Por qué la jaula de Faraday puede explicar qué pasó (o no) con el celular de Sabag Montiel
Si el teléfono del agresor de Cristina Kirchner estuvo desconectado de internet no pudo haber sido borrado a distancia; pero el teléfono tiene un sistema de formateo automático si se supera un número de intentos fallidos seguidos de desbloqueo
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No está del todo claro pasó exactamente con el celular Samsung A50 de Fernando Sabag Montiel, el hombre que intentó asesinar a Cristina Fernández de Kirchner el jueves 1ro de septiembre por la noche. Sí sabemos que cuando el hombre fue capturado, su celular quedó en manos de la Policía; que como parte de las pericias intentaron acceder a su contenido usando un software forense (UFED); que en los intentos del software por violar la seguridad del teléfono activó un sistema de resguardo y se reseteó, eliminando todo el contenido. Una teoría paralela decía que el celular había sido borrado a distancia.
La versión oficial
Según declaró el Ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, el teléfono fue puesto en una caja de Faraday y se quitó la SIM, el chip que vincula un número de teléfono con el ese aparato y le permite acceder a las redes 3G o 4G. Quedó, así, desconectado del mundo. “Llegaron nuestros efectivos, estaban todos los superintendentes, un hecho inédito, se armaron las carpas, se trabajó paso a paso con cada uno de los temas. Se desnudó a esta persona, se trabajó con Medicina Legal, como corresponde. Y después en algún momento se envía ese teléfono en lo que se conoce como bolsa de Faraday, que es esto: cuando queremos hablar y la señal no sale porque rebota en todos lados”, explicó el ministro de Seguridad. “El juez nos da un recibo que dice que fue recibido con la cadena de custodia intacta. Hasta ahí llega nuestra tarea. Después no sé qué pasa”.
La jaula de Faraday
A lo que Fernández se refiere con la caja o bolsa de Faraday es a un dispositivo que aisla el teléfono de la radiación electromagnética, lo que corta cualquier comunicación con el exterior; es clave para que el teléfono, por ejemplo, no reciba una instrucción que active un mecanismo de autodestrucción (física o de los datos), o que transmita su posición, entre otras cosas. Aún si se quita el chip, no es posible saber si el equipo tiene otro sistema de comunicación; los smartphones más modernos, además, pueden tener una eSIM, que está incorporada en el mismo teléfono y no hay cómo anular (no se puede quitar de su interior).
Quien primero identificó esta posibilidad fue el científico británico Michael Faraday en el siglo XIX, cuando encontró que una estructura metálica volumétrica aislaba el electromagnetismo del interior respecto del exterior. Un ejemplo clásico que sufrimos todos es el ascensor, que funciona como jaula de Faraday, y por eso hace que nos quedemos sin señal cuando viajamos en él. Los aviones también funcionan como jaulas de Faraday ante un rayo: si impacta en el avión no afectará a lo que está dentro de él. Un microondas es, también, una caja de Faraday, pero inversa (evita que las microondas salgan al exterior). Pero no es necesario que sea un objeto voluminoso; se venden mini jaulas para celulares (para quienes buscan un poco de paz de su propio celular) y pueden tener otros formatos, como un sobre. Más recientemente, latas metálicas se usan para guardar las llaves de presencia que usan los autos modernos, y que algunos ladrones consiguen activar para robar autos.
Un mecanismo de defensa que se activa en 15 intentos
Si, como dice Fernández, la Policía puso el teléfono en un dispositivo Faraday, que lo aisló de internet y la red celular apenas lo capturó (un procedimiento estándar), y si además quitaron la SIM, el teléfono quedó desconectado del mundo, lo que descarta la posibilidad de que haya sido borrado a distancia. Hubiera alcanzado, no obstante, con que en algún momento el smartphone quedara fuera del sobre Faraday y accediera a Internet (algo muy poco probable, salvo que fuera una red Wi-Fi a la que ya se había conectado antes) para que alguien borrara su contenido a distancia, usando la herramienta que tanto Android en general como Samsung en particular disponen para situaciones en las que el teléfono fue robado y queremos eliminar sus datos, por un tema de seguridad.
Si ese proceso policial no se rompió, si el teléfono quedó desconectado de internet mientras lo manipularon los peritos, el responsable de que todo sus datos se hayan borrado podría ser, como dice la Policía, el software forense que intentó vulnerar el otro sistema automático de seguridad de Samsung: existe la posibilidad de que se haya topado con un límite interno que pone Samsung, que borra la información de un dispositivo después de 15 intentos fallidos de desbloquearlo. Esta función, no obstante, debe haber sido activada primero por el usuario.
Apple tiene una función similar, lo que hace años le trajo problemas al FBI, cuando tuvo que desbloquear el iPhone 5C de Syed Farook, el terrorista que mató junto con su esposa a 14 personas a tiros e hirió a otras 22 en un centro para personas con discapacidad en San Bernardino, California. El FBI le pidió ayuda a Apple, que se la negó; hicieron varios intentos para desbloquear el equipo, teniendo en cuenta que se les iban acabando las chances, y que si llegaban al límite el contenido del teléfono se borraría; finalmente pudieron desbloquearlo.
¿Se puede reconstruir la información?
¿Qué le queda a la Justicia? Intentar reconstruir parte de los datos que tenía el teléfono. Si Sabag Montiel tenía una cuenta de Gmail (para poder instalar aplicaciones de la tienda de Google) también tendrá, quizás, una copia de seguridad de WhatsApp asociada a ese mail, suponiendo que haya configurado ese backup. Lo mismo con el correo electrónico, historial de aplicaciones instaladas, fotos, etcétera. Todo eso se podría descargar a otro dispositivo con su cuenta de Gmail y el chip. Por supuesto, todo eso, si el hombre no tomó la precaución de limpiar su historial -o directamente el teléfono- antes de intentar matar a Cristina Fernández; o si usaba una tienda de aplicaciones alternativa; o si tenía desactivado el backup de WhatsApp.
Para acceder a esto (el backup de WhatsApp, el historial de aplicaciones, etcétera) se necesita una clave de Gmail para recrear la instalación de los datos. Sabag Montiel es quien la tiene; depende de la Policía obtenerla. Ya existe un precedente, muy reciente, en el que la Justicia ordenó usar el desbloqueo biométrico compulsivo, o exigirle la entrega de la clave de acceso, a una persona imputada, para habilitar a los contenidos de su teléfono. Si Sabag Montiel no coopera, los peritos podrían encontrar en el historial de la notebook (si no está con clave) cómo entrar a su Gmail.
Pero todo depende una enorme cadena de posibilidades. Por ahora, el dato cierto, según la Policía, es que el teléfono de Sapag Montiel fue reseteado y la información que contenía fue eliminada.
¿Quién manipuló el celular del atacante de Cristina Kirchner?
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