Samsung Music Frame: probamos el parlante inalámbrico con aspecto de cuadro
El Music Frame de Samsung, que acaba de salir a la venta en la Argentina, combina un parlante con una tapa en la que se puede poner una foto impresa; el parlante se puede colgar de la pared o apoyar en un estante
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En 2017, Samsung presentó un televisor llamado The Frame, que tenía un concepto novedoso para la época: estaba diseñado para colgarse de una pared, y la pantalla tenía un marco intercambiable, que permitía agregarle otros que lo hacían parecer un cuadro. Además, el modo en espera (cuando no se está usando) no apagaba la pantalla a un rectángulo negro, sino que activaba un modo “cuadro”, mostrando obras de arte de las mejores pinacotecas del mundo; la idea era aprovechar esa superficie mientras el televisor estaba sin uso e integrarlo, de alguna forma, al resto del ambiente en el que está.
A lo largo de estos años la compañía ha ido renovando los modelos, con mejores pantallas y un tratamiento mate al vidrio protector para que esas pinturas se vean aún mejor, y este año amplió la familia Frame con un acompañante, el Music Frame, que Samsung comenzó a vender en nuestro país esta semana a 659.999 pesos, y que estuve probando.
Si los televisores Frame buscan tener una doble vida, como pantallas y como cuadros, el Music Frame va en el mismo sentido: es un parlante escondido detrás de un portarretrato. Su diseño permite colgarlo de la pared o ponerlo sobre la mesa, y viene con una tapa que se desengancha, y de la que existen dos alternativas: o ya tiene una pintura famosa integrada, o viene con un paspartú de color neutro y un calado para poner nuestra foto impresa de 20 cm x 20 cm. Esta última es la única opción que por ahora está disponible en la tienda local.
El parlante Music Frame es inalámbrico, funciona aun si no tenemos un televisor Frame (de hecho, puede funcionar como parlante convencional), es muy canchero y, punto clave, se escucha muy bien, incluso con el volumen bien alto. Quienes quieran un sonido estéreo con mayor separación de canales deberán comprar dos de estos parlantes, por supuesto, aunque con uno solo la calidad de sonido es muy buena. El Music Frame tiene dos woofers, dos tweeters, dos drivers de rango medio y es compatible con Dolby Atmos; además tiene una buena amplitud de audio, es decir, se escucha bien aunque no estemos directamente frente al parlante.
La tapa con el paspartú para poner la foto se desmonta en forma sencilla, y queda suficientemente firme; se extraña, al menos en la venta local, alguna alternativa para poner una foto más grande, una lámina, un poster, una colección de imágenes, otro color de paspartú, etcétera. En otros países también se vende un marco alternativo al que viene en la caja (negro, minimalista).
El parlante se puede usar vía Bluetooth, Wi-Fi, o con un conector digital (para usarlo junto a una TV), y se pueden vincular hasta 5 Music Frame repartidos por toda la casa (o en un ambiente), o usar como complemento de una barra de sonido. También es compatible con Alexa, con Chromecast y con AirPlay.
Para manejar el parlante como dispositivo independiente se puede usar el teléfono con la app SmartThings de Samsung, como parlante Bluetooth convencional (incluso tiene micrófono para usarlo como manos libres) o como parlante conectado (es decir, con un asistente respondiendo a una orden verbal). También tiene una botonera pequeña en un costado del Frame, útil para controlar el volumen o el origen de la música, pero algo quisquillosa en la interacción; tiene una leve demora para cambiar de función.
Quienes piensen en tenerlo deben tener en cuenta que es grande (35 cm de lado -un poco más que la funda de un disco de vinilo- y 14 cm de grosor) y pesa 4,6 kg, un dato no menor, tanto si se colgará de una pared como si se pondrá en una repisa. El parlante no tiene batería, sino que va enchufado; si lo colgamos de la pared el cable, delgado, quedará a la vista.
El parlante se escucha muy bien, y en dupla con otro será claramente mejor (aunque más oneroso); la posibilidad de disimularlo en la pared junto a otros cuadros o detrás de una foto es un agregado genial, porque la estética elegida por los fabricantes de parlantes no siempre es la más compatible con cualquier hogar. El concepto no es único (Sonos e Ikea venden un parlante-cuadro, y otro para poner entre los libros de la biblioteca, como parte de su familia Symfonisk), y tiene sus limitaciones: por su propio diseño (quizá estará en una pared a una altura arbitraria; quizá en una mesa o repisa apuntando levemente hacia arriba) el sonido es menos direccional de lo que podría o debería, y con 14 cm de profundidad las bocinas no pueden hacer magia, pero aun así, para quienes la parte estética es un punto a tener en cuenta a la hora de pensar el audio, un parlante/cuadro como el Music Frame puede ser una opción más que interesante.
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