El directorio tomó la decisión por considerar que no fue del todo sincero con las autoridades de la organización y que no estaba en condiciones de liderar la compañía
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Sam Altman, cofundador y hasta ayer la cara visible de OpenAI (la empresa que creó ChatGPT), fue despedido hoy como director ejecutivo de la compañía. En un breve posteo en su sitio el directorio dijo que Altman no había sido completamente sincero en sus comunicaciones con los directores. Su cargo será ocupado interinamente por Mira Murati, que hasta ahora era la directora de tecnología (o CTO en la jerga) de OpenAI.
Fue algo completamente inesperado y esto ha alimentado un número enorme de especulaciones en el ambiente de la IA, en el que Altman se había convertido no solo en un personaje sumamente influyente, sino también en una suerte de rockstar de la tecnología más disruptiva de la última década.
La compañía confirmó también que Greg Brockman dejará de ser presidente del directorio, pero seguirá trabajando en la empresa.
Altman tuitéo hace minutos: “Me encantó mi tiempo en OpenAI. Fue transformador para mí en lo personal y, con suerte, un poco para el mundo también. Sobre todo, me encantó trabajar con gente tan talentosa”. Dijo que tiene más para decir, pero no ahora. Remató con un emoji al tono.
Por su parte, el controvertido ex CEO de Google Eric Schmidt tuiteó que Altman era su héroe y que le agradecía lo que había hecho “por todos nosotros”.
Sam Altman tiene 38 años. Abandonó sus estudios en Stanford y fue presidente de la poderosa organización Y Combinator (encargada de seleccionar y acelerar empresas tipo startup). Ese era su perfil profesional hasta que en 2019 se convirtió en la máxima autoridad ejecutiva de OpenAI, la empresa que fundaron y fondearon Peter Thiel y Elon Musk, entre otros, en 2015, como una empresa sin fines de lucro. Musk dejó la empresa en 2018; en noviembre de 2022 la compañía - de la que Microsoft es hoy un accionista mayoritario; invirtió unos 13.000 millones de dólares- presentó ChatGPT, su producto estrella, aunque no es el único (también desarrolló Dall-E, un motor de creación de imágenes basado en inteligencia artificial). Altman es también uno de los fundadores de Worldcoin, la compañía que busca desarrollar un método de prueba de vida humana entregando criptomonedas a cambio de escanear los iris de voluntarios, que codifica como una firma inviolable.
Según publicó The Economist, OpenAI está empezando a ganar dinero gracias a ChatGPT: unos mil millones de dólares al año, una enormidad en comparación con los US$28 millones del año anterior al lanzamiento de ChatGPT. Y varios rumores indican que la valuación de la compañía estaba próxima a los 80.000 millones de dólares (el triple de lo que valía en enero último), según el New York Times, que adelantó hace unas semanas que la compañía estaba próxima a vender acciones para lograrlo.
Unas horas después del despido de Altman, otro de los fundadores de OpenAI, Greg Brockman, anunció que “dadas las noticias de hoy”, renunciaba a la compañía. El tweet, dijo Brockman, era copia del que le había enviado a su equipo en la empresa.
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