Primer encuentro con el LG G5, el smartphone modular
Le podés quitar la batería y cambiarla por otro accesorio; pudimos usarlo en el Congreso de Móviles Barcelona
BARCELONA.- Estuve probando brevemente el LG G5, que la firma surcoreana presentó en esta ciudad el domingo, el día previo a la apertura del Congreso Mundial de Móviles (donde también hubo novedades de Alcatel, Huawei, Samsung, Sony y otras compañías).
El G5 se "robó" el Mobile World Congress. ¿Es el mejor teléfono de la feria? No necesariamente (depende de a quién le preguntes), pero el mecanismo para abrir al base del teléfono y quitar la batería es (para una feria que reune a 100.000 nerds, ingenieros y gente con interés en la tecnología) muy atractivo, y fue de lo que más se habló en la feria. Es ingenioso, además, al permitir otro tipo de periféricos como unos parlantes Bang & Olufsen de excelente sonido, o un grip para una cámara, similar al que tenía el Lumia 1020, que trae una batería más grande, un botón de disparo, y una rueda para hacer zoom (usando su doble lente).
¿Será esta la clave del éxito del G5? Probablemente no; ni las baterías fijas son un problema para mucha gente (que prefiere una batería externa) ni hay, por ahora, accesorios suficientes que justifiquen la apuesta, o que no se puedan resolver con una funda. Y agrega un posible problema mecánico: ¿qué pasa si queda flojo? ¿si se vence el enganche? (aunque uno supone que un batallón de ingenieros en LG ya previó eso).
Dependerá del precio del teléfono, del de los módulos (¿cuánta gente invertiría en un grip para cámara?) y su disponibilidad internacional, etcétera. Pero es innovador y atractivo, que en esta industria ya es mucho. Y servirá, quizás, para impulsar el trabajo que otros fabricantes menores vienen haciendo en el terreno de los teléfonos modulares, como Puzzlephone, Google con el Proyecto Ara, la plataforma Phonebloks y (a fin del siglo pasado) palmtops como la Handspring Visor, que admitía módulos complementarios.
Cambio de batería en el LG G5 pic.twitter.com/vCnVA8sZw3&— Ricardo Sametband (@rsametband) febrero 21, 2016
Doble cámara
La otra incógnita es, claro, el otro punto donde la compañía fue más innovadora: en la cámara de doble lente y doble sensor, que permite saltar de un foco normal a un gran angular, beneficiarse de un zoom cuasi-óptico combinando la información de ambos sensores, etc. En el LG V10 (que tiene el mismo diseño, pero para la cámara frontal) el resultado era bueno; no hay por qué pensar que no será así con el LG G5, pero eso requerirá de más tiempo de pruebas. Pero el paso de una lente a la otra, como muestra el video, es muy sencilla.
Anodizado y veloz
Sacando este punto, que es una incógnita, el resto del teléfono se siente muy bien. El salto al aluminio anodizado es positivo, y el teléfono es muy cómodo en la mano; es más delgado que el G4. Tiene casi el mismo tamaño que el G4. La pantalla es más pequeña (5,3 pulgadas contra los 5,5 pulgadas del G4) para dejar espacio al mecanismo de inserción de la batería. Es QHD (2560 x 1440 pixeles) y de excelente calidad, como suele ser con LG. Nada que reclamar. El sensor biométrico en el dorso del teléfono (se activa al apoyar el dedo índice) funciona sin problemas.
Las notificaciones con la pantalla bloqueada funcionan igual que las del Galaxy S7, pero con menos opciones de configuración. Una cosa que me gustó de la interfaz de usuario es que en la vista de aplicaciones activas es posible "fijar" una o más, y cerrar el resto. No es exclusivo del G5; por lo que entiendo, en la actualización de Android Marshmallow para el LG G4 también está presente.
El Snapdragon 820 y los 4 GB de RAM aseguran un funcionamiento muy rápido y fluido: todo carga al instante, como era previsible (sería raro que no lo hiciera; cualquier smartphone más o menos moderno corre Android sin demasiadas dificultades). No pude probar -no estaba disponible- la versión del G5 que llegará a la Argentina, que usará un procesador más lento (un Snapdragon 652, el mismo del Alcatel Idol 4 que se presentó en la feria). Igual no debería traer problemas (y tendrá, quizás, un precio más competitivo aún que el G4); más allá de que no sea el más veloz del mercado, es un procesador de buen rendimiento. Y aunque la batería del G5 es más pequeña que la del G4 debería tener, gracias al procesador más eficiente, una autonomía similar a su antecesor.
¿Vale la pena comprar este equipo? En América latina, la decisión es más difícil, porque por ahora no viene la versión más poderosa: salvo que alguien esté muy interesado en el tema de la cámara de doble lente (o en un accesorio específico), el G4 sigue siendo una opción atractiva, porque el hardware del año pasado sigue siendo muy competitivo: misma cantidad de RAM, un procesador muy bueno, aunque con un procesador de gráficos apenas más lento, un poco más de batería (removible), etcétera.
Pero habrá que esperar a su puesta en venta, y el precio que tiene, para hacer un análisis más detallado.
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