No culpes a la playa
La arena, el sol y el mar son tres protagonistas del destino elegido por muchos para desconectarse del trabajo. Es curioso que esto no se aplique a la tecnología. Muchos siguen atrapados por la pantalla del teléfono móvil, al igual que en los intensos meses de rutina diaria en la ciudad. Como es difícil hacer un clic, nunca está de más tomar algunos recaudos sencillos para proteger nuestros dispositivos electrónicos, que no disfrutan para nada de los hermosos entornos que elegimos para irnos de vacaciones.
La playa tiene todo eso que un smartphone detesta y que la mayoría de los humanos adora: calor, agua salada y arena. No es mi caso: soy humano, pero tampoco me vuelve loco estar cerca del mar. Aunque trato de no colgarme demasiado con las redes sociales e internet, lo cierto es que es difícil separarme del celular.
Para estos casos, una bolsa plástica con cierre hermético es un protector simple y efectivo para evitar que la arena dañe el teléfono móvil. El sol y el calor también afectan su funcionamiento, así que siempre se recomienda que esté a la sombra.
También es inevitable tocar la pantalla táctil con los dedos enchastrados de protector solar. Para estos casos, la limpieza es muy simple y basta con un paño de microfibra apenas humedecido en agua, según la recomendación de los fabricantes. Nada de alcohol ni de líquidos abrasivos, ya que pueden remover las capas protectoras que suelen aplicarse sobre el vidrio.
Los cuidados también sirven para cualquier otro destino, sea en las sierras, en la costa de un río o en la montaña. Al final de todo, si realmente uno quiere liberarse de todo tipo de preocupaciones, siempre está el vigente libro impreso, un formato que ha resistido los embates de la tecnología y es una fija todos los veranos.