Qué hay que saber para comprar un reproductor MP3
Tienen el tamaño de un walkman y guardan una hora de música o más; los discman híbridos, por su parte, cubren lo mejor de dos mundos
Cuando en 1997 se difundió Amp , el primer programa reproductor de archivos MP3 (más tarde cambiaría su nombre por Winamp ), su éxito dejó en claro que el formato de compresión de audio estandarizado en 1992 había llegado para quedarse. Este sistema permite almacenar una hora de música de calidad cercana a la de un compact disc en algo más de 60 megabytes, casi una décima parte de lo que necesita el formato de audio de los CD (PCM de 16 bit a 44,1 KHz).
Había una limitación. Los MP3 sólo se podían escuchar en una PC, accediendo a ellos a través de la Web, guardándolos en el rígido o en un CD. La posibilidad de irse con la música a otra parte llegó en noviembre de 1998 de la mano del Rio, que permitió cargar los MP3 en un reproductor del tamaño de una caja de cigarrillos.
La ventaja principal de este sistema frente a un discman era similar a la que ofreció el primer walkman respecto de los discos de vinilo: poder escuchar música en un equipo portátil al que no lo afectaran los movimientos bruscos. Hoy los reproductores MP3 son cada vez más baratos y amenazan desplazar al walkman como el dispositivo móvil por excelencia para disfrutar de nuestros músicos preferidos. Lo primero que debe tener en cuenta para comprar un reproductor MP3 es que existen dos tipos. Por un lado están los reproductores puros, de tamaño similar al de un walkman. En general usan tarjetas de memoria FlashROM para guardar el audio (a diferencia de la RAM, no requieren de una fuente continua de energía para almacenar los datos) y no tienen partes móviles. Por otro lado están los discman híbridos que leen archivos MP3. Su ventaja principal es que usan un medio de almacenamiento barato (el CD-R) y pueden leer CD de audio.
Los tipos de memoria
La mayoría de los reproductores MP3 puros ofrece 32 o 64 MB de memoria básica, que puede ser interna o estar contenida en una o más tarjetas de expansión. Esto alcanza para una o dos horas de música, según la calidad de sonido del archivo. La norma MP3 define un método de compresión que elimina información superflua (sonidos no audibles o que están tapados por otros): según se desee mayor o menor calidad de audio, aumentará o disminuirá la cantidad de bits asignada a cada segundo de la canción y, por lo tanto, el tamaño de cada archivo MP3.
En general, para reproducir en MP3 con la calidad de un CD de audio se requiere una compresión ( bitrate ) de 128 kbps (kilobits por segundo) o más, y de 64 kbps para un sonido tipo radio FM. El valor se controla con el programa que se usa para convertir audio en MP3 (el codificador o encoder ). Es decir, que en un equipo con 32 MB de memoria se podrá incluir media hora de música a 128 kbps o una hora a 64 kbps. Si el equipo soporta la norma WMA de Microsoft (la mayoría no lo hace) la calidad se duplica respecto de los bits requeridos (64 kbps para calidad CD, etcétera).
Aunque el programa para crear MP3 permita codificarlos a 320 kbps, no todos los reproductores (tampoco todos los discman híbridos) pueden leerlos, así que hay que consultar el manual del equipo. En el CD del software de transferencia de archivos se suele incluir un programa para convertir WAV o el audio de un CD en MP3 ( rippear , en la jerga); si no es su caso, no se preocupe. La Web está repleta de aplicaciones de este tipo, como los shareware RealJukebox ( http://www.real.com ) y MusicMatch ( http://www.musicmatch.com ), o los gratuitos Windows Media Player ( http://www.windowsmedia.com ), CDex 1.30 ( http://www.cdex.n3.net ), CDnGo ( http://www.cdngo.com/2/news/ news_es.htm , es español), dBPower-AMP ( http://www.dbpoweramp.com ) o FreeRip ( http://www.mgshareware.com ).
Un dato importante a la hora de comprar un equipo, entonces, es la posibilidad de agregarle más memoria. A medida que avanza la tecnología, los chips de memoria son cada vez más baratos y tienen mayor capacidad; un equipo que no permite aumentar la cantidad de audio que almacena está haciendo resignar al usuario la posibilidad de escuchar varias obras musicales sin tener que conectar el reproductor a la PC.
El método usual para guardar la información es con chips internos o mediante las pequeñas tarjetas FlashROM, de tipo MMC ( MultiMedia Card ) o SM ( SmartMedia ), con una capacidad que va de los 8 a los 128 MB. Para el año que viene se esperan tarjetas de 256 MB o más. En teoría, éstas deberían ser compatibles con equipos anteriores (de la misma manera que un disco rígido nuevo se puede instalar en una PC más vieja), pero nunca está de más consultar al fabricante.
Además del tamaño, la ventaja de estas tarjetas es que no se gastan con el tiempo, reducen la cantidad de piezas móviles que usa un equipo (y la posibilidad de que alguna se rompa por el uso) y eliminan los saltos en la reproducción si el equipo se mueve bruscamente. Pero todavía son caras: el precio de una tarjeta de 64 MB oscila (según el tipo) entre 130 y 170 pesos.
