Sheryl Sandberg se fue de Meta y, con ella, las mujeres perdieron algo de visibilidad en la tecnología
Silicon Valley pierde a una de las mujeres más poderosas y francas de la industria. Los avances que deja, en el mejor de los casos, han sido graduales.
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Cuando Sheryl Sandberg anunció que renunciaría a su puesto como directora de operaciones de Meta a principios de mes, también reflexionó sobre su legado como mujer en el sector tecnológico.
“En particular, me enorgullece que esta sea una empresa donde muchas, muchas mujeres excepcionales y personas de diversos contextos han escalado en la jerarquía de nuestra organización y se han convertido en líderes, tanto en nuestra empresa como en puestos directivos de otras compañías”, escribió Sandberg en un comunicado publicado en sus cuentas de Facebook e Instagram.
Sin embargo, aunque Sandberg elogió los avances de las mujeres en Meta, la realidad más general de las lideresas en los puestos más altos de la industria tecnológica es mucho más decepcionante. Y con su dimisión este otoño, Silicon Valley perderá a una de sus ejecutivas más visibles y francas, y quedarán pocas —algunos dirían que cero— colegas similares en el gremio.
Sandberg, de 52 años, fue parte de una cohorte de mujeres en empresas tecnológicas importantes que ofrecieron conferencias magistrales, ascendieron al nivel de fundadores como Larry Page y Mark Zuckerberg y ocuparon un lugar en encuentros empresariales de gran relevancia como la conferencia de Allen & Co. en Sun Valley, Idaho. Sin embargo, con el paso de los años, muchas de estas mujeres —entre ellas, Marissa Mayer de Yahoo, Meg Whitman de Hewlett Packard Enterprise y Ginni Rometty de IBM— se han marchado, a menudo con sus reputaciones hechas trizas.
En términos más generales, en años recientes, las mujeres no han avanzado mucho en los niveles más altos de Alphabet, Apple, Amazon, Meta y otros gigantes tecnológicos, donde los pasillos del poder siguen dominados por los hombres. El récord de la industria para mujeres en puestos de liderazgo va detrás al de otras industrias, aunque el sector tecnológico ejerce más influencia en la economía global y en la vida de las personas.
“El director ejecutivo es el rostro de la empresa”, y en la industria tecnológica, “de una forma casi colectiva, el mundo parece querer que ese rostro sea el de un hombre blanco”, comentó Jenny Lefcourt, fundadora de All Raise, una organización sin fines de lucro enfocada en fomentar la igualdad racial y de género, e inversionista de Freestyle Capital.
Según un informe del bufete jurídico Fenwick & West, de las 150 firmas más importantes de Silicon Valley en cuanto a ingresos, el 4,8 por ciento eran lideradas por mujeres a finales de 2020, la misma cifra de 2018. En contraste, el porcentaje de directoras ejecutivas en empresas del índice S&P 500 aumentó del 4,8 por ciento en 2018 al 6 por ciento a finales de 2020.
Algunas mujeres en puestos de poder de empresas tecnológicas que cotizan en bolsa, como Vijaya Gadde, consejera general de Twitter, se han convertido en víctimas de acoso. Otras, como Françoise Brougher, la exdirectora de operaciones de Pinterest, han interpuesto demandas por discriminación. Y en años recientes, pareciera que las lideresas en el sector tecnológico son contratadas para limpiar el caos que provocó alguien más, lo cual ha dado paso al término “precipicio de cristal”, un juego de palabras derivado de “techo de cristal” y una referencia a los altos riesgos que implican estos cargos.
En la actualidad, algunas de las mujeres que están al frente de empresas tecnológicas públicas son Safra Catz en Oracle, Lisa Su en Advanced Micro Devices y Sarah Friar en Nextdoor, aunque ellas han sido más reservadas que Sandberg.
Alphabet, propietaria de Google, y Microsoft también cuentan con mujeres en sus puestos ejecutivos, como sus directoras financieras (Ruth Porat en Alphabet, Amy Hood en Microsoft), y las directoras de unidades empresariales, como Susan Wojcicki en YouTube. Una generación de empresas emergentes tecnológicas también tiene mujeres al mando, como Melanie Perkins en el fabricante de software de diseño Canva y Fidji Simo en la empresa de entregas a domicilio Instacart.
No obstante, las mujeres siguen enfrentando obstáculos en casi todas las facetas del ecosistema tecnológico. Los informes de diversidad anual publicados por Amazon, Google y Apple muestran avances graduales para las mujeres en puestos de liderazgo. Las firmas de capital de riesgo siguen dominadas por hombres, mientras que las fundadas por mujeres recaudan una porción diminuta de los fondos. Las anécdotas de ambientes tóxicos, discriminación y acoso en el lugar de trabajo siguen resonando por todo Silicon Valley.
“Si seguimos avanzando a este ritmo, tardaremos toda una vida en alcanzar la paridad”, sentenció Lefcourt. “Necesitamos un cambio exponencial a partir de ahora”.
Lefcourt atribuyó los avances mínimos a los sesgos sistémicos inconscientes de la industria tecnológica, los cuales dijo que eran particularmente fuertes cuando las empresas emergentes riesgosas iban empezando. También indicó que había pocos ejemplos visibles de cómo es el éxito para las mujeres de la industria.
Casi un siglo con hombres al mando
Desde al menos los años 30 del siglo pasado, las mayores empresas tecnológicas han sido dirigidas por hombres. Es bien sabido que David Packard y Bill Hewlett fundaron Hewlett-Packard en una cochera de Silicon Valley en 1939 y las compañías de chips como Fairchild Semiconductor fueron lideradas por hombres en los años 50. Incluso en la década de 1990, cuando Carly Fiorina fue nombrada directora ejecutiva de Hewlett-Packard, era raro ver lideresas de empresa en Silicon Valley.
En la era del internet, algunas mujeres fueron elegidas como directoras, entre ellas Carol Bartz, la exdirectora ejecutiva de Autodesk que se convirtió en presidenta ejecutiva de Yahoo en 2009. Otras mujeres se unieron a empresas emergentes como Google, que al poco tiempo crecieron sin medida. Cuando Sandberg abandonó su cargo como vicepresidenta de Google para trabajar en Facebook en 2008, ayudó a crear un nuevo arquetipo: una ejecutiva experimentada que ayudaba a profesionalizar empresas emergentes fundadas por hombres (el año pasado, Facebook cambió su nombre a Meta).
“Ella no era solo una directora de operaciones, Mark se aseguró de elevar su importancia”, mencionó Emilie Choi, directora de operaciones de Coinbase, una casa de cambio de criptomonedas, en referencia a Sandberg y Zuckerberg, el fundador de Facebook. Choi declaró que ella y otras mujeres en el sector usaron la pauta establecida por Sandberg para trabajar hombro con hombro con fundadores de firmas tecnológicas.
En 2013, Sandberg publicó su manifiesto empresarial, Vayamos adelante: las mujeres, el trabajo y la voluntad de liderar, un libro que fue un éxito de ventas y motivó a las mujeres a aprovechar oportunidades y ser más agresivas al momento de buscar ascensos y aumentos salariales.
Las dificultades que enfrentan las mujeres en la industria tecnológica quedaron en evidencia con el caso de Ellen Pao, inversionista de capital de riesgo que demandó a su empleador, Kleiner Perkins, por discriminación en 2012. Ella perdió el caso en 2015, pero el juicio de gran repercusión mostró las desventajas del club de Toby de Silicon Valley. Después, Pao creó Project Include, una organización sin fines de lucro que se dedica a la diversidad y la inclusión.
Pao comentó que si bien ahora hay más personas que le creen a las mujeres cuando denuncian discriminación y acoso, las empresas tecnológicas no han hecho mucho para mejorar sus espacios de trabajo.
“No tenemos muchos indicadores de diversidad e inclusión y los que se comparten muestran pocos avances, en especial a nivel ejecutivo”, dijo.
