Por qué Samsung presentó Flex, un dispositivo con una pantalla interna desplegable
Samsung presentó ayer Flex, su tecnología para dar vida a smartphones plegables. El prototipo que develó tiene una pantalla externa en la tapa, y una interna, el doble de grande, que se usa cuando se "abre" el equipo. Lo promociona como un smartphone que se agranda y se transforma en una tableta pequeña, pero su destino quizás está en otro lado.
El anuncio de Samsung llega unos días después del de Royole, otro fabricante de pantallas que mostró algo similar, aunque más rudimentario; LG, eterno contrincante en la fabricación de pantallas, promete novedades en esta área para el año próximo (y ya tiene experiencia en el rubro). En las últimas dos semanas, Xiaomi con el Mi Mix 3, Huawei con el Honor Magic 2 (dos de los cuatro mayores fabricantes de celulares del mundo) y Lenovo con el Z5 Pro, mostraron cómo apuestan a los teléfonos con pantallas deslizantes; Nubia presentó un teléfono con doble pantalla (una frontal, una trasera) que no tiene cámara al frente; unos meses antes, Oppo y Vivo habían mostrado equipos con cámaras frontales emergentes.
Así se ve el dispositivo prototipo con la pantalla flexible Infinity Display Flex de Samsung https://t.co/RK01rFwmYupic.twitter.com/6hIjLmnTg9&— Tecnología|La Nación (@LNTecnologia) 7 de noviembre de 2018
Ya no queda margen
Todas estas compañías están buscando lo mismo: ofrecer pantallas más grandes sin hacer más voluminoso el teléfono. En los últimos años (con los Sharp Aquos primero, y luego vía Xiaomi con el Mi Mix, Samsung con el Galaxy S8 y LG con el G6, Apple con el iPhone X) eso se logró reduciendo el marco negro que rodea la pantalla. Pero eso también tiene un límite.
Apple decidió que vale la pena que una parte de la pantalla se dedique a una serie de sensores biométricos y a la cámara frontal (el tan mentado notch, la muesca negra que tiene en la parte superior de la pantalla). Sus competidores probaron con esa misma alternativa (Pixel, Huawei, LG, Lenovo, Asus, Motorola), y ahora van por una opción que creen superadora.
El fin último de los últimos dos años era llegar al Vivo Nex, que salió a la venta a mitad de año, y los teléfonos que lo siguieron: ofrecer una pantalla que ocupe todo el frente del equipo, sin resignar un milímetro cuadrado de superficie. En el Xiaomi Mi Mix 3, por ejemplo, la pantalla ocupa el 93 por ciento del frente del teléfono. O hacen que la cámara quede oculta en el teléfono y emerja gracias a un motor (como en el Oppo Find X) o dejan al usuario la tarea de deslizar la pantalla completa en forma manual (como en el Xiaomi Mi Mix 3) para revelar las cámaras frontales. El resultado es el mismo: la pantalla ocupa todo el frente del teléfono.
El 2 x 1
Samsung le dio una vuelta de tuerca a este concepto con su tecnología para ofrecer una pantalla flexible y plegable, que viene prometiendo hace años; con una pantalla Infinity Flex es posible crear un dispositivo que sea compacto -cuánto, no sabemos realmente, porque lo que mostró ayer era un prototipo, con una pantalla en la cara exterior de 4,6 pulgadas- y que cuando es necesario se despliega y se transforma en una tableta de 7,3 pulgadas, con un formato 4:3, es decir, parecido (en su relación entre el alto y el ancho de la pantalla) a un iPad. No sabemos qué penalidad se paga por esta bisagra, en términos de grosor del dispositivo, peso, durabilidad, costo, etcétera.
Pero lo que importa es la pantalla, siempre tener más pantalla, de las 3,5 pulgadas del iPhone original, hace once años, a las 7,2 pulgadas del Huawei Mate 20 X presentado a mediados del mes pasado. Es que hoy tener una pantalla más grande es sinónimo de poder hacer más: Samsung promocionó, en el anuncio de ayer, la posibilidad de ver en esa pantalla desplegable tres aplicaciones al mismo tiempo; Android y iOS incorporaron, en los últimos años, la capacidad para mostrar dos aplicaciones en simultáneo, y las compañías promocionan esta cualidad como el epítome de la productividad.
And here are the @Samsung foldable phone display specs #SDC18pic.twitter.com/tkGvmqJcdb&— Shara Tibken (@sharatibken) 7 de noviembre de 2018
Si a esto se le suman los esfuerzos de Samsung y de Huawei para incorporar en sus teléfonos un modo que los transforma en una computadora convencional al enchufarlos a un monitor, y se recuerda la idea de Microsoft de que Windows 10 Mobile pasara a Windows 10 PC con una conexión similar (es decir, que se agrandaran las aplicaciones conforme crecía el tamaño de la pantalla), se entiende la visión que asoma en el horizonte, más allá de si tiene sentido o no: llevar un teléfono pequeño, que se transforma en tableta cuando lo necesitamos, y que puede ser todavía más -un reemplazo de una PC- si le conectamos un teclado.
El tiempo, el desarrollo de la tecnología y el mercado dirán cuánto sentido tiene esta idea, que apuesta a reducir la cantidad de computadoras que llevamos encima. Varias empresas han probado caminos alternativos a lo largo de los años: desde el Asus Padfone, un teléfono que se enchufaba a una pantalla y a un teclado desmontable para hacerse tableta y luego notebook, hasta Project Linda, el teclado y pantalla "bobos" para el Razer Phone, pasando por los Atrix de Motorola y otras ideas menos populares.
Una tableta de bolsillo
Todas estas propuestas necesitaban una pantalla secundaria para dejar de ser smartphones y poder transformarse en algo más, una computadora ultraportátil para quienes no quieren llevar una notebook, o no necesitan algo tan sofisticado y se arreglan con una tableta pequeña y un tecladito Bluetooth. Por ahora, no obstante, y más allá de la notable proeza técnica, Flex es algo menos que eso: una solución limitada a un problema que no todos tienen.
La pantalla plegable es de 7,3 pulgadas, que no es muchísimo más generosa que la de un smartphone grande (6,4 pulgadas en el Note9 o 6,5 pulgadas en el iPhone XS Max, por ejemplo). Si lo que Samsung y sus clientes quieren es reemplazar a las tabletas compactas, los dispositivos con pantallas desplegables podrían hacer esto mismo, es decir, ahorrarle al usuario llevar esa tableta y ofrecer, con Flex, un equipo de doble función: smartphone y tableta.
No sabemos, todavía, cuáles son los límites técnicos: quizá Flex sirva más para transformar una tableta compacta en una mucho más grande, de 12 pulgadas o algo así, y su destino no esté en el smartphone. Habrá que esperar a ver qué compañía implementa esta tecnología, y cómo, para entender cuál es el destino de esta tecnología.
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