Habla el creador del Nextbit Robin, el smartphone con espacio "ilimitado"
Scott Croyle es quien diseñó en HTC One M7; ahora creó el Robin, un equipo que sincroniza sus contenidos (incluyendo la configuración de las aplicaciones) con un servicio de almacenamiento online; borra automáticamente las fotos o aplicaciones cuando se queda sin espacio; al redescargarlas, se recupera la configuración de cada programa
Scott Croyle sabe de diseñar teléfonos. Estuvo en HTC entre 2008 y 2014, y fue quien creó el HTC One M7, el icónico teléfono que en 2013 ubicó a la firma taiwanesa en lo más alto del mercado móvil mundial, al menos en lo que refiere a diseño (tenía también una inusual cámara de 4 megapixeles, pero eso es otro tema). Y fue la base para los dos modelos que lo sucedieron y, seguramente, del One M10, que en teoría será anunciado en abril próximo.
Pero Croyle ya no está en HTC, abandonó el uso de una pieza de aluminio para el cuerpo de un teléfono y está al frente de una compañía que apuesta todo por el plástico. El plástico de color es, en efecto, el que le da forma y sustento a Robin, el primer smartphone de Nextbit, la compañía en la que es el jefe de producto y que a mediados de febrero puso en venta el teléfono, después de una campaña en Kickstarter, en la que esperaban recaudar medio millón de dólares y recibieron 1,3 millones.
"La calidad de la industria en general para trabajar el metal hoy es muy buena. Pero eso significa que si vos ponés un iPhone o un Android de Samsung y otras compañías en una mesa, son todos parecidos-, afirma Croyle, entrevistado por LA NACION durante el último Congreso Mundial de Móviles en Barcelona-. Es como un océano de similaridad, no hay nada que llame la atención. Cuando pensamos en el Robin queríamos que se diferenciara, que se notara, que tuviera una personalidad fuerte, y por eso elegimos el plástico y el color. Ojo, que también tiene sus desafíos, cada agujero que ves lo tiene que hacer una máquina CNC, igual que con el metal."
Barril sin fondo
Pero el Nextbit Robin no se hizo conocido por usar plástico, sino por ser, según la compañía, el primer smartphone que no se queda sin espacio. La idea detrás de este smartphone, creado por dos exempleados de Google y expertos en Android, es fácil de entender: es un teléfono que aspira a vivir en la Nube. El equipo tiene 32 GB internos, y con la compra se obtienen 100 GB online, que sirven para hacer una copia automática y permanente de los contenidos del teléfono.
"Pero no es un backup simple -advierte Croyle-. Cada vez que lo enchufás al cargador y estás conectado al Wi-Fi, se crea una instancia de lo que tenés en el smartphone; si te quedás sin espacio en el teléfono, se fija qué es lo que menos usás y lo borra del teléfono, pero lo deja en la Nube y te deja un icono gris en el teléfono; si es una foto, deja una de una de menor resolución en la Galería."
La diferencia de la tradicional copia online automática de fotos y videos, sin embargo, es que en el caso de las aplicaciones el sistema hace una copia de los datos generados por el usuario -la configuración, el avance en un juego, todo- y cuando el usuario desea restaurarlo -con un clic- se descarga todo y la aplicación se recupera tal cual estaba cuando se borró; es decir, no requiere reconfigurar nada.
Para lograrlo, el equipo de Nextbit modificó el Android Marshmallow oficial, tanto para la copia de las aplicaciones y los datos que generan como para dejar, en su lugar, un icono gris que luego activa la descarga (cuánto tarda en recuperarse esa aplicación depende, claro, de la conexión a Internet y del tamaño de los archivos).
El resto del teléfono tiene especificaciones decentes (una pantalla Full HD de 5,2 pulgadas, chip Snapdragon 808, cámara de 13 megapixeles, sensor biométrico en el lateral, como los Sony, puerto USB-C), y las primeras reseñas son bastante positivas, más allá de la duda por el diferencial en la Nube en el largo plazo, y de detalles como la cámara, que parece ser lo más modesto del equipo. "Sí, el tema de la cámara es super difícil. Estamos preparando una actualización de software para mejorar la calidad", dice Croyle, mostrando una de las debilidades de este tipo de proyectos: contar con los recursos necesarios para competir con las grandes marcas (que destinan literalmente cientos de personas a optimizar el funcionamiento de un solo componente).
La diferencia, la copia y el futuro
Inevitablemente en la conversación surgen tres temas. Uno, que esto parece ser un problema que se resuelve en el mediano plazo, con teléfonos de más capacidad, o una tarjeta de memoria (Android Marshmallow, incluso, permite unirla al almacenamiento interno del equipo para que la use el sistema operativo). "Lo dicen todos los años: hace no mucho tener 4 GB de almacenamiento estaba perfecto, ahora 16 GB son como el límite, 32 GB es lo ideal. Siempre estás persiguiendo eso. Apple ya tiene aplicaciones de 4 GB de tamaño, Google está en eso. El teléfono se va a llenar. El beneficio de la copia en la Nube es que no tenés que tomar la decisión de elegir una capacidad cuando comprás el teléfono; cuando veo la gente que compra un equipo con poco almacenamiento, pienso que en unos meses van a estar muy descontentos."
El otro tema es que esta función de software la puede replicar Google, Apple, Microsoft o cualquier otro fabricante, eliminando el diferencial del Nextbit. "Estaría bien, al menos hicimos que avance el mercado, y estaría validando nuestra idea -afirma Croyle-. Nuestro objetivo como compañía es estar por delante de ellos; ya estamos trabajando en la próxima cosa. Un desafío en tu primer producto es que siempre es menos ambicioso que la idea original; tenés que mantener un ojo en la visión de largo plazo. En esto estamos trabajando, en que configurar un teléfono sea solo poner un usuario y contraseña y tengas todo configurado al instante."
El tercer punto es qué posibilidad tiene una empresa que hoy tiene 35 empleados de competir con los titanes de la industria. La respuesta de Croyle, previsiblemente, es similar a la de Carl Pei, el ejecutivo detrás del OnePlus One y sus sucesores.
"Yo creo que en un mercado de 1400 millones de smartphones hay espacio para nosotros. En la industria hay como una democratización: los smartphones son más fáciles de hacer, pero más difíciles de diferenciar. Por eso estamos haciendo una suerte de aproximación al problema con una visión del Silicon Valley, con una integración profunda al sistema operativo. Pero el mercado será quien decida", admite Croyle, que dice que por lo reducido de su tamaño, con vender "cientos de miles" de equipos ya pondrían en equilibrio sus finanzas.
Venta directa
Nextbit hace venta directa del Robin (es decir, se vende sin línea), como OnePlus, Xiaomi y otros fabricantes. "No tenemos empleados haciendo soporte regional para cada operadora, que es carísimo. No tenemos intermediarios, lo que nos permite cobrar un precio que nos parece justo; la gente hoy sabe lo que debería valer un teléfono, tienen la referencