Selva, sol y una webcam: cómo es ir al médico o estudiar una carrera para una comunidad en el medio del Amazonas
Una visita a Buena Esperanza, una comunidad de 33 familias que viven a más de 300 kilómetros de la ciudad más cercana, pero que lograron montar un sistema de telemedicina y hasta tienen egresados que cursaron carreras universitarias a distancia
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En la actualidad, la tecnología digital ha abierto un abanico de posibilidades que trascienden las barreras físicas y geográficas, transformando la manera en que nos comunicamos, trabajamos y accedemos a servicios esenciales. Uno de los campos que ha experimentado un cambio significativo es el de la atención médica, con el surgimiento de la telemedicina, así como el sector educativo, que ha encontrado en la educación a distancia una alternativa eficiente y accesible.
Sin embargo, para las comunidades que viven alejadas de los grandes centros urbanos, estas innovaciones tecnológicas van más allá de la simple comodidad. En lugares remotos y apartados, donde el acceso a servicios de calidad es limitado, la implementación de la tecnología digital, la telemedicina y la educación a distancia puede marcar una auténtica revolución y cambiar la realidad de dichas comunidades. Este es el cometido que persigue el Solar Community Hub de la comunidad Buena Esperanza, que queda en el medio de la impenetrable selva amazónica.
La travesía
Para llegar hasta allí hay que partir desde Manaos (Brasil) bien temprano en un avión para nueve pasajeros con el cual se sobrevuela la selva amazónica durante una hora y media para llegar al pequeño poblado de Maricoré. Son algo más de 300 kilómetros de la untuosa arboleda de la selva, que se mimetiza con brazos de ríos y cruces de agua. Una vez allí, hay que tomar una lancha rápida para navegar por una hora uno de los ríos afluentes del Amazonas, y así llegar, finalmente, a la comunidad Buena Esperanza, la cual se encuentra habitada por un total de treinta y tres familias que se dedican, principalmente, al cultivo de la yuca y castañas; con la yuca, por ejemplo, se hacen unos bollos que se comen en el desayuno o la merienda.
Con temperaturas que superan cómodamente los 30 grados y una humedad que te hace sentir como si recién te hubieses duchado, los accesorios estrella de cualquier travesía por la selva a este lugar son el repelente de insectos, el bloqueador solar y el piloto para guarecerse de la lluvia intermitente que acompaña al viajero, y que es característica en estos lugares, al punto que el último tramo en lancha puede frenarse, y dejar a las embarcaciones en el medio del río, si se desata un chaparrón.
Telemedicina en el Amazonas
El Solar Community Hub que Intel, Dell y FAS montaron en la comunidad, fue realizado con containers y obtiene su energía de forma limpia gracias a los paneles solares ubicados en su techo. En el lugar funciona un sector de telemedicina, atendido por una farmacéutica y un enfermero de la misma comunidad. Cuando llega alguien con una patología, ingresa a un triage, un sistema de gestión clínico, que ayuda a determinar el problema de salud que aqueja al paciente; luego es derivado mediante una teleconsulta con un médico especialista que se encuentra dentro del sistema de salud de Brasil. Mediante este método puede diagnosticar y medicar al paciente que ya no tendrá que viajar por más de seis horas para atenderse en Maricoré.
Universidad a distancia
El otro espacio del Hub (que tiene una conexión a internet de 100 MB de velocidad) lo ocupa una sala de computación que cuenta con 17 computadoras. Allí, Isaías, otro miembro de la comunidad, oficia como docente en las clases de computación y brinda soporte para quienes eligen estudiar una carrera universitaria a distancia directamente desde el centro. Ya son tres los que ha conseguido graduarse de la universidad y, tal es el arraigo, que pretenden desarrollarse dentro de Buena Esperanza y no emigrar a otra localidad. En este sentido, Claudia Muchaluat, directora de operaciones para Brasil de Intel, hizo hincapié en la importancia de democratizar el acceso a la tecnología, “esto es un ejemplo fantástico para observar la importancia de la tecnología y la sustentabilidad y como puede modificar la vida de tantas personas”, indicó.
Otra parte importante del proyecto son los jóvenes que han sido capacitados como monitores ambientales dentro de la comunidad. Ellos son los encargados de hacer un relevamiento sobre las cosechas. para luego tabular los datos y observar cuál es el impacto ambiental que generan en la floresta. Para esto utilizan computadoras de grado militar, a prueba de golpes y agua, para llevarlas y trabajar directamente en el terreno.
Un inicio promisorio
El Solar Comunity Hub no solo es utilizado por los habitantes de Buena Esperanza, sino que asiste y ofrece servicios a los habitantes de las comunidades vecinas, y disparó la creación de otros proyectos, como un sistema para potabilizar a gran escala el agua de la zona. Por eso sus creadores lo ven como el punto de partida para un proyecto aún más ambicioso, que sea capaz de alcanzar y ayudar a más comunidades dentro del Amazonas.