El congreso donde los matemáticos generan negocios millonarios
En el SAS Global Forum se muestra cómo el software permite detectar desde fraudes financieros hasta el sabor de la galletita: todo se mide, se predice y se vende en un software; de yapa, el stand up de Colin Powell
Washington. Un paciente hipertenso recibe el tratamiento correcto luego de visitar más de 28 veces una clínica porteña. Un oficinista pierde la tarjeta de crédito, pero no su dinero porque el banco detecta un movimiento sospechoso y frena las transacciones. Un alumno recibe un cambio de currícula justo cuando sus calificaciones empezaban a decaer.
¿Qué tienen en común esa gente? Sus comportamientos fueron identificados por algún software de SAS , la empresa que convierte casi todos los movimientos de las personas y las empresas en algoritmos, para detectar patrones y predecir comportamientos, y que también es uno de los mejores lugares para trabajar, según el ranking de la revista Fortune .
La existencia de una empresa privada que tiene la capacidad para monitorear cualquier tipo de actividad humana produce cierto escalofrío y exige prestar un poco más de atención para entender de qué se trata. Claro que la inauguración del SAS Global Forum 2014 no facilita las cosas. Más de 4000 personas copan un hotel gigantesco durante tres días. Música en vivo, comida por doquier y trapecistas animan la velada.
Es un tour sin paradas por una manera muy lejana de hacer negocios: miles de empleados de SAS de todo el mundo (Rusia, Corea del Sur, Holanda, Argentina, etcétera) se reúnen con potenciales clientes de lugares igualmente remotos. Por supuesto, los norteamericanos son mayoría.
El hotel está sellado por fuera, la temperatura es de dos grados y hay amenaza de nieve. Adentro: el festival se convierte en un mega encuentro de negocios.
Colin Powell y su stand up para ejecutivos
SAS fue fundada por Jim Goodnight (y otros compañeros de la universidad) hace más de tres décadas. El señor nunca quiso vender su empresa y hoy, cuando a sus 70 años acumuló miles de millones de dólares, sigue trabajando como el primer día. Sólo que ahora se sube al escenario, se sienta frente a una computadora y una multitud lo aclama cada vez que presiona una tecla o suelta alguna de sus escasas frases. La apertura es un poco lenta (o sólo para entendidos), pero el público se anima cuando aparecen los acróbatas, la cantante y una pareja que baila un "tango electrónico".
Es apenas un show inaugural. Al otro día SAS comienza a desplegar sus cartas de gigante corporativo. Entonces, salen a escena sus oradores, que hicieron algo más que dirigir al equipo campeón o montar un éxito de TV.
Colin Powell, el ex secretario de Estado norteamericano, se para delante de una platea de ejecutivos para hablarles de liderazgo, de su vida y, por supuesto, de tecnología (introdujo las PCs en toda la administración norteamericana). El general superpoderoso que habló en las Naciones Unidas para advertirle al mundo que Saddam Hussein debía ser derrocado ahora es un comediante que hace chistes sobre su matrimonio y cuenta anécdotas de Reagan mientras se mueve ágilmente por el escenario.
Luego aparece Phillip Mudd, ex director del FBI y la CIA, para hablar de la importancia de cruzar datos para anticipar fraudes financieros. Pero se desvía hacia estremecedoras anécdotas sobre la lucha contra el terrorismo. Él también pone sobre el escenario sus dotes histriónicas. Habla en cuclillas, bromea con los espectadores de la primera fila y pega golpes en mesas imaginarias.
"Business intelligence" y software gratis para universidades
La potencia corporativa no se acaba en esos expositores premium. Cientos de programadores de la empresa muestran aquí los distintos tipos de software. Hay de todo: soluciones para evitar fraudes financieros en el acto, personalizar la oferta de paquetes en sitios de turismo, reducir los tiempos de respuesta de la policía australiana y hasta asegurar el crocante de una galletita.
"Data scientists" es el concepto clave. SAS asegura que esta profesión ya casi es una realidad. Según los expositores, se necesitan miles de profesionales dedicados a la minería de datos, o sea, a interpretar y analizar patrones en la información. Por eso, la compañía aporta mucho dinero en educación. De hecho, en este congreso participan cientos de universitarios que recibieron el software gratis para realizar sus propias investigaciones. La apuesta es doble: los estudiantes se capacitan antes de trabajar en SAS o se convierten en un potencial cliente.
Entonces, este ejército de académicos presenta trabajos de lo más variado: cómo identificar ciertos indicios que hacen de un niño un potencial fumador; cuáles son las tendencias suicidas en adolescentes; qué trucos implementar para optimizar los costos de un servicio de cable o cómo encontrar gamers que hacen trampa cuando juegan en línea. La lista es interminable.
Cada estudiante tiene unos 30 minutos para mostrar su investigación. El muchacho que busca pichones de fumadores parece haber impactado al representante a una empresa IT, que le pide su CV. Y ahí comienza otra negociación.
Afuera, finalmente comenzó a nevar. Tal vez, el servicio meteorológico tenga algo de SAS.
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