Un grupo de artistas y científicos de la Universidad de Tres de Febrero (Untref) lidera un proyecto que busca humanizar el proceso de rehabilitación con tecnología. Desarrollaron un pincel digital en forma de esfera que asocia movimientos de pacientes con problemas motores a imágenes y sonidos en tiempo real.
En el ámbito de Intercambios Transorgánicos, un equipo de investigación transdisciplinaria de la Universidad de Tres de Febrero, Gala Lucía González lidera un equipo de trabajo que desarrolló el C3D, un dispositivo dedicado a aumentar la motivación y mejorar los resultados clínicos en tratamientos de rehabilitación física. Puede ser utilizado en pacientes niños y adultos e incluso adultos mayores, y esencialmente aplica a un rango amplio de neuropatologías que tengan secuelas motoras; está orientado específicamente a kinesiología, terapia ocupacional y algunas aplicaciones de estimulación cognitiva.
"Yo estudié música, arteterapia y me diplomé en neurorehabilitación transdisciplinaria. Soy performer, compositora, docente y ahora un poco empresaria. Me encuentro a un año de obtener la licenciatura en Arte Electrónicas en la Untref y fue a partir de mis años de práctica clínica que decidí dejar el consultorio y ponerme a inventar y fabricar soluciones a distintos problemas", explica Gala González.
Dentro del equipo de trabajo de la Untref desarrollan interfaces interactivas que permitan incorporar nuevos medios y tecnologías al ámbito de la salud y la educación por medio de estrategias inclusivas. Están interesados en ayudar a construir en estos ámbitos un enfoque que vincule orgánicamente lo humano, subjetivo, individual e identitario con los aspectos funcionales. "Nuestro objetivo es trazar nuevas posibilidades en el diálogo entre arte y ciencia", explican desde de la institución. "El C3D es la primera interfaz desarrollada completamente por mi equipo de I+D y según las investigaciones preliminares aumenta la motivación en tanto en profesionales como pacientes. El objetivo es que los terapeutas de rehabilitación física lo utilicen en sus rutinas de trabajo reemplazando los movimientos repetitivos que deben hacer los pacientes por estímulos físicos a partir del uso del controlador."
"Mientras que el paciente interactúa con entornos lúdico-creativos, el terapeuta puede cumplir objetivos de recuperación funcional y generar datos de la evolución del movimiento del paciente a lo largo del tiempo. Al mismo tiempo, las pruebas que ya estamos realizando con nuestros primeros clientes y en el Sanatorio Güemes nos permiten entender cuáles son las necesidades de los profesionales, y a partir de ese feedback vamos ajustando el producto", señala González.
El controlador está en etapa de Producto Mínimo Viable (etapa pionera para el desarrollo a gran escala) y según explican los creadores la electrónica que usan es simple: comenzaron con sensores y un sistema propietario. El dispositivo tiene un hardware que permite tomar datos del movimiento del cuerpo y el software se compone de entornos de visualización y sonoros creativos.
"Tanto el hardware como el software son abiertos, libres y desarrollados 100% por nosotros. Actualmente seguimos dando con muy pocos productos e investigaciones relacionadas a aplicar artes y nuevas tecnologías en procesos de rehabilitación. Pero los que existen tienen muy buen pronóstico. Por esto creemos que desarrollar y emprender en ciencia y tecnología en nuestras latitudes, es importante, relevante, y agregar al arte como disciplina en ese mix es trabajar poniendo un pié en el futuro y traccionando la cultura local hacia allí", explica la terapeuta.
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Cómo funciona el C3D
El C3D es una pelotita que cabe en la palma de la mano, puede tomarse o adjuntarse mediante abrojos a cualquier parte del cuerpo que requiera hacer movimientos en las terapias físicas. Funciona como un pincel digital: cuando el paciente lo mueve, el software asociado produce una imagen y un sonido que refleja el movimiento. Esto le da feedback en tiempo real y le permite al profesional contar con nuevos modos de aproximarse a la evolución del movimiento del paciente a lo largo del tiempo.
Mientras los pacientes lo usan, dejan de concentrarse en las repeticiones que tienen que lograr de determinados movimientos, y comienzan exploraciones creativas, más o menos regladas. Pueden hacer un dibujo, una pintura, con diferentes estéticas o también experiencias musicales. Esto promueve una transferencia de calidad con el profesional. Habilita conversaciones sobre recuerdos, sensaciones, ideas, sentimientos y esencialmente poniendo en el centro de la sesión a la experiencia del paciente.
"Para que el paciente se integre como ser humano, con su nueva realidad, para que pueda generar nuevos escenarios o formas de vincularse con el mundo, primero tiene que poder imaginarse haciéndolo. El arte nos permite encontrar nuevas versiones posibles, allí donde criamos y fomentamos sólo una. Este es un desafío que las personas con discapacidad adquirida tienen que enfrentar", sentencia Gala.
Una de cada diez personas en la Argentina
Sobre discapacidades adquiridas, la OMS asegura que 1 de cada 20 personas va a adquirir una discapacidad permanente a lo largo de la vida. En la Argentina 1 de cada 10 argentinos tiene una discapacidad, aproximadamente el 50% son motoras y tenemos en el país, un ACV cada 4 minutos.
"Lo que nosotros hicimos fue dejar de pensar que esto no nos puede pasar a nosotros o a las personas que amamos y empezamos a preguntarnos qué tipo de tratamientos sería digno recibir si nos pasara. Simplemente ponemos todo nuestro conocimiento y experiencia en desarrollar productos que colaboren -seriamente- con mejorar la calidad de vida de las personas", concluye Gala González.
El objetivo de Gala es que tanto clínicas como profesionales particulares puedan incorporarlo a sus rutinas de tratamiento, al mismo tiempo que terapeutas y pacientes comienzan a pensarlo como interfaz de seguimiento del tratamiento en casa. En la actualidad el proyecto está incubado por CADIME y es uno de los 3 finalistas de la categoría de Arte y Cultura del concurso Samsung Innova. Además, dos de sus interfaces ganaron el concurso Emprendé Conciencia en 2018 y 2019.
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