Proyecto OTTAA, la app cordobesa para ayudar a comunicarse a personas con autismo severo, parálisis o afasias
Si bien nació como un intento fallido de comunicarse con su abuela con Alzheimer, la idea que tuvieron los hermanos Carlos y Guillermo Costa se convirtió en un premiado sistema de comunicación con Inteligencia Artificial (IA) para que las personas diagnosticadas con autismo severo, parálisis cerebral, síndrome de Down o afasia post ACV puedan expresarse.
De sangre cordobesa, OTTAA Project es una empresa que tiene dos grandes proyectos abocados a ese mismo fin.
La app pictográfica
Uno de ellos es una app para smartphones o tablets con Android que incluye miles de pictogramas que, combinados, expresan ideas. Era la forma con la que buscaban contactarse con su abuela: "como en la última etapa de su enfermedad nuestra abuela ya no podía hablar, escribir o relacionar imágenes con objetos, decidimos implementar un sistema aumentativo y comunicativo, que incluye pictogramas, un código de comunicación que usan, por ejemplo, las personas con parálisis cerebral, que tienen la intención de comunicarse pero no pueden", explica Carlos Costa, CEO de la empresa.
Los pictogramas son imágenes que representan acciones u objetos y constituyen el código de comunicación universal que utilizan las personas con discapacidad. Para poder expresarse, se requieren de cientos de imágenes en papel, distribuidas por áreas temáticas. Estas suelen estar presentadas en voluminosos cuadernillos o carpetas, donde las personas pueden elegir de a una para formar una frase. Con la idea de mejorar esa metodología, Carlos junto con su hermano Guillermo decidieron crear "un algoritmo que utiliza inteligencia artificial y aprende no solo en base a los pictogramas que va eligiendo la persona, sino que además analiza la información del smartphone e interpreta el entorno, el clima y las actividades que se tengan planeadas cada día en su calendario".
De esa manera, la app ofrece opciones entre los más de 22.000 pictogramas disponibles, y le ofrece al usuario los 4 que más se relacionan con el contexto para poder armar una frase en solo 7 segundos. Ya con 3 pictogramas puede crear una frase, que el dispositivo (tablet o smartphone) reproduce en voz alta. El mismo algoritmo de predicción entiende y conoce al usuario, por lo que, a medida que pasa el tiempo y se va interactuando con el software, se va haciendo más hábil para interpretar lo que quiere decir. De esa manera, por ejemplo, puede entender "que te gusta desayunar chocolatada con facturas, por lo cual a la mañana te ofrecerá esos pictogramas como opción", explica Costa.
Casco para detectar ondas cerebrales
A partir de esta experiencia, la empresa decidió ir más allá y diseñaron otro dispositivo de accesibilidad, que consiste en un casco que permite la comunicación por medio de ondas neuronales. Sirve para que las personas que no puedan hablar o expresarse físicamente lo hagan utilizando la actividad eléctrica cerebral. "El casco que desarrollamos cuenta con sensores que captan las ondas cerebrales. Una placa las amplifica y procesa y, vía Bluetooth, las envía a nuestro sistema. Allí, nuestro algoritmo sugiere como respuesta un pictograma. Si representa lo que la persona quiere expresar, él mismo puede aprobarlo con su propio cerebro" explica Costa. Con el casco, y sin tener que hacer ningún esfuerzo físico, las personas podrán responder preguntas y además controlar diversos dispositivos conectados a Internet de una habitación, como por ejemplo el aire acondicionado, TVs, cortinas eléctricas o las luces. El casco consiste en una interfaz cerebro-computadora de fácil montaje y uso que, con un breve período de entrenamiento, facilita la comunicación entre los pacientes, sus familiares y el equipo médico.
Bautizado como Lixi, todavía no fue lanzado al mercado (faltan pruebas clínicas certificaciones médicas) pero ya ganó un premio en la categoría salud en la olimpiada Technology Innovation Pioneers TIP Summit 2020, que se llevó a cabo en Abu Dabi del 4 al 6 de febrero pasado. Además, ya fue elegido para presentarlo en la Exposición Universal 2020, pautada para llevarse a cabo en Dubai en octubre de este año, pero cuya realización está pendiente ahora de la evolución de la pandemia por el Coronavirus.
El casco nació como idea cuando ambos hermanos fueron a visitar un centro de rehabilitación durante su estancia en los Emiratos Árabes Unidos. Al ver a pacientes que si bien entendían lo que les decían, solo podían comunicarse al pestañear cuando se les mostraban las letras del abecedario, se dieron cuenta de que podían desarrollar algo para ayudarlos. "Esas personas tenían la capacidad de comunicarse, pero no podían hacerlo físicamente. Pero su cerebro estaba intacto", asegura el joven de 28 años.
De vender el auto a viajar e Emiratos Árabes
La empresa arrancó en 2016, cuando luego de idear su primer proyecto y capacitarse, establecieron una metodología de desarrollo de la herramienta en base al intercambio con profesionales de la salud: fonoaudiólogos, terapistas ocupacionales, psicólogos y psicopedagogos. Para arrancar con su startup, vendieron un auto que les había regalado su padre al recibirse y, cuando ya tuvieron armada la solución, empezaron a buscar dónde podían probarlo. Fue así como hicieron un video, aplicaron y llegaron luego a participar de una convocatoria para proyectos de salud que se llevaba a cabo en Dubai, la capital de Emiratos Árabes Unidos. Para su sorpresa, Costa dice que "me llamó una persona hablando en inglés pero con marcado acento árabe, diciendo que teníamos que viajar hacia allá, porque nuestro proyecto había sido seleccionado". No solo viajaron para mostrarlo, sino que se quedaron 6 meses allá, capacitándose, trabajando y dándole forma al proyecto.
Obtuvieron fondos para seguir trabajando en la aplicación a través de la aceleradora de negocios Dubai 100. Esa experiencia les sirvió para poder capacitarse, mejorar y empezar a implementar el proyecto en centros de rehabilitación en ese país. Al volver a la Argentina, y ya con el apoyo del gobierno de la provincia de Córdoba, comenzaron a enviar licencias sin costo para el uso de la app a hospitales y otros centros de salud locales y también de Buenos Aires, para tener feedback. Luego cruzaron la cordillera para trabajar en Teletón, institutos de rehabilitación en Chile donde van a rehabilitarse alrededor de 600 chicos por día. Costa agrega que "ahora estamos trabajando, además, con 15 obras sociales en la Argentina, con centros de rehabilitación en España y en Colombia".
El trabajo sobre las aplicaciones es continuo, porque "el desarrollo de un proyecto en realidad nunca termina, porque siempre le vamos agregando funcionalidades y corrigiendo cosas. Así, en el caso de la app, también le vamos cambiando la interfaz y ahora tenemos también funcionalidades didácticas", comenta Costa.
Para ambos hermanos, el esfuerzo vale la pena, porque se le brinda una posibilidad de comunicación a un grupo de gente a la que cuesta mucho acercarse y que muchas veces es marginada socialmente. "A los padres o familiares cercanos de las personas que están en esta condición les podemos decir que hay un grupo de emprendedores jóvenes dispuestos a llevar la tecnología para potenciar a las personas con discapacidad, para mejorarles la calidad de vida".