Ya no hay smartphones ultracompactos, pero podrían volver gracias a pantallas mini, plegables o que se enrollan
La mayoría de los smartphones del mercado tiene pantallas de 6 pulgadas o más, pero hay todavía hay interés por equipos que sean, a la vez, más compactos cuando están guardados y más generosos cuando están en uso, pero sin sumar bisagras
- 6 minutos de lectura'
El primer iPhone tenía una pantalla de 3,5 pulgadas, una superficie bastante generosa para 2007. El primer teléfono “con pantalla grande”, el Samsung Galaxy Note de 2011, tenía una pantalla de 5,3 pulgadas, lo que por entonces era una enormidad. Hoy es imposible encontrar -salvo como una rareza- un equipo con una pantalla tan chica.
Por el contrario, y más allá de que esto obedece también a la reducción de los márgenes de las pantallas (lo que permitió, entre 2017 y 2018, lograr teléfonos con pantallas más grandes sin hacer crecer demasiado su tamaño general), hoy tenemos como norma teléfonos que hasta hace no tanto eran considerados enormes.
El teléfono más vendido del primer semestre de este año, fue el iPhone 14 Pro Max, que como su sucesor (el iPhone 15 Pro Max) tiene una pantalla de 6,7 pulgadas. El del Samsung Galaxy S23 Ultra, de 6,8 pulgadas. El Razr 40 Ultra de Motorola ofrece una pantalla plegable de 6,9 pulgadas, y una externa de 3,6 pulgadas (más grande que la del iPhone original).
Entre los fabricantes tradicionales, el límite inferior está fijado en un número en apariencia inamovible: 6,1 pulgadas, como ofrecen el Galaxy S23 y el iPhone 15. Apple tenía un modelo más pequeño, el iPhone 13 Mini, con una pantalla de 5,4 pulgadas, pero no solo no lo renovó en la última presentación, sino que ya no lo vende en su sitio. Mantiene el iPhone SE de 2022, sí, con una pantalla de 4,7 pulgadas, pero con el diseño previo al iPhone X, que incluye un botón en el frente del teléfono; los rumores indican que en 2024 tendrá una nueva versión, pero con una pantalla de 6,1 pulgadas, es decir, será similar en tamaño al iPhone convencional.
¿Será que no hay lugar ya para teléfonos compactos, más pequeños, con pantallas de menos de 6 pulgadas, que puedan llevarse en cualquier bolsillo y se puedan manipular con comodidad con una sola mano? Hay algunos fabricantes que creen que todavía existe un mercado para eso, pero lo están probando con estrategias diferentes.
Pantallas mini
Por un lado, están dispositivos como el Palm Phone, con una pantalla de 3,5 pulgadas y una idea presentada en 2018 que no prosperó: hacer un smartphone que hoy consideramos minúsculo y que no planteaba ser un reemplazo directo de un teléfono convencional, sino un acompañante; el dispositivo cuando queríamos estar desconectados, pero no tanto. Hoy la alternativa sería, quizás, un reloj inteligente con 4G.
Aunque la idea es tentadora, este tipo de dispositivos suelen sufrir de incompatibilidad con aplicaciones, sitios y servicios cuya interfaz está pensada para pantallas más grandes, y usarlos termina siendo un engorro. Para esos casos de semi desconexión probablemente será más eficiente un teléfono celular de diseño convencional, como los últimos Nokia de botonera.
En el medio está Asus, con su línea Zenfone; el Zenfone 10 está considerado hoy el mejor teléfono compacto disponible, con una pantalla de 5,9 pulgadas y todos los chiches: un chip Snapdragon 8 Gen 2 (el más avanzado para Android), doble cámara trasera con una lente principal de 50 megapixeles, 8 GB de RAM, batería de 4300 mAh (más grande que la de otros smartphones de tamaño similar), Android 13, etcétera. No es, no obstante, particularmente más pequeño que un Galaxy S23 o un iPhone 15.
El rollo y el pliegue
Por el otro lado está Motorola, que está probando su teléfono con una pantalla que se enrolla (en vez de plegarse) para pasar de 6,5 a 5 pulgadas con el toque de un botón. A diferencia de los teléfonos plegables (de Motorola, Samsung, Oppo y otros), en donde la pantalla interna o externa se pliega en dos, el Rizr (que por ahora es un prototipo) tiene una pantalla que ofrece siempre una parte visible, mientras que la otra mitad se desliza por la base y la cara externa del teléfono; el efecto, cuando se activa el motor que extiende el panel, es de un teléfono que se desenrolla.
“Venimos trabajando en esta idea hace varios años”, me dijo el indio Mohammed Abdul-Gaffoor, el jefe de 312 Labs, el centro de investigación y desarrollo de Motorola. “En 2014 o 2015 empezamos a pensar en pantallas que no se rompieran, y empezamos a usar plástico para las pantallas -recuerda-. El plástico es flexible, y ahí empezamos a pensar en teléfonos con pantallas plegables, y en un formato que antes era muy popular, el teléfono con tapita”. De ese desarrollo salió el primer plegable de la compañía, el Razr, en 2019, unos meses después del Galaxy Fold de Samsung.
“Pero cuando empezamos a trabajar en la idea de un teléfono compacto, que se pudiera usar con una sola mano -cuando vas en el transporte público, por ejemplo, y tenés la otra mano ocupada-, hace cinco años los modelos más populares tenían pantallas más chicas, teléfonos como el iPhone 5 o así, y queríamos recuperar ese tamaño, algo de 120 mm de alto, pero aprovechando que ahora lo podemos hacerlo todo pantalla”, agrega.
Es la idea del Rizr: un teléfono que en su menor dimensión tiene un tamaño que permite usarlo y operar todas sus funciones con una sola mano, y que puede ampliar la pantalla para tener más opciones cuando tenemos tiempo. Tiene el ancho de un celular estándar, cuando está en modo “compacto” no lo es tanto, así que las aplicaciones de Android funcionan sin titubear. ¿No están los plegables para eso? Sí, pero hay que abrir el teléfono (con las dos manos), hay que incluir dos pantallas en el dispositivo, hay que poner una bisagra. Motorola cree que, tal vez, la solución a un teléfono que no sea abultado en el bolsillo o cuando solo queremos ver un mensaje de WhatsApp, pero que sea generoso cuando queremos ver una película o jugar a un videojuego, está en un motor y una pantalla que no se pliega, sino que se enrolla y se estira un poco cuando la ocasión lo amerita.
Es una idea atractiva, pero de (por ahora) difícil puesta en práctica: el equipo es más pesado que lo usual, y cualquier desperfecto en el motor puede dejarte con un teléfono eternamente pequeño, más allá del impacto en la batería que inevitablemente tendrá su funcionamiento. La otra incógnita está en la duración de la pantalla, que se flexiona (sin plegarse) en toda su mitad inferior.
Así, la mejor alternativa actual para tener un teléfono compacto estará en buscar teléfonos con tapita (tipo “flip”) que tengan una pantalla externa generosa, o uno tipo “fold” (estilo libreta) que sea al mismo tiempo lo más compacto y delgado posible (el Pixel Fold, por ejemplo, tiene una pantalla externa de 5,8 pulgadas). Las perspectivas para los próximos años son buenas: este año se venderán unos 18 millones de teléfonos plegables, el doble que en 2021, y con una expectativa de vender 100 millones de equipos con pantallas plegables en 2027; un mercado que crece y que interesará, idealmente, a más fabricantes.