Primer encuentro con el flamante Motorola Edge 50 Ultra y sus hermanos
Probamos por unas horas el teléfono inteligente más avanzado de Motorola para el año, con un zoom avanzado y que recupera la madera para la tapa de la batería que ofrecía el Moto X hace diez años
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Motorola presentó hoy a nivel mundial sus nuevos smartphones de alta gama, los Edge 50 Ultra, Edge 50 Pro y Edge 50 Fusion, al igual que unos nuevos auriculares Bluetooth tipo TWS (los Moto Buds y Buds+; comenté en esta nota mis impresiones sobre ellos). La semana pasada tuve la oportunidad de probar por unas horas el Edge 50 Ultra, que en algún momento entre fines de mayo y mediados de junio debería estar en venta en nuestro país junto a los otros modelos.
A la hora de evaluar el Edge 50 Ultra hay que mirar tres cosas: el diseño, las cámaras, y el resto del hardware. Las dos primeras, porque es donde Motorola más atención puso en la presentación; la otra, porque marcará buena parte de la experiencia diaria (es decir, cuando tenemos el teléfono en la mano y ni estamos mirando el diseño ni estamos tomando fotos, lo que nos importa es la pantalla, el procesador y la batería).
El diseño
En un mar de teléfonos que cada vez se parecen más, Motorola decidió jugar fuerte en términos de diseño con la familia Edge 50. Son tres variantes, cada una con alguna particularidad de materiales para el dorso del teléfono, que es hoy casi el único lugar (además de los bordes) donde se puede buscar una identidad visual, más allá del rectángulo negro que define la pantalla, y de alguna decisión cosmética para Android.
Madera en la mano
El Edge 50 Ultra recupera un distintivo del Moto X original de 2013: usar madera para la tapa de la batería. En este caso, fibras de madera mezcladas con resina para un único color, muy claro (tonalidad madera nórdica, la llama la compañía). Es más blanca que marrón claro, es indiscutiblemente madera, cada teléfono tendrá una veta única y es una solución muy linda: se destaca frente cualquier otro teléfono, tiene una textura muy agradable, se siente genial en la mano. Motorola dice que debería sobrevivir mejor a los golpes incluso que los teléfonos con dorso de cristal Gorilla. Como alternativa para el Edge 50 Ultra la compañía ofrece cuero vegano en color durazno (Peach Fuzz, elegido por Pantone como el color del año) o en color negro; ambos son igualmente atractivos (sobre todo el negro para los que buscan algo más clásico). En tamaño y peso es casi idéntico al Edge 40 Pro: algo más angosto y más alto que un Samsung Galaxy S24+, por ejemplo, pero resulta muy cómodo en la mano. Al igual que el Edge 40 Pro, la unión entre la curvatura de la tapa de la batería, el marco de aluminio arenado y la pantalla -también levemente curva en sus laterales- resulta en un teléfono que es fácil de agarrar.
Nácar o gamuza
Para los Edge 50 Pro la compañía reservó otro material: un acetato color perla, tratado para que forme unas líneas horizontales muy simpáticas; la compañía lo llama mármol; quizá vale pensarlo en nacarado; como sea, es igualmente distintivo y difícil de fotografiar, aunque muy lindo a la vista. La alternativa para este modelo es un cuero vegano (plástico), en negro o en lavanda, que la compañía ya usó en modelos anteriores. Los Edge 50 Fusion también tienen una novedad: al cuero vegano azul oscuro o celeste se suma, en tonos rojos, una gamuza vegana (llevando al límite, quizá, la idea del “material vegano”). Como la gamuza obtenida del cuero, es muy suave al tacto, y da la sensación de estar hecha con pelitos (que resultó imposible mostrar en una foto en el tiempo que tuve acceso al teléfono); la duda está en cómo afectará al material el roce constante con la palma de la mano o el interior de un bolsillo o una cartera. El cuero de los LG G4 duró bastante, en su momento. Veremos.
Lo que está claro es que Motorola buscó diferenciarse del resto del mercado con colores y materiales que no es fácil encontrar en sus competidores. Es un plus para quienes busquen algo distinto; también es cierto que mucha gente los usará con una funda, que anulará casi todo ese esfuerzo estético.
La cámara
Además del diseño, la cámara del Edge 50 Ultra es donde Motorola puso más el foco en el nuevo teléfono, algo doblemente importante teniendo en cuenta que recién en los últimos años la compañía comprendió que la cámara de un teléfono -sobre todo, de los Edge- es un elemento clave; los más que decentes resultados en el Edge 30 Ultra y el Edge 40 Pro la impulsaron a redoblar la apuesta para esta generación.
En los papeles, eso equivale a un combo que Motorola considera el mejor que la compañía puso en un celular: una cámara principal de 50 megapixeles, con apertura f/1.6 para un sensor de 1/1.3″, estabilización óptica, foco por detección de fases omnidireccional; un gran angular, también de 50 megapixeles con apertura f/2.0, autofoco y la posibilidad de usarlo como macro; y un teleobjetivo 3x con resolución de 64 megapixeles, apertura f/2.4 y estabilización óptica (es esa lente ovalada que se ubica debajo de las otras dos). La cámara frontal es de 50 megapixeles, con autofoco y apertura f/1.9.