Hay alternativas más económicas: Iomega usa diskettes PocketZip de 40 MB -$ 42,30 por dos discos- para su HipZip (no lee los discos de 100 MB, y asegura que no hay saltos en la lectura). Sony vende su MiniDisc MZ-R500 con el MD-Link, un conversor USB de MP3, WMA o WAV a ATRAC (por Adaptive Transform Acoustic Coding ), el formato de audio de los MiniDisc. Los discos de 74 minutos cuestan 5 pesos; usando un sistema de compresión propietario de Sony pueden reducir aún más los datos hasta almacenar 296 minutos. Creative cortó por lo sano e incluyó un disco rígido de 6 gigabytes en su Nomad Jukebox.
La conexión a la PC
Para transferir los archivos de la computadora al reproductor se requiere un cable especial, que todos los equipos incluyen, y un software de control. Los equipos más nuevos usan un cable con conexión USB; los más viejos usan el puerto paralelo. La ventaja de estos últimos es que pueden ser usados en una PC anticuada; la desventaja es que son más lentos (tardan más en transferir los datos) que los USB. En general, los equipos permiten también almacenar archivos que no son de audio; así, el reproductor se convierte en un dispositivo cómodo para transportar información de todo tipo. Por supuesto, hay que instalar el software de control en la segunda máquina a la que se quiere conectar el equipo (la PC de la oficina, por ejemplo).
Además de la memoria, la conexión y los formatos soportados, hay que prestar atención a las características particulares de cada equipo: el Nomad II de Creative y el I-Jam incluyen un sintonizador FM; el Varoman tiene un micrófono para grabar audio en formato ADPCM (después se puede pasar a la PC y transformar en WAV o MP3), y su fabricante asegura que entran 120 minutos en los 32 MB internos del equipo; el DAH-200S de M-Any tiene forma de cassette de audio: funciona como reproductor independiente y puede ser usado en un pasacassette convencional (tiene un sensor en el lugar donde iría la cinta), para aprovechar la amplificación de un minicomponente o usar en el estéreo del auto; los Nomad II y Jukebox, y el iPAQ Player pueden actualizar su firmware (el software que controla los componentes internos del equipo) para soportar futuros formatos de audio; el Philips RUSH SA101 también reproduce archivos de RealAudio .
Todos los equipos incluyen auriculares, en algunos casos con control remoto. No es una mala idea invertir en un par de auriculares de buena calidad, sobre todo si están diseñados para reproductores digitales, ya que están construidos pensando en el manejo que hacen estos equipos de los armónicos y las distorsiones.
Compacteras y palmtop
La gran ventaja de los discman que reconocen archivos MP3 es el medio que usan: un CD-R cuesta 1 peso o menos y tiene una capacidad de 650 o 800 MB. La desventaja es que la lectura de la información depende de un haz de luz reflejado en una superficie móvil, y un movimiento brusco puede hacer saltar el disco e interrumpir la reproducción. Por eso la mayoría de los discman híbridos tiene un sistema de prelectura que brinda más de 45 segundos de protección contra estos saltos.
La otra desventaja es que para tener MP3 en un CD-ROM, primero hay que grabarlo, y no todo el mundo dispone de una quemadora de CD (el suplemento Informática publicó una nota sobre el tema el 11 de junio último). A la vez, aquellos que ya habían armado colecciones de música MP3 en CD-ROM salen favorecidos.
Las lectoras disponibles en el país sólo reconocen el formato MP3 y no admiten actualización de firmware. Ofrecen todos los botones básicos de un discman y en general usan pilas recargables (se pueden volver a cargar dentro del equipo usando un transformador), incluyen una salida de audio sin preamplificación (Line Out), ecualización digital y auriculares con control remoto. Al igual que la mayoría de los reproductores puros, tienen una pantalla LCD donde es posible ver los datos del audio que está siendo ejecutado (en la jerga, el tag ID3 , en donde se anotan el título de la canción, el artista y el álbum al que pertenece). Los que planean invertir en un reproductor MP3 tienen una tercera opción, además de los reproductores puros y los discman: las palmtop con sistema operativo PocketPC. No están diseñadas específicamente para este uso, pero gracias al poder de sus procesadores pueden decodificar archivos MP3 y WMA al tiempo que ofrecen funciones de agenda electrónica.
En nuestro país, los modelos disponibles son la Cassiopeia EM-505S ($ 699, 32 MB de RAM, usa tarjetas MMC), E-115 ($ 579, 32 MB de RAM, usa tarjetas CompactFlash), EM-500 ($ 579, 16 MB de RAM, usa tarjetas MMC) y E-125 ($ 799, 32 MB de RAM, usa tarjetas CompactFlash); la Compaq iPAQ ($ 650 la de 32 MB de RAM, $ 455 la de 16 MB; ambas usan tarjetas CompactFlash, pero requieren un adaptador de $ 53) o la Hewlett-Packard Jornada 548 ($ 699, 32 MB de RAM, usa tarjetas CompactFlash). Son equipos más caros que un reproductor dedicado, pero pueden ser una buena alernativa para quien está pensando en cambiar su walkman por un equipo digital.
Ver tabla sobre los reproductores de MP3, con datos sobre modelos características y precios.