Luego de su juicio, las empresas tecnológicas empezaron a difundir informes anuales sobre diversidad que mostraban las disparidades de género y raciales en su personal. Las empresas de capital de riesgo, muchas de la cuales solo tenían socios varones, sumaron mujeres a sus sociedades.
En las empresas tecnológicas públicas, más mujeres consiguieron puestos ejecutivos. Ursula Burns asumió la dirección ejecutiva de Xerox en 2009. Mayer se convirtió en la presidenta ejecutiva de Yahoo en 2012, tras una larga trayectoria en Google, mientras que a Rometty se le ofreció la dirección ejecutiva de IBM ese mismo año. En 2014, Catz se convirtió en copresidenta ejecutiva de Oracle. Microsoft nombró a Hood como directora financiera en 2013, mientras que Google contrató a Porat para el mismo puesto en 2015.
Sin embargo, muchas de ellas se encontraron con dificultades al momento de dirigir empresas tecnológicas avejentadas. De esas mujeres, solamente Catz, Hood y Porat permanecen en sus cargos.
“El paso de tortuga al que avanza el progreso para las lideresas en Silicon Valley es más que decepcionante”, afirmó Nicole Wong, directora adjunta de tecnología para el gobierno de Barack Obama y exejecutiva de Twitter. “Hace que los compromisos que asumieron los líderes del sector tecnológico en 2014 en torno a la diversidad racial y de género parezcan un acto performativo nada más”.
En 2017, al movimiento #MeToo se sumaron historias de acoso sexual por parte de hombres poderosos en Silicon Valley. Ese año un grupo de mujeres inversionistas creó All Raise.
En 2018, California aprobó una ley que requería que las empresas que cotizaban en bolsa tuvieran al menos una mujer en el directorio, lo que consiguió que multitudes de mujeres se unieran a los directorios corporativos. (El mes pasado un juez de California anuló la ley; el estado dijo que apelará el fallo). Otra nueva ley, aprobada el año pasado, titulada Silenced No More, brinda protección jurídica a las personas que se expresan públicamente sobre tratos discriminatorios o de acoso experimentados en el trabajo).
Las mujeres en la industria tecnológica han seguido pronunciándose en contra del trato injusto que reciben. En 2020, Brougher llegó a un acuerdo de 22,5 millones de dólares con Pinterest por discriminación y represalias. Una demanda por discriminación interpuesta por Emily Kramer, exdirectora de mercadotecnia en la empresa emergente de finanzas Carta, se encuentra en proceso en los tribunales.
Ha habido algunas señales de progreso. En los últimos cinco años, Katrina Lake de Stitch Fix, Julie Wainwright de The RealReal, Jennifer Hyman de Rent the Runway y Whitney Wolfe Herd de Bumble sacaron a la bolsa de valores las empresas que fundaron. Y, tras los pininos de Sandberg, ahora las directoras de operaciones son más comunes en el sector. Entre ellas están Choi de Coinbase, Gwynne Shotwell de SpaceX y Jen Wong de Reddit.
En Meta, Sandberg contrató y ascendió a mujeres, como Marne Levine, la directora comercial, y Lori Goler, directora de recursos humanos y contratación. El porcentaje de mujeres que tienen puestos directivos o de más alto rango en el organigrama de Meta aumentó del 30 por ciento en 2018 al 35 por ciento en 2021, según los datos de la empresa.
Meta también contribuyó al desarrollo de mujeres que ahora dirigen otras empresas tecnológicas, entre ellas Simo, quien supervisó la aplicación principal de Facebook antes de convertirse en la directora ejecutiva de Instacart el año pasado.
“El liderazgo de Sheryl ha sido muy importante para muchas de nosotras”, comentó Kate Rouch, la directora de mercadotecnia de Coinbase, quien trabajó en Meta hasta agosto del año pasado.
No obstante, cuando Sandberg deje su cargo en los próximos meses, Javier Olivan, ejecutivo veterano en Meta, asumirá sus funciones en la dirección de operaciones. Olivan será uno de los cuatro representantes principales de Zuckerberg en materia de tecnología y políticas… y todos son hombres.