A todo esto Motorola le aplica su Moto AI, la nomenclatura obligatoria en cualquier smartphone moderno. ¿De qué se trata? De la fotografía computacional, la que erigió a los teléfonos Pixel en la cima de la fotografía móvil y llevó a Apple y a Samsung a morderle los talones a Google (y hay que sumar, claro, con diverso grado de éxito, a Huawei, Vivo, Xiaomi, Oppo, OnePlus y otros, en un pelotón cada vez más nutrido de compañías con cámaras excelentes). Motorola quiere meterse en la pelea con esta nueva combinación entre los sensores -de primer nivel- y mucho procesamiento de imágenes.
Para cada foto lograda, la cámara combina hasta 8 fotogramas -capturados antes o después del disparo- para elegir lo mejor de cada uno (foco, colores, iluminación del fondo, del frente, etcétera) y unirlos en una única imagen. Los teléfonos en los que probamos la cámara usaban un software que no era el final, es decir, que todavía se sigue desarrollando; así que las cosas podrían cambiar un poco en el próximo mes y medio. El resultado de las fotos que probé, en general, fue bueno, tanto en la rapidez de la cámara en capturar una imagen como en la reproducción del color, la aplicación de HDR para los claroscuros y tonalidades, la separación con el fondo y las siluetas en un retrato, etcétera. Pero no siempre: una misma secuencia de fotos apenas diferente terminaba, a veces, con resultados diferentes.
En cuanto al video (limitado a 4K por el procesador) hay de todo: en general funcionó muy bien (incluso de noche), pero a veces exageraba con el HDR y dejaba una imagen algo artificial.
Habrá que esperar a la versión de software que llegue cuando los teléfonos estén ven venta para reevaluar.
El procesamiento de la imagen toma un inesperado par de segundos hasta generar la foto final a partir de esos fotogramas. Es una tarea en segundo plano; se pueden tomar fotos sin parar, o hacer cualquier otra tarea, sin que el teléfono se ralentice mientras procesa la imagen. Si sacamos una foto y vamos de inmediato a ver cómo quedó, nos encontraremos con una imagen que no es la final mientras el teléfono hace su tarea. Y por alguna razón Motorola pone, como cartel de “en proceso”, un fotograma que no siempre coincide con el que terminará siendo fina, lo que da la sensación de que el teléfono eligió por nosotros cuál es la foto que quedará finalmente; no siempre acierta (aunque en términos de calidad fotográfica siempre ofrece buenas imágenes; y sólo será notorio cuando hay mucho movimiento). Y puede resultar molesto. Pero esto, de nuevo, era un software que no era el final; esperemos que lo ajusten en el próximo mes y medio.
Esta particularidad brilla -por lo buena- cuando elegimos la función de fotos en movimiento (alguien hablando, un cumpleaños, una mascota haciendo una gracia): el sistema está entrenado para reconocer ciertas instancias (sonrisas, ojos abiertos o mirando a cámara, la boca soplando la llama de la vela, el momento en que el pie le pega a una pelota) y elige ese fotograma si llegamos tarde a sacar la foto. No hace magia: si presionamos el obturador en pantalla muy tarde o muy temprano, asumirá que esa era la imagen que queríamos registrar. Pero es una ayuda que suele ser bienvenida para esas ocasiones en que vemos la foto, pero reaccionamos tarde.
El otro atractivo es el zoom: la cámara de 64 megapixeles tiene 3 aumentos ópticos, pero puede llegar a 100 aumentos digitales, combinando la resolución completa del sensor y un poco de sazonado vía software. El manejo es muy sencillo, aumentando el acercamiento con una ruedita, una vez que superamos el 6x. Como con otros teléfonos que ofrecen lo mismo, la utilidad de la foto a 100x es testimonial (sí, veremos en pantalla algo que está lejisimo, con más detalle del esperado; no, rara vez se verá bien, porque es mucho lo que el sistema tiene que inferir sobre ese objeto lejano, así que abunda el pixelado), pero las imágenes a 30x o incluso a 50x me parecieron, en lo que probé, de excelente calidad; faltará hacer un testeo paralelo (con el Galaxy S24 Ultra o el Vivo X100 Pro, por ejemplo) para una mayor evaluación.
El Edge 50 Ultra también trae otras funciones simpáticas de fotografía, de éxito dispar, y que juegan con el tiempo de exposición: para tomar fotografias del cielo nocturno (con una hora de apertura); para hacer dibujos de luz en la oscuridad -fáciles y divertidas, aunque hay que practicar-; para usar donde fluye el agua y lograr, en teoría, esas fotos donde un arroyo se ve como un sólido de agua, pero se nota el movimiento; o para jugar con las luces de los autos y trazar líneas en la imagen. También hay un modo para dejar en foco el medio de la imagen y desenfocar las franjas laterales, y falsear la profundidad de campo, y darle a cualquier foto un aspecto de diorama o maqueta. Son muy fáciles de usar, pero tienen sus limitaciones y requieren algo de esfuerzo para que el resultado sea óptimo. Pero son muy divertidas.
Todo lo demás
Más allá del diseño y la cámara, el Motorola Edge 50 Ultra tiene un hardware con el que busca posicionarse entre los líderes del segmento, o quizá -y en forma premeditada- apenas más atrás. Esto queda claro con la elección del Qualcomm Snapdragon 8s Gen3 como procesador central; es una variante apenas más lenta (y más económica) del procesador más poderoso de Qualcomm y uno de los más sofisticados del mercado en 2024, el Snapdragon 8 Gen 3 (la diferencia está en la S al lado del 8). Esto le permite ofrecer un rendimiento que es mejor que el del Snapdragon 8 Gen 2 del año pasado, pero no tan avanzado como el del Snapdragon 8 Gen 3 que usa, por ejemplo, el Galaxy S24 Ultra. Sí, es una nomenclatura que puede ser confusa. Como sea, mantiene el chip de gráficos del otro Gen 3, usa una memoria RAM algo más lenta, cambia la configuración de los núcleos del procesador, tiene un módem 5G de 2023, no puede grabar video 8K. Anecdótico para el 99% de la gente: el resultado es igualmente excelente, según las múltiples pruebas de laboratorio sobre este chip que hay dando vueltas. No debería dar problemas ni ofrecer un rendimiento que sea notoriamente peor en el día a día para el 99% de las tareas que le encomendaremos; en las otras tardará unos milisegundos más en resolverlas.
Al frente del teléfono está el panel pOLED de 6,67 pulgadas y 2712 x 1220 pixeles de resolución. Es compatible con HDR10+ (para ver más tonos en los claroscuros de una película) y tiene una tasa de refresco variable de hasta 144 Hz, ideal para que los videojuegos se vean con máxima fluidez. También tiene un brillo máximo de 2500 nits, un número bastante alto (el Galaxy S24 Ultra llega a 2600 nits de máximo; el Xiaomi 14 Ultra alcanza los 3000 nits; el iPhone 15, unos 2000 nits). Qué significa todo esto: que todo se ve muy bien, con colores muy sólidos, incluso a la luz directa del sol. No lo probé con juegos. La pantalla, que es levemente curva en los laterales (como los modelos anteriores, le agrega una franja de brillo innecesario, pero Motorola dice que hace que la pantalla sea más resistente) está protegida por Gorilla Glass Victus. El sensor de huellas digitales está bajo la pantalla y funcionó -en lo poco que lo probé- como corresponde.
Motorola combina eso con 16 GB de RAM y 1 TB de almacenamiento, una batería de 4500 mAh con carga por cable de 125 watts (con un cargador incluido en la caja) o inalámbrica de 50 watts. También tiene un chip UWB (como Apple y Samsung) para posicionamiento más preciso y para encontrar dispositivos compatibles; parlantes estéreo que se escuchaban muy bien, y compatibilidad con Hi-Res Audio (audio de alta calidad para el Bluetooth) y audio posicional (Head Tracking) para acompañar a sus nuevos auriculares Moto Buds+. También tiene Bluetooth 5.4 y, por supuesto, 5G, Wi-Fi, GPS, NFC, y protección IP68 contra agua y polvo.
El teléfono viene con Android 14 y tendrá tres generaciones de actualizaciones (menos que las que ofrecen algunos de sus competidores, que ya prometen 7 años de nuevas versiones); mantiene los clásicos de la compañía, como los gestos para la linterna y la cámara, o la interacción con las notificaciones y la pantalla apagada, entre otros; también tiene una herramienta para crear un fondo de pantalla a partir de una fotografía (idealmente de la ropa de alguien: probé con otros elementos y no siempre funcionó); la idea es que, si querés, puedas sincronizar el aspecto general de la interfaz de Android con la ropa que tenés puesta ese día.
La compañía también promete otras apps mejoradas por inteligencia artificial, como la posibilidad de transcribir audios grabados; los ejecutivos deslizaron la posibilidad cercana de que los servicios de edición de imágenes que debutaron con los Galaxy S24 y los PIxel 8 (y que están también para los Galaxy S23 y los plegables) lleguen a esta generación de teléfonos en algún momento cercano.
Falta, por supuesto, hacer una evaluación más longeva del teléfono, y ver cómo se comporta la versión final de la cámara, pero lo que se pudo ver en ese primer encuentro promete mucho; el resto (el hardware general, el diseño) son un punto definitivamente positivo, y el Moto Edge 50 Ultra se perfile como un contendiente de primera línea; en unos meses veremos cómo se ajusta esa evaluación con el precio local, y con la competencia que vaya apareciendo.