Unas 3.000 millones de personas, en torno al 40% de la población mundial, utiliza las redes sociales digitales y se calcula que cada una dedica dos horas al día.
¿Podría ser que estuviéramos sacrificando por ellas nuestra salud mental y bienestar, además de nuestro tiempo?
Puesto que las redes sociales son relativamente nuevas para nosotros son pocas las conclusiones definitivas.
Las investigaciones disponibles se basan principalmente en gente que cuenta sus propias experiencias, lo que muchas veces no es fiable, y la mayoría de estudios se centran en Facebook .
BBC Future repasa algunos de los principales hallazgos de la ciencia en torno a 11 aspectos: estrés, humor, ansiedad, depresión, sueño, adicción, autoestima, bienestar, relaciones, envidia y soledad.
ESTRÉS
En 2015, investigadores del Pew Research Center de Washington trataron de averiguar si las redes sociales producen más estrés del que alivian.
En un estudio con 1.800 personas, las mujeres afirmaron estar más estresadas que los hombres. Twitter resultó ser uno de los causantes principales, ya que incrementaba la conciencia que ellas tenían del estrés de otros.
Pero esta red social también actuaba como un mecanismo de ayuda, y cuanto más lo usaban las mujeres, menos estrés sufrían.
Tal efecto no se detectó en los hombres, de los que los responsables del estudio dijeron que mostraban una relación más distante con las redes.
En general, los investigadores concluyeron que estas estaban "moderadamente vinculadas a niveles más bajos de estrés".
HUMOR
Investigadores de Austria encontraron en 2014 que los participantes de su estudio que habían estado usando Facebook mostraron en los 20 minutos posteriores un más bajo estado de ánimo que aquellos que habían estado navegando por otros sitios de internet.
La investigación sugirió que se encontraban así porque veían el rato pasado en Facebook como una pérdida de tiempo.
El buen o mal humor también podría diseminarse a través de las redes sociales, según investigadores de la Universidad de California que evaluaron la carga emocional de más de 1.000 millones de actualizaciones de estado de más de 100 millones de usuarios de Facebook entre 2009 y 2012.
ANSIEDAD
Un estudio publicado en la revista Computers and Human Behaviour (Computadoras y comportamiento humano) reveló que los individuos que decían usar siete o más plataformas diferentes de redes sociales tenían más del triple de probabilidades de mostrar síntomas de ansiedad severa que aquellas que solo usaban dos.
Sin embargo, no está claro que las redes sociales provoquen ansiedad ni, si lo hacen, cómo lo hacen.
DEPRESIÓN
Un trabajo que tomó como sujetos a más de 700 estudiantes encontró que los síntomas depresivos, como el bajo estado de ánimo o sentimientos de falta de autoestima y esperanza, estaban asociados a la calidad de las interacciones en línea.
Los investigadores hallaron que estos síntomas se daban en mayor medida en los usuarios que informaban tener más interacciones negativas.
Un estudio similar estableció en 2016, esta vez a partir de una muestra de 1.700 personas, que quienes usan más plataformas de redes sociales tienen un riesgo tres veces mayor de sufrir depresión y ansiedad.
Sus autores sugirieron que los motivos de esto iban desde haber sufrido episodios de ciberacoso, una percepción distorsionada de las vidas de los demás y sensaciones como la de que el tiempo dedicado a las redes sociales es tiempo malgastado.
No obstante, los científicos están investigando cómo las redes sociales pueden utilizarse para diagnosticar la depresión, lo que podría ayudar a quienes lo necesitan a recibir antes un tratamiento.
SUEÑO
Los seres humanos acostumbrábamos a pasar las noches en la oscuridad, pero ahora estamos rodeados de luces artificiales día y noche. Los estudios han demostrado que esto puede inhibir la producción de una hormona llamada melatonina, que el cuerpo genera para facilitar el sueño.
La luz azul que emiten los celulares y las computadoras son consideradas las principales culpables.
En la Universidad de Pittsburgh, en Estados Unidos, le preguntaron en 2017 a un grupo de 1.700 personas de entre 18 y 30 años sobre sus redes sociales y sus hábitos de sueño.
Los responsables de la encuesta detectaron una relación entre las primeras y los trastornos de insomnio, y concluyeron que la luz azul de los dispositivos era una de las causas.
La frecuencia con la que accedían a las redes era el factor más determinante a la hora de predecir los problemas de sueño, más que el tiempo que los sujetos permanecían conectados, lo que llevó a los investigadores a hablar de una posible "obsesión por el chequeo" de las cuentas personales en las redes.
ADICCIÓN
La adicción a las redes sociales no figura en el último manual para el diagnóstico de desórdenes mentales.
Y si la adicción a las redes existe, se trataría de una especie de adicción a internet, lo que sí es un trastorno catalogado.
En 2011, Daria Kuss y Mark Griffiths, de la Universidad Nottingham Trent, en Reino Unido, analizaron 43 estudios previos sobre el tema y llegaron a la conclusión de que la adicción a las redes sociales es un problema mental que "podría" requerir tratamiento profesional.
Se encontraron con que un uso excesivo iba asociado a los problemas en las relaciones personales, un peor rendimiento académico y una menor participación en comunidades reales y no virtuales.
También comprobaron que entre quienes podrían ser más vulnerables a las adicciones a las redes sociales se incluían los individuos ya enganchados al alcohol, los muy extrovertidos y quienes recurrían a ellas como medio para compensar sus escasos lazos con otras personas en la vida real.
AUTOESTIMA
Los sitios que albergan las redes sociales hacen que más de la mitad de sus usuarios sientan que no están a la altura, y, de acuerdo con un estudio llevado a cabo entre 1.500 personas por Scope, una organización en pro de los derechos de los discapacitados, la mitad de los encuestados de entre 18 y 34 años dijeron que les hacían verse como no atractivos.
Un estudio de 2016 de la universidad estadounidense Penn State indicó que ver las fotos de otras personas podría menoscabar la autoestima de los usuarios porque tienden a compararse esa otra gente que parece de lo más feliz en las redes.
Otro proyecto común de las universidades de Strathclyde de Iowa y Ohio mostró que las mujeres se comparan negativamente con las imágenes que de sí mismas toman y publican otras mujeres.
Pero no son solo las selfies lo que puede minar la autoestima de los usuarios. Un estudio entre 1.000 usuarios suecos de Facebook reveló que las mujeres que pasan más tiempo en las redes se mostraban menos felices y confiadas.
BIENESTAR
En un estudio de 2013 los investigadores enviaron mensajes a los participantes cinco veces diarias durante 14 días, preguntándoles cómo se sentían y cuánto habían usado Facebook desde la recepción del último mensaje.
Cuanto más tiempo habían pasado en el sitio, peor se encontraban después. También se apreció una mayor caída de su satisfacción vital con el paso del tiempo.
Pero otro trabajo reveló que, para otras personas, las redes sociales pueden favorecer su bienestar. En general, los efectos de las redes sociales digitales en el bienestar de las personas son todavía ambiguos.
Esa es la conclusión a la que llegó el año pasado un equipo de investigadores holandeses. Con todo, estos científicos señalaron que hay evidencias más claras respecto a un grupo determinado de gente: las redes tienen un impacto más negativo en los individuos socialmente aislados.
RELACIONES
De acuerdo con las conclusiones de un pequeño estudio, solo la mera presencia de un celular puede interferir en nuestras interacciones, sobre todo, cuando estamos hablando de un tema importante.
Los investigadores de la Journal of Social and Personal Relationships (Revista de Relaciones Sociales e interpersonales) encargaron a 34 parejas de desconocidos que mantuvieran una conversación de diez minutos sobre algún hecho interesante que les hubiera ocurrido recientemente.
Cada pareja se sentó en una cabina privada. La mitad de esas cabinas tenían un teléfono sobre una mesa.
Quienes tuvieron un teléfono a la vista mostraron una respuesta menos positiva cuando después se les preguntó por su interacción con la persona con la que hablaron. Tuvieron conversaciones menos significativas y mostraron menos cercanía con su pareja que el resto de participantes en el estudio, en cuyas cabinas se había colocado un libro en lugar de un teléfono.
Las relaciones sentimentales tampoco son inmunes.
Expertos de la Universidad de Guelph, en Canadá, estudiaron en 2009 el comportamiento de 300 individuos con edades comprendidas entre los 17 y 24 años, centrándose en los celos que sentían cuando usaban Facebook y haciéndoles preguntas como: "¿Cuán probable es que te sintieras celoso después de que tu pareja añadiera a su muro una foto de una persona desconocida del sexo opuesto?".
Las mujeres pasan mucho más tiempo en Facebook que los hombres y se muestran mucho más celosas cuando lo hacen.
ENVIDIA
En un estudio en el que tomaron parte 600 adultos, en torno a un tercio de ellos dijeron que las redes sociales les inspiraban sentimientos negativos, mayoritariamente de frustración, y que la envidia era la razón de ello.
Esto lo provocaba la comparación entre sus vidas y las de otros, culpa, sobre todo, de las fotos de sus viajes que colgaban otros usuarios.
Sentirse envidioso ocasiona una "espiral de envidia", en la que la gente reacciona a sus propios celos llenando sus perfiles de imágenes del mismo tono que los motivaron.
SOLEDAD
Un trabajo publicado el pasado año en la American Journal of Preventive Medicine (Revista Americana de Medicina Preventiva) observó a 7.000 sujetos de 19 a 32 años y comprobó que los que más tiempo pasaban conectados a las redes sociales tenían el doble de probabilidades de experimentar aislamiento social, lo que podía manifestarse en una falta de sentido de pertenencia, empatía con los otros y relaciones satisfactorias.
Un mayor uso de las redes sociales podría desplazar las interacciones cara a cara y hacer que la gente se sienta excluida en la vida real.
CONCLUSIONES
Quedan demasiados campos no lo bastante conocidos todavía como para extraer conclusiones definitivas.
Pero las evidencias apuntan en una dirección: las redes sociales afectan a las personas de manera diferente, dependiendo de condiciones preexistentes y de sus características personales.
El uso excesivo que algunos hacen es probablemente desaconsejable.
Pero sería erróneo afirmar que son definitivamente algo malo porque es innegable que han traído beneficios a nuestras vidas.
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