Premio internacional para la UTN por el diseño de un buque polar
Estudiantes de la UTN Facultad Regional Buenos Aires (FRBA) fueron premiados en una competencia internacional por el diseño de un buque polar de suministro para la campaña antártica de reaprovisionamiento de las bases argentinas. Se trata de la tercera vez consecutiva que estudiantes de esa facultad participan de la convocatoria y que se alzan con el premio, que se entrega hoy en Estados Unidos.
El diseño del buque, que también está pensado para prestar asistencia al rompehielos ARA Almirante Irizar, fue reconocido por la la Sociedad de Arquitectos e Ingenieros Navales (SNAME, por sus siglas en inglés), que organiza el premio de diseño de buques Dr. James Lisnyk para promover entre jóvenes estudiantes el diseño de naves prácticas e innovadoras.
"Nos llena de orgullo ganar este premio por tercer año consecutivo, lo que demuestra la calidad de los estudiantes y los profesionales que colaboraron con ellos. Es también un reconocimiento a la enseñanza pública, que sigue siendo de primer nivel en nuestro país", afirmó el ingeniero Oscar Álvarez, director del Departamento de Ingeniería Naval de la UTN FRBA.
El segundo premio fue para un buque de instalación de generadores eólicos offshore presentado por estudiantes de la Universidad de Michigan, Estados Unidos. El año pasado habían sido premiados estudiantes de la UTN FRBA por el diseño de un buque de investigación de la plataforma marina, y el anterior por un buque de suministro para plataformas de perforación submarina.
Los buques polares están construidos para navegar entre bloques de hielo pero no para romper capas gruesas del mismo, por lo que navegan en las rutas abiertas por rompehielos como el ARA Almirante Irizar.
El buque diseñado tiene una eslora (largo) de 132 metros, una manga (ancho) de 22 metros, un calado (profundidad) de 7,7 metros y un desplazamiento (peso) de 13.000 toneladas, lo que lo hace un poco más grande que el Irizar. Su velocidad de crucero es de 13 nudos (24 km/h) y su velocidad máxima es de 16 nudos (30 km/h). Una particularidad del buque es que puede usar gas natural licuado (GNL) como combustible, lo que reporta beneficios de costos, pero esencialmente medioambientales, algo muy importante en una zona protegida como la Antártida. Este tipo de combustible reduce la emisión de CO2 en hasta un 30% y elimina las emisiones de óxidos de azufre y óxidos de nitrógeno asociados a los motores diésel tradicionales.
En la Antártida no puede usarse el mismo gasoil que en otras latitudes porque se congelaría, por lo que se usa una variante especialmente formulada para bajas temperaturas. En el caso del GNL, siempre se licúa a muy baja temperatura, alrededor de los 140 grados centígrados bajo cero, y después hay que gasificarlo para ingresarlo en los propulsores. Así, esta alternativa no presentaría problemas con las bajas temperaturas antárticas. Sí debería acondicionarse una zona de carga especial de este combustible en el puerto de Ushuaia, adonde hacen base los buques, especialmente durante la campaña que se lleva a cabo todos los veranos, algo que fue consultado con técnicos de YPF para conocer la factibilidad y recibió el visto bueno.
Los estudiantes que realizaron el diseño también entrevistaron a miembros del equipo de diseño del buque polar Bahía Paraíso, construido en los años ochenta en nuestro país, y a personal de la Armada para conocer cuáles serían las características logísticas que debería tener un buque de suministro para la campaña antártica. Esto ayudó a conocer los detalles del almacenamiento de los tanques de combustible antártico, que se guarda en barriles plásticos, y la operatoria de descarga con helicóptero que se hace en las bases. Los dos helicópteros que transporta el buque deben ser iguales a los del buque ARA Almirante Irizar para simplificar la logística de repuestos e insumos.
Los alumnos de la UTN pudieron viajar a Estados Unidos para recibir el premio gracias a la colaboración económica de la institución y al aporte de algunas empresas que ayudaron a pagar los costos. Además de recibir el premio –que tiene un monto simbólico de dinero, de 1500 dólares por proyecto, y una plaqueta para cada alumno–, los integrantes del grupo participan de la convención de la SNAME. El grupo de diseño está formado por los estudiantes María Esther Junco, Esteban Escudero, Ian Alvarenga Camargo, Juan Cruz Tauterys, Maximiliano Mavica, y contaron la asistencia del ingeniero Agustín Ibarra.
El trabajo entregado consistió en presentar la ingeniería básica con sus cálculos de estructura, el estudio de la resistencia naval para determinar la propulsión y la proporción de los espacios de alojamiento, entre otros aspectos de diseño. Requirió una tarea de seis meses de cinco alumnos y un ingeniero ya graduado que cumplió el rol de supervisor.
TSS consultó a Álvarez sobre si se podría construir un buque de estas características en los astilleros activos en el país, a lo que respondió: "Hace casi 40 años hicimos uno, así que tranquilamente se podría hacer hoy. Por supuesto que no es fácil, pero el ARA Almirante Irizar se hizo casi de nuevo en la Argentina. Podemos discutir si se cumplieron los plazos y demás, pero se hizo. Yo soy optimista, he trabajado en la industria naval y he visto cómo se hacían buques, no creo que nos hayamos olvidado".
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