Precios y consejos: ¿cuánto cuesta hacer un podcast en casa?
Ante la oferta cada vez mayor de podcasts -de todo tipo y temática- surge una pregunta casi obligada. Una guía con lo que tenemos en casa, y con aquello en lo que más conviene invertir
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Ni los números profundos ni las miradas superficiales mienten: la Argentina podcastera tiene cada vez más oferta de contenidos. El formato llega a cada vez más oyentes en el país, mientras que no para de crecer en todo el mundo. Según un estudio realizado por la consultora eMarketer en 2023, el crecimiento de los podcasts será de 17,9% en Argentina para 2025, superando a Norteamérica y Europa. Le interesa a todos los sectores, desde empresas hasta particulares, y todos pueden hacerlo (o escucharlo: LA NACION tiene una nutrida oferta de podcasts). Pero -siempre hay un pero- la pregunta que sobrevuela a casi cualquier cosa en la Argentina actual aplica también a este tema: ¿cuánto cuesta hacer un podcast casero?
La primera aclaración es obvia: no hay una sola forma de hacer podcasts, ergo, no hay un setup único que se pueda presupuestar para una nota. La segunda aclaración: muchos contenidos subidos a plataformas (Spotify principalmente) son reproducciones de espacios o columnas radiales, y no podcasts en sí mismos; por lo que tampoco entran en este informe. Por eso haremos referencia a los costos de producir y grabar podcasts, desde el hardware y el software necesarios, hasta la mano de obra necesaria en la producción, conducción y edición.
El micrófono es el rey
Tanto si hablamos de radio como de podcast, el micrófono no sólo es el símbolo, es la herramienta principal, el infaltable. Paréntesis: conocida es la historia de una vez que Ricardo Mollo fue a una entrevista en una radio comunitaria y se sorprendió por los micrófonos que tenían. “No pueden trabajar con esto”, les dijo. Hizo la nota, pero a los pocos días les mandó de regalo micrófonos de estudio. Un buen micrófono cambia por completo la esencia del audio y es, muchas veces, lo que determina que el oyente se quede escuchando o no. Más allá del contenido de lo que se diga, algo que suena bien y claro atrae mucho más que algo que suena mal y no tiene definición, más aún cuando se trata de palabras y no de música.
Marcas hay muchas y muy conocidas (Rode, Shure, Samson, Behringer, Zoom) pero en la Argentina es casi obligatorio priorizar la relación calidad/precio. Y en ese punto hay marcas que se destacan por sus prestaciones. El primero es el muy conocido Blue Yeti de Logitech, un micrófono que sobresale por su simpleza de conexión y por sus características. Se conecta por USB (es plug and play) y tiene varios patrones de captación (cardioide, omni, bidireccional), salida directa de auriculares sin latencia y una construcción metálica que le da mucha robustez y ayuda a no transmitir ruidos. Es el tipo de micrófono que suele ser la primera opción porque permite grabar con alta calidad sin tener conocimientos sobre micrófonos, ni audio ni grabación. Se consigue por alrededor de 200.000 pesos. También hay alternativas similares de HyperX, como la familia Quadcast que probamos hace un tiempo, o un JBL Quantum Stream, con un precio que está en el mismo segmento.
Un escalón más arriba en prestaciones está el PD400X de Maono, una marca que ya analizamos acá. Permite otro tipo de conexión, porque además de contar con conexión USB y la simpleza que eso implica (además de un soft que customiza el micrófono con muchas otras opciones y seteos), se puede conectar a una consola con entradas/salidas XLR. Cuando el soporte de grabación es digital no hay mucha diferencia con cómo se lo conecte, pero si en el podcast se quieren tener otros elementos de audio (mezclar en vivo una cortina música mientras se habla, por ejemplo) es el mejor aliado de la consola. Y en ese aspecto el PD400X ofrece la mayor versatilidad. El precio en Amazon es de U$S150, y es posible conseguirlo en el país vía un revendedor, Todomúsica.
Tres extras
De la mano del micrófono está el soporte, que puede ser de escritorio o tipo brazo articulado. Todos los micrófonos traen la primera opción, pero si se quiere algo más cómodo y adaptable, se consiguen brazos desde $20.000 en tiendas online, o algo más profesional como el BA92 de Maono por U$S70.
Como componente extra se puede invertir en una cámara, y ampliar el podcast a un videopodcast, más atractivo (y monetizable) para YouTube. La Brio 500 de Logitech tiene resolución de 1080p a 30fps, HDR, encuadre automático, diferentes modos y funciones de imagen que funcionan más que bien sin tener que invertir en una cámara profesional. Tiene un precio local de $225.000.
Tercero: ya no es necesario pagar por un hosting para alojar el podcast. Con Spotify for Podcasters alcanza para poder difundirlo en Spotify (que es la plataforma más usada), aunque no pague nada por reproducción. También se puede subir a YouTube, claro (tenga o no video), o a la plataforma de Apple para podcasts, que sigue siendo un referente, Por el otro lado, hay plataformas como Spreaker que permiten ganar dinero con publicidades, y que dependiendo del plan elegido puede llegar a reportar algo de dinero por la venta de publicidad.
El hogar, el estudio y el estudio hogareño
Una vez elaborada la idea de lo que se va a decir, es momento de ponerse a grabar. Un podcast se puede grabar perfectamente en algún ambiente de la casa sin que ello implique que sea de menor calidad. Lo más importante es evitar las filtraciones de ruido (del tránsito, del perro ladrando o de los familiares que hablan), y eso se puede lograr en un espacio dedicado de manera exclusiva para trabajar y grabar, pero también frente a las puertas abiertas del placard, con toda la ropa colgada actuando como absorbente acústico.
Un estudio hogareño básico tendrá entonces como mínimo un micrófono USB conectado a la PC o notebook, un ambiente silencioso y unos auriculares para monitorear que eso que creemos escuchar, efectivamente se escuche así. Pueden ser unos simples auriculares in-ear o algo de mayor calidad, pero lo cierto es que para un entorno así no son necesarias ciertas características que suelen destacar los fabricantes (cancelación de ruido con inteligencia artificial, por ejemplo, más útil en la calle que en un estudio) y sí otras más simples (que sean con cable y no Bluetooth, que no estén ecualizados y que sean planos y que el ajuste en las orejas sea cómodo). Si hay que priorizar inversiones, el micrófono es más importante, y se pueden usar los auriculares que se tengan.
Esa grabación hogareña básica se podrá mejorar con una consola (hay de marcas como Rode, Mackie, Behringer, Maono) y un ambiente (o una parte de él) dedicado especialmente para eso, y que se pueda acustizar con alguna cortina pesada o paneles acústicos. El mejor momento para grabar en cada o en el estudio hogareño siempre será la noche. Si es un solo micrófono, la consola no es fundamental: siempre podemos grabar con un software como Audacity (gratis) y luego sumar las demás pistas (cortina, música, efectos, etcétera). Si estamos con alguien remoto, se puede usar una herramienta como Zoom (gratis) o Zencastr (paga) para grabar la charla; ambas plataformas permiten grabar cada micrófono por separado, para luego poder nivelar su volumen.
Si se quiere ir un poco más allá del hogar
Si ni la grabación en casa ni el estudio hogareño alcanzan -o si se quiere hacer foco en el contenido y no en los aspectos técnicos- será conveniente contratar los servicios de un estudio profesional. “La cuestión económica es lo que define todo”, dicen Martín Seid y Martín Azar, de la productora Almacén de Podcasts. “En una reunión empezamos a trabajar qué idea se tiene y cómo la podemos hacer de la manera más barata posible, achicar los costos al máximo sin perder calidad”. Seid explica que el 80% de los que se acercan quieren poder seguir haciéndolo en el tiempo, y para eso se necesita dinero, aunque admite que “a puro tutorial y descarga libre cualquiera puede hacer su podcast”.
El estudio profesional y los servicios de un técnico de grabación se contratan cuando se quiere ir un paso más allá, o cuando hay algún otro tipo de financiación para el proyecto. “Guionar y preproducir es la parte variable más importante, porque es lo que posibilita que se pueda aprovechar mejor una hora de estudio, que es un costo fijo”. En números concretos, un trabajo profesional puede costar entre 100.000 y 250.000 pesos, por episodio de 30 minutos, dependiendo de las variables recién mencionadas.
¿Personas o empresas?
¿Quiénes están más interesados en grabar, las personas o las marcas y empresas? Seid es muy concreto en su respuesta: personas. “En Argentina son muy pocos los ejemplos de empresas que se acercan a pedir una cotización, y generalmente cuando hay un branded podcast es porque la productora busca a la empresa”, dice. Aún en este contexto todavía hay que explicarle a muchas empresas qué es un podcast, y es por eso que Almacén elige apoyar ciertos proyectos propios y particulares (no de empresas) sin priorizar el dinero, “porque es la única manera de que esto crezca”.
En números
- El gasto básico: U$S150 aproximadamente para el micrófono (única inversión ineludible, con paciencia y tutoriales). En casa con software gratuito (GarageBand en Mac, por ejemplo, Audacity para Windows; hay mil más), los auriculares y la computadora que tenemos
- El gasto intermedio: U$S300 (única inversión, nivel profesional pero con conocimientos previos). Setup: Estudio hogareño, con Adobe Audition ($900 mensuales la licencia), auriculares over ear y notebook, micrófono y consola y algún panel acústico para evitar resonancias
- El profesional: de 100.000 a 300.000 pesos (por episodio, con presupuesto y dejándose llevar por los que saben). Setup: Estudio profesional con producción integral (guión, producción, grabación, edición)