Robots industriales más libres, pero con sensores para no lastimar a los operarios
Utilizados durante años en el sector industrial, la nueva generación de asistentes que comparten espacios comunes con los humanos buscan sortear los accidentes laborales de la mano de los sensores
Desde autos sin conductor hasta drones para delivery, una nueva generación de robots está a punto de revolucionar la manera en que la gente trabaja, maneja y hace las compras. Pero hay un área en la que los robots ya están establecidos y su presencia se extiende rápidamente: el sector industrial , especialmente la manufactura y el almacenado.
Los robots trabajan desde hace mucho junto a los obreros en fábricas y depósitos, donde llenan cajas con items pedidos por Internet, agujerean y sueldan partes de autos o pasan alimentos de una cinta transportadora a la siguiente.
Ahora muchos expertos se preocupan por los peligros que representan los robots para los humanos que trabajan junto a ellos.
Los robots han causado al menos 33 muertes y lesiones en el lugar de trabajo en los Estados Unidos en los últimos 30 años, según datos de la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional ( OSHA ). Eso puede no sonar como mucho, pero el número puede muy bien estar subestimando los peligros por delante.
A diferencia de los robots actuales, que por lo general trabajan en jaulas, la próxima generación tendrá mucha más autonomía y libertad para moverse por su cuenta.
"Para que los robots trabajen más productivamente deben escapar de sus jaulas y poder trabajar junto a la gente" dijo Kent Massey, director de programas avanzados de HDT Robotics. "Para alcanzar esta meta con seguridad, los robots deben volverse más como la gente. Deben tener ojos y sentido del tacto, además de la inteligencia para usar esos sentidos".
Hasta ahora los robots han sido usados en gran medida en la manufactura, en particular en la industria automotriz. Por lo general han sido "robots bobos", diseñados para tareas repetitivas que son sucias, peligrosas o aburridas.
Junto con los nuevos robots que se mueven libremente aparecen nuevas preocupaciones de seguridad. A la gente le preocupa lo que sucederá si un robot se sale de control o la primera vez que un auto sin chofer mate a alguien.
La normativa requiere que los robots operen separados de los humanos, en jaulas o rodeados por cortinas de luz que detienen las máquinas cuando la gente se acerca. Como resultado de ello la mayoría de las lesiones y muertes se han dado cuando los humanos que hacen mantenimiento de los robots cometen un error o violan las barreras de seguridad, por ejemplo, ingresando a una jaula.
Pero los robots cuya generación está naciendo hoy colaboran con humanos y se mueven libremente en ambientes abiertos en los que la gente vive y trabaja. Son producto de la baja del costo de sensores y avances en los algoritmos de inteligencia artificial en áreas tales como la visión de las máquinas. El más reciente de los autos sin chofer de Google , por ejemplo, es completamente automatizado, sin volante ni pedal de freno.
Junto con los nuevos robots que se mueven libremente aparecen nuevas preocupaciones de seguridad. A la gente le preocupa lo que sucederá si un robot se sale de control o la primera vez que un auto sin chofer mate a alguien.
"Es el temor a los robots" dijo Bryant Walker Smith, miembro asociado del Centro para Internet y Sociedad de la facultad de derecho de la Universidad de Stanford que estudia autos sin chofer. "Hay algo que asusta aún más de una máquina que tenga una falla y le quite el control a alguien".
Como resultado de ello estos robots requieren medidas de protección extra. El auto de Google tiene un frente acolchado para suavizar el golpe si el robot o un humano causan un accidente. El parabrisas es de plástico y el frente del auto es redondeado de modo que tenga menos probabilidades de lastimar o atrapar a peatones o ciclistas.
Otro robot, Baxter , que hace trabajos repetitivos en lugares de trabajo, como el empaquetado de items pequeños, está diseñado para percibir la presencia de humanos y detenerse antes de entrar en contacto con ellos. También tiene una pantalla que alerta a quienes están próximos respecto de en qué está centrado el robot y que va a hacer a continuación.
Si los robots y humanos van a vivir y trabajar juntos, Baxter y su prole necesitarán más de estos avances. Para desarrollarlos, los creadores de robots tendrán que recurrir a una de las emociones más humanas: la empatía.
Traducción de Gabriel Zadunaisky
The New York TimesTemas
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