Polémica por Bob Dylan: vende libros autografiados... pero la firma la hizo una máquina llamada Autopen
Bob Dylan tiene un libro nuevo, Philosophy Of Modern Song, del que se vendieron 900 copias autografiadas, pero con un detalle: los compradores notaron que la firma es exactamente la misma; la editorial admitió que usó un dispositivo llamado autopen para firmar los libros en forma masiva, por los problemas de salud del músico
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Bob Dylan ha sido noticia recientemente por utilizar en una nueva colección de libros una tecnología llamada autopen, que permite autografiar obras y libros de manera automática y robotizada como si se tratase de firmas reales.
El cantautor ha puesto a la venta una edición limitada de Philosophy Of Modern Song, un nuevo ejemplar en su bibliografía (en la que conviven, entre otros títulos, ‘Crónicas’ y ‘Tarántula’) a un precio de 599 dólares, que prometía contar con su firma, lo que justificaría su precio.
Varios de los compradores de este volumen, del que se han impreso solo 900 unidades, habrían compartido sus presuntas firmas únicas a través de redes sociales como Twitter. En ellas, habrían encontrado réplicas idénticas de estas, compartidas por otros usuarios.
Fue entonces cuando muchos apuntaron a que el artista, de 81 años, no se habría encargado de firmar de su puño y letra cada uno de los libros que forman parte de esta edición, sino que se habría utilizado para ello otro sistema que ha resultado ser el conocido como autopen.
El autopen es un bolígrafo automático que permite firmar diferentes documentos una vez introducido el modelo de firma real. Este dispositivo puede registrar y copiar firmas y textos escritos a mano, y habitualmente se utiliza en la rúbrica de grandes volúmenes de documentos o libros.
Estas máquinas integran unos brazos mecánicos que sostienen un bolígrafo, una pluma o cualquier otro instrumento que permita trazar la firma, y se mueven e imitan los movimientos de la mano para copiar y humanizar el trazo como si se tratase del de una persona.
Existen varias marcas que fabrican autopens. Entre ellas, Signascript Atlantic, que desarrolla dispositivos portátiles e integran ranuras destinadas a la lectura de tarjetas SD y unidades de disco extraíble, para introducir las distintas firmas que deben reproducir.
Además de copiar las firmas de forma fiel, estos dispositivos pueden adoptar diferentes opciones de personalización, como puede ser la presión o la velocidad del lápiz que se utilice para escribir.
Desde músicos hasta políticos
Al hilo de esta controversia, el artista ha querido pedir disculpas a los seguidores que se han hecho con este libro, editado por Simon & Schuster, asegurando que lamenta “profundamente” lo sucedido y que ha sido algo ocasional.
“He firmado a mano todas y cada una de las impresiones artísticas a lo largo de los años y nunca ha habido ningún problema”, ha puntualizado, justificando que esta vez lo ha hecho debido a problemas de salud.
“Se necesita un equipo de cinco personas que trabajen en estrecha colaboración conmigo para ayudar a hacer posible estas sesiones de firma y no pudimos encontrar una forma segura y viable de completar lo que necesitaba hacer mientras el virus hacía estragos”, ha añadido, indicando que tiene problemas de vértigo que le impiden dedicar tiempo a la escritura.
Debido al contrato estipulado con la editorial, se vio en la obligación de utilizar autopen, un sistema que se utiliza “todo el rato en el mundo del arte y la literatura”, según el compositor estadounidense, que ha comentado que está trabajando con Simon & Schuster para poder firmar de su puño y letra los ejemplares.
La editorial, por su parte, también ha pedido disculpas a los afectados asegurando que los libros de edición limitada “contienen la firma original de Bob, pero en forma de réplica escrita” y que les reembolsará el dinero de su compra.
Cabe recordar que entre algunas de las figuras históricas que han utilizado el autopen se encuentran presidentes como Ronald Reagan o Barack Obama. Por el contrario, autoras como Laura Bates, Juno Dawson o Janice Hallett han reconocido no tener simpatía con este sistema porque “deshumaniza” una parte de su trabajo, que es el de firmar autógrafos.