Se viene el Metaverso, una Second Life para internet
Es, según algunos analistas, lo que se viene; ¿pero exactamente qué nos motivaría a entrar en un universo paralelo?
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De prosperar, espero que encontremos un nombre mejor. Porque en español, especialmente en español rioplatense, metaverso suena terrible. Pero vamos a tomárnoslo en serio, dejando de lado el nombre, porque de otro modo estaríamos prejuzgando. Más allá de sus resonancias en español rioplatense, la palabra metaverso puede además resultar un poco confusa. Meta en griego tiene tantos significados que ponerse etimológicos no nos va a ayudar. La partícula está en metáfora, metacarpo y en uno de los patrones de sustitución de los hidrocarburos aromáticos, en química.
Sin entrar en detalles, uno de los significados de meta tiene que ver con la posición en el espacio, de manera figurada o no. Pero no solo. Un metalenguaje, por ejemplo, es un lenguaje usado para describir un lenguaje. En fin, de momento, metaverso no está en el Diccionario de la Real Academia Española, así que vamos a tratarlo de acuerdo con un consenso que mezcla los planes de Facebook, la ciencia ficción y todo ese no sé qué de la palabra meta, que aparece hasta en la misteriosa y algo hermética metafísica.
Ilusiones
El metaverso de metafísico tiene poco, a decir verdad. Es, dicho rápido y fácil, un universo paralelo, construido por máquinas, software y conexiones de red. Supuesto el caso de que no vivamos en una Matrix (esto no puede en principio determinarse), la pretensión del metaverso sería la de convertirse en el bisabuelo de la Matrix. O, si me permiten poner los pies un poco más en la tierra (eso fue un chiste), el tatarabuelo del holodeck.
La literatura (de ciencia ficción) relata que es el siguiente gran paso de internet. O sea que internet debería naturalmente evolucionar en un metaverso. Me permitiré disentir con este concepto, más allá de que es una discusión algo bizantina. Bizancio tenía que aparecer, tarde o temprano.
Me explico. Internet ya es un metaverso. No es 3D, no es inmersivo y no se basa en realidad virtual, concedido, pero si la definición de metaverso es la de ser un universo paralelo (o uno que está más allá del que suponemos real, para seguir con la tradición aristotélica), entonces internet ya cumple con esas condiciones. Está la realidad y, paralelamente, está internet. Y lo que ocurre en internet queda en internet.
Acá es donde entran las paradojas y las contradicciones. La diferencia fundamental entre existir en un espacio virtual de internet y el metaverso prometido es que en la primera no podés, por decirlo de alguna forma, ingresar físicamente. O, mejor, sentir como que estás realmente ahí. Un foro o un chat no son lo mismo que, pongamos, un juego 3D online.
Ah, pero entonces ya existen metaversos. Sí, es la primera contradicción. Pero no es grave. Internet en su momento tampoco fue la única red (ni lo es hoy). Ese no sería el problema. A la distancia, uno puede especular con la integración de diversos metaversos. Total, especular no cuesta nada.
La paradoja está en que los espacios virtuales dan la sensación de estar ahí, pero uno sabe que no está ahí en realidad. Si no, sería realidad real y no virtual. Por aquí podríamos deslizarnos amablemente hacia otras cuestiones. Pero por ahora solo lo dejo anotado: la diferencia entre internet y un metaverso es una ilusión.
Tampoco es grave. El cine es ilusión, y sin embargo funciona. Además, para el caso, ni el cine ni los metaversos son algo nuevo. La pregunta más delicada aquí es si estamos en condiciones de ponernos a hablar en serio de un metaverso. Para que no piensen que es un simple prurito semántico, quiero mencionar una plataforma que en su momento hizo mucho ruido: Second Life.
La idea de Second Life es (¿era?) la de un universo paralelo generado por computadoras. Super lindo, pero no prosperó. ¿No funcionan los universos paralelos generados por computadora? ¿O pasa otra cosa? Aquí entra la segunda contradicción.
Me aburrí
Internet no tiene la pretensión de hacernos sentir nada en el cuerpo, y está bien. Uno no pone el cuerpo. Con los jueguitos 3D online, es parecido. Uno pone el cuerpo, pero no tiene ganas de que le entren las balas, por así decir. O sea estás ahí, pero no. De hecho, el sedentarismo es una plaga entre los aficionados a los juegos, lo que sería paradójico, si no fuera tan significativo.
Por eso los juegos necesitan recurrir a una serie de mecanismos para que uno quiera meterse a jugar. No los listaré, son bastante bien conocidos. En todo caso, uno no se mete a una partida de Fortnite por la experiencia física.
Ahora, ¿qué nos tentaba de Second Life? No mucho, ese era el problema. Como chat era un poco incómodo y como juego le faltaba argumento. Además llegó un poco prematuramente para el hardware de video de que disponíamos, y ese es uno de los motivos que se mencionan para explicar su fracaso. Pero después de haber entrado allí una cantidad de veces, mi sensación es que le faltaba emoción. Andabas por ahí viendo un montón de gente que andaba por ahí. Y ya.
De modo que el principal desafío de Facebook y todas las demás compañías que apuesten por el metaverso será no tanto de hardware (en cuanto al estado del arte estamos razonablemente bien ya, aunque por una razón de costos la inmensa mayoría de los dispositivos no cuentan con los fierros adecuados) como de guion. ¿Exactamente para qué iríamos a meternos a un universo virtual si no vamos a sentir nada en el cuerpo?
Leía un titular el otro día que planteaba que el metaverso es la próxima big thing, como se dice en la jerga. Lo que viene. Esto, porque Facebook anunció que contratará 10.000 empleados en la Unión Europea para construir un metaverso. Puede ser eso o puede ser que lo haga para deconstruir la compleja situación que la red social, al igual que Google, Amazon y otras, enfrenta en Europa. Que es como un universo aparte.