Por qué mucha gente prefiere mensajear en vez de hablar por teléfono, aunque la voz permite un nivel de comunicación más profundo
“Ante la posibilidad de elegir, hubiera preferido chatear, en lugar de tener que llamar por teléfono”. Esta es una de las afirmaciones que se registraron con frecuencia en el marco de una investigación realizada por la Universidad de Chicago, Estados Unidos para entender cuál es el nivel de conexión que sentimos con los demás según el medio de comunicación elegido.
Más allá de esa predilección, cuando esas personas analizadas mantuvieron la conversación telefónica, no sintieron esa incomodidad que habían anticipado. Incluso, cuando los investigadores compararon los resultados entre quienes habían llamado y quienes habían escrito, no encontraron diferencias en lo incómodos que se habían sentido al terminar la conversación.
Esta preferencia por la comunicación vía chat en vez de vía telefónica también se da en la Argentina. De hecho, según los datos abiertos provistos por el Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom), las llamadas salientes a través de las líneas móviles fueron 7.209.313 en el primer trimestre de 2013, comparado con las 6.256.823 registradas segundo trimestre de 2020. En tanto, desde Movistar informaron a LA NACION que, al comparar el período de pandemia (promedio del año 2020) con el periodo de Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO), el tráfico de voz se incrementó un 10% en minutos, mientras que el consumo de datos se incrementó en un 40%, aproximadamente. “A la fecha, la evolución de la voz presenta un comportamiento con tendencia a la baja mientras que los datos mantienen una tendencia de crecimiento. Para ser más concretos, durante el periodo de pandemia en el 2020, el consumo de datos en aplicaciones de mensajería instantánea se incrementó en un 35%, aproximadamente”, comentan.
La paradoja es que, al momento de mantener un nivel de comunicación profundo, es mejor escuchar la voz del otro que leer los breves mensajes que escribe. Entonces, ¿qué factores llevan a el teléfono suene cada vez menos y el mensajero instantáneo lo haga con mayor frecuencia?
Una costumbre que nació con los SMS
Enrique Carrier, titular de la consultora Carrier & Asociados, explica que este fenómeno se inició, en realidad, hace más de 20 años con la adopción de los primeros teléfonos celulares y el envío de mensajes de texto (SMS). “En aquel momento era más económico enviar un SMS que hablar por teléfono, por eso enseguida este método tomó popularidad. Con la llegada de Whatsapp se reforzó la idea del envío de mensajes ilimitados. Es decir que lo que comienza por un tema de costos, luego se convierte en hábito”, sostiene.
El experto da más razones por las que el chat se tornó tan popular: “Con el paso del tiempo también nos dimos cuenta que no siempre tenemos que llamar por teléfono, porque en muchos casos solo buscamos emitir un mensaje sin necesidad de entablar un diálogo, por ejemplo, cuando necesitamos enviar una dirección. En tanto que la opción de ´te escribo ahora pero vos me respondés cuando querés´, tomó fuerza porque es menos invasivo que el llamado telefónico”, comenta.
Variables que impactan
Algo importante es que una conversación telefónica requiere dedicación exclusiva, mientras que el Whasapp, no. Esto pesa, en especial, entre los más jóvenes, que elijen el chat por su simplicidad, pragmatismo y porque whatsappean mientras realizan otras tareas, y responden cuando les resulta conveniente: quien llama quiere hablar en ese momento, pero para quien recibe la llamada quizá no es un buen momento.
Carrier concluye que el fenómeno de comunicarse más a través de lo escrito que mediante la voz es algo natural, más allá de la paradoja arriba mencionada.
Pedro Orden, que es presidente del Colegio de Sociólogos de la Provincia de Buenos Aires, considera que la preferencia de las personas por chatear en vez de hablar no tiene tanto que ver con la personalidad de quien debe comunicarse con otra persona, sino que se trata de un fenómeno generalizado. De todos modos, observa ciertas particularidades estructurantes tales como el rango etario y la extracción socioeconómica: por ejemplo, entre los sectores más humildes hay un alto consumo de abonos de telefonía prepaga, lo que supone de por sí un consumo limitado de minutos al mes en los celulares, que deviene consecuentemente en uso racional y estratégico de los tiempos para hablar con otros. Otro caso es el de las generaciones más jóvenes, que encuentran en las formas instantáneas de comunicación un medio de interacción apropiado a sus necesidades”.
El hito de la pandemia
Lo que comenzó como una decisión para ahorrar dinero se convirtió en hábito, pero se agrega un nuevo hito marcado por la pandemia respecto a la predilección por el chat: “con los confinamientos surge una instancia de reconfiguración de la esfera íntima/personal y la vida entre pantallas, producto de la permanencia prolongada en el hogar. En este punto, estudios recientes indican que habida cuenta de la hipercomunicación que las personas experimentaron durante los primeros meses de pandemia, muchas comenzaron a administrar los tiempos de conexión y desconexión con otros para evitar una saturación comunicativa. Siguiendo esta tendencia, lo que podremos arriesgar es que el chat se prefigura como la alternativa más conveniente a la hora de comunicarse actualmente, ya que habilita a los usuarios a controlar cuánto, cuándo y cómo decir las cosas”.
¿Qué pasará a largo plazo con esta preferencia por el chat? Habrá que ver cómo evolucionan las tecnologías vinculadas a las comunicaciones. “Quién sabe, quizás el mensaje escrito pierda popularidad frente a posibles alternativas como las conversaciones holográficas, es decir charlas entre dos o más personas por medio de proyecciones en 3 dimensiones con sonido”, concluye Orden. Este servicio, que hace algunos años era propio de las películas de ciencia ficción, con el avance en la velocidad y el procesamiento de los datos, podría algún día ser popular y masivo, como hoy lo es el Whatsapp.