Por qué la electrónica es más cara en el país que en EE.UU.
Un vistazo a cómo se define el precio de la tecnología en nuestro país, en base a los costos involucrados en la importación de tecnología en la Argentina
Hace casi un mes publicamos una nota que compara los precios de la electrónica de consumo en el país y en Estados Unidos. No hay grandes misterios: en ese país todos los productos están más baratos, comparando el precio local nacional con el precio turista (es decir, los dólares que se pagan al comprarlo en Estados Unidos más la retención por el pago a cuenta del impuesto a las ganancias, mas el pago del 50% del monto que quede por encima de los 300 dólares de franquicia para el ingreso de mercadería extranjera al país; y obviando el viaje hasta ese país y vuelta).
En la mayoría de los casos sigue siendo más conveniente, a largo plazo, la compra local de un producto, porque se accede a la financiación en cuotas, a la garantía nacional y al servicio técnico local.
Pero la duda inevitable era preguntarse por qué, si un producto tiene en ambos casos el mismo origen (China) y presumiblemente el mismo precio inicial, existe tanta diferencia entre el precio nacional y el estadounidense.
Estados unidos, ejemplo dificil
Los expertos consultados sostienen que Estados Unidos es la opción más injusta para compararse, porque allí la tecnología es muy barata; si se miran otros mercados (de América latina, por ejemplo) la brecha es menor.
Estados Unidos es un mercado muy grande, de mucho volumen y muy competitivo, donde los márgenes de ganancia son más bajos (equilibrados precisamente por el alto volumen que se maneja). Europa es, como han reconocido todos los que alguna vez han viajado allí, un caso intermedio (más caro que Estados Unidos, más barato que América latina).
Así y todo, la referencia suele ser Estados Unidos: allí los impuestos de importación a la tecnología son más bajos que los locales: un 8 por ciento total, en promedio, contra un 21% de IVA local, a lo que se suma un 20,48% de impuesto interno a bienes suntuarios, un 20,5% de derechos aduaneros, 4,5% de ingresos brutos y ganancia, y un 1,2% de impuesto al cheque, que se paga por partida doble.
No sólo son impuestos
Esto no incluye el porcentaje de ganancias que luego irán sumando los intermediarios (el canal de distribución, la tienda minorista) ni toda una serie de costos que tienen que ver con la logística, costos bancarios, financieros, búsqueda de proveedores, importación de muestras, gestión de las licencias de importación y demás.
La logística y el transporte suman entre el 5 y el 7% del costo de un producto, en promedio. Transportar un contenedor de 70 metros cúbicos de China a la Argentina (en barco) tiene un precio de 5500 dólares. En avión el costo es de 7 dólares por kilo hasta Ezeiza.
Un camión (custodiado) que lleva mercadería a Tierra del Fuego para su procesamiento final y luego la trae a Buenos Aires para su venta tiene un costo aproximado de 45.000 pesos para recorrer los 6400 kilómetros involucrados (la distancia entre China y la Argentina es de aproximadamente 19.000 kilómetros).
Una vez que se aprueba la entrada de un producto, el importador tiene 60 días para ingresar la mercadería. El viaje en barco desde China tarda un mes o 40 días, por lo que muchas empresas lo traen antes y lo dejan en depósitos fiscales (70 a 100 pesos por día por container) a la espera de que se terminen los trámites.
Entre medio está el tema de la financiación: el producto que alguien compra en 12 cuotas fue pagado completo al fabricante chino, y el importador necesita ese dinero (lo que puede implicar un préstamo bancario) y calcular qué precio debe ponerle pensando que recuperará el costo en 30, 60 o 90 días, estimando la inflación y la posible variación en el precio del dólar.
El sitio especializado Redusers publicó, en 2011, un detalle de los precios que se suman a una tableta desde que sale de China hasta que llega a las manos de los consumidores que también puede resultar ilustrativo .
Así, entre una cosa y otra el precio local del producto termina siendo aproximadamente el doble que el que tiene en los Estados Unidos (si no se calcula el costo de importarlo a mano en un viaje, como detallamos en esta nota ). En Chile, que tiene un tratado de libre comercio con Estados Unidos, la diferencia ronda el 8 por ciento. Brasil está más cercano a nuestros precios, pero allí la diferencia la marca, una vez más, el tamaño del mercado.