo tuvieron muy en cuenta. “En CABA hay equipos de rayos X en todos lados”, le dijeron. Eso puede ser cierto en ciudades grandes, pero no es lo que ocurre en las zonas de montaña, donde esos equipos no se encuentran con tanta facilidad.
Qué es la bioimpedancia
La técnica de bioimpedancia se basa en aplicar una corriente eléctrica a través de la parte del cuerpo a estudiar. Esta corriente es inocua e imperceptible, es utilizado para medir el índice de masa corporal y en este caso se emplea para detectar variaciones en las estructuras de los huesos, para saber así si se está ante una fractura.
“Una de las principales razones por las que la gente llega a un hospital es por la sospecha de una fractura ósea. Con este dispositivo se podría ganar tiempo, además de evitar irradiar a los pacientes innecesariamente. Otra ventaja es que consume muy poco, porque usa una baja potencia eléctrica. Igualmente, no se trata de reemplazar a los rayos X, sino complementarlos” explica Dell’Osa. De esa manera, se bajaría la cantidad de irradiación de rayos X, que no son inocuos, y al mismo tiempo no se consume demasiada electricidad.
Llegar a diseñar este prototipo, al que todavía le faltan pruebas clínicas -”las que hicimos hasta ahora son alentadoras”, indica- fue un proceso casi artesanal: “cuando llegué a la Universidad Nacional de Tierra del Fuego, me propusieron participar de un proyecto que no me entusiasmaba. Entonces propuse mi idea, que no fue muy tenida en cuenta al principio, porque lo que iba proponiendo era nuevo y nadie tenía mucha idea al principio. Así que tuve que armar todo de cero y al tiempo pasé a dirigir mi propio proyecto”, explica. Pero gracias a una beca en Italia de 6 meses y al contacto con profesionales de otros países se fue formando aún más en el tema bioimpedancia, transformándose con el paso del tiempo en uno de los mayores especialistas sobre el tema en Latinoamérica.
Igualmente, el no poder contar con apoyo económico hacía que el proyecto no avanzara. Pero la idea ya estaba en funcionamiento y empezó a armar el grupo de trabajo, que está conformado por Guillermo Prisching, Agustín Mailing, Pablo Fumega, entre otros docentes y estudiantes.
Medidor del tamaño de un celular
El prototipo tiene el tamaño aproximado de un celular, con cables que terminan en electrodos adhesivos que se adhieren a las piernas o a los brazos. Pero todavía no es absolutamente portátil: hay que enchufarlo a una PC, y aún no tiene desarrollada una interfaz. Cuando esté terminado, “tendrá el tamaño de una Playstation portátil y podrá mostrar los resultados en el momento, descartando falsos positivos y permitiendo actuar a los rescatistas o a las ambulancias de otra manera”, sostiene Dell’Osa.
Lo que terminó de mutar la mirada de soslayo que se le tenía al proyecto por un verdadero interés fue la pandemia. Al atestarse las salas de espera y guardias de los hospitales, una idea que ofrecía la opción de despejarlas en parte era más que bienvenida. “La sospecha de una fractura es una de las principales causas de entrada a los hospitales, y si tenemos un equipo que las puede confirmar previamente, evitamos que las personas estén esperando minutos u horas vitales para hacerse un estudio en los lugares donde hay equipos de rayos X o el traslado a otro centro de atención. De esa manera, además, el personal de guardia puede atender otras urgencias” dice el ingeniero biomédico.
Parecía el momento ideal para que el proyecto se consolidara. Pero claro, la pandemia también demoró su avance, porque la idea estaba, pero faltaban detalles. Y todo el mundo científico postergó todo lo que no estuviese directamente relacionado con el Covid-19.
Cuando esté terminado, podrá implementarse tanto en las ciudades (para ya saber en la misma ambulancia si se trata de una fractura), en lugares de difícil acceso (zonas montañosas) o aisladas, como la Antártida o pueblos alejados de hospitales o centros de salud.