Primera prueba exitosa de iSIM, el estándar que elimina el chip del celular para activar una línea
Propuesto en 2019, el iSIM reemplaza a los actuales eSIM y nanoSIM y se transforma en una función integrada en el procesador central del teléfono
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Parece un chiste: ¿no podían buscarle otro nombre? SIM, eSIM, iSIM... Ya bastante teníamos con Mini SIM, Micro SIM y Nano SIM, aunque para la mayoría de la gente eso ya es cosa del pasado, por suerte.
Pero bueno, así estamos: 30 años después de que se inventara la SIM, ese plástico con un chip metálico que ponemos dentro de un teléfono celular para que tenga conexión a una red de telefonía, y que cambiamos de un equipo viejo a uno nuevo para mantener el mismo número de teléfono, ese cuadradito que a veces deja de funcionar, y que hace no tantos años cambió de tamaño para hacerse minúsculo, ahora directamente desaparecerá. No está mal.
Nano SIM, la más pequeña
Los dispositivos actuales con conectividad móvil (típicamente un teléfono celular, pero también tabletas, computadoras portátiles, relojes inteligentes y autos, por nombrar algunos) usan un chip para identificar ese dispositivo en la red celular y acceder a los servicios del proveedor (llamadas, SMS, internet móvil, etcétera). Hace 30 años ese chip tenía el tamaño relativamente grande; con el tiempo se fue reduciendo a la versión actual, la Nano SIM, que tiene un tamaño que es apenas más grande que la chapita metálica que metemos dentro del teléfono (y que no cambió de tamaño en estas 3 décadas) y que comenzó a popularizarse hace unos cinco o seis años.
La eSIM, primer chip integrado
Poco tiempo después nació la eSIM (en 2016), que implica poner ese chip soldado directamente en el motherboard del dispositivo. Esto permite prescindir de la bandejita donde se inserta la Nano SIM y liberar ese espacio en dispositivos donde cada centímetro vale: en un reloj inteligente al que le queremos poner 4G, por ejemplo; Apple y Samsung lo ofrecen hace años y les permite hacer diseños más compactos y estilizados.
En un teléfono habilita la posibilidad de usar dos líneas sin tener que sumar dos tarjetas de plástico; en cambio, se opta por una Nano SIM convencional y, para el usuario que lo requiera, se habilita la eSIM para la segunda línea; dependiendo de dónde se compre, el teléfono ofrecerá una serie de opciones de compañías telefónicas y abonos para contratar; si no están en la lista, un simple QR sumará la opción deseada.
Aunque todavía se mantiene como una función premium, son varios los teléfonos que incluyen eSIM, desde los Pixel 2 y 3 (pioneros) a los iPhone desde 2018, y los Galaxy S de los últimos años, pasando por los nuevos Motorola Razr y otros modelos de Huawei y Oppo. En la Argentina tanto Claro como Personal y Movistar permiten el uso de eSIM desde 2019.
iSIM, del chip propio al compartido
No conforme con la eSIM, alguien en Arm tuvo la idea, en 2019, de dar un paso más y eliminar por completo ese chip eSIM, que ya no requiere destinar espacio en el dispositivo para la bandejita donde se pone el plástico del chip de la operadora, pero que igual ocupa un lugar en la placa base del dispositivo, y pasar a la iSIM: que la identificación del dispositivo en una red de conectividad móvil y la habilitación de servicios en base a un abono contratado sea una función integrada en el procesador central del equipo, el CPU, ese chip que hace funcionar el equipo, corre el sistema operativo y las aplicaciones, etcétera.
Arm es la compañía que hace el diseño base de los procesadores que usan la mayoría de los teléfonos del mundo, así que alguna influencia tiene. Y esta semana se sumaron Qualcomm (principal diseñador de procesadora para equipos de alta gama, detrás de MediaTek en cantidad de chips vendidos), que junto a Vodafone (operador gigante en Europa) y Thales (uno de los mayores fabricantes de SIM), que demostraron en un Galaxy Z Flip3 cómo puede funcionar el iSIM, usando el enclave seguro del chip Snapdragon 888 de Qualcomm para montar una iSIM de Thales dentro del firmware del procesador.
Según estas compañías la iSIM permite, más allá de prescindir del chip físico, simplificar la oferta de abonos y servicios para cualquier dispositivo (y permitir una multiplicidad de líneas en un mismo equipo), y habilitará nuevos servicios al vincular la iSIM con el resto de las funciones seguras que incorporan los procesadores más modernos.
¿Por qué nos importa? Porque este nuevo estándar permite fabricar equipos que al no tener esa bandejita para el chip físico pueden ser más compactos, o más resistentes al agua y al polvo, o facilitan, para viajeros, la contratación de líneas en los países que visita. También debería anular el robo de líneas (el ataque conocido como SIM swapping), aunque habrá que esperar a la implementación real y masiva para ver cómo se desenvuelve.