Robó, huyó y lo pescaron: transmitió su huida por streaming a miles de personas sin saberlo
Un hombre le sacó de las manos un celular a un peatón en Egipto, sin saber que estaba transmitiendo por streaming a miles de personas
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LA NACION
El robo de celulares a transeúntes es un mal global: son objetos relativamente fáciles de agarrar (de la desprevenida mano de una persona sacando una foto o mandando un mensaje, sin atender a su alrededor) y muchos de un valor importante. Todos, sin embargo, están hoy conectados a internet; esto facilita su ubicación posterior por medio de aplicaciones de rastreo (tanto Google como Apple ofrecen las suyas en forma oficial).
Recuperar el equipo, por supuesto, es algo más complejo: al poco tiempo de robarlo, los ladrones suelen quitar el chip para intentar formatear el teléfono y poder venderlo, sea como equipo usado, o por el valor de sus piezas como repuestos. Así, dar con el malhechor es difícil, porque la pista se desvanece rápidamente y los testigos no siempre tienen mucho para aportar.
Salvo que sean, claro, 20.000 testigos capaces de hacer capturas de pantalla de un video: esto es lo que le pasó a Mahmoud Ragheb, un periodista del sitio de noticias Youm7, que estaba transmitiendo en vivo el impacto que un terremoto reciente tuvo en Shubra Al-Khaimah.
Ragheb no advirtió la acometida de un hombre, que pasó en moto y con mucha habilidad (y sin perder su cigarrillo) le sacó el teléfono de las manos, y huyó con él. Lo que esta persona no sabía, claro, es que Ragheb estaba transmitiendo en vivo desde su teléfono, que 20.000 personas estaban viendo ese streaming, y que pudieron ver la cara del ladrón cuando miró el teléfono para ver qué había robado, y dejó su rostro para la cámara del teléfono, hasta que se cortó la transmisión.
Unas horas después el ladrón fue identificado y arrestado, reporta la BBC; confesó el crimen, pero para ese entonces ya había vendido el teléfono robado.
Desde entonces se viralizó tanto el video del robo (que suma varios millones de visualizaciones) como la imagen del ladrón, de quien no trascendió el nombre.
LA NACION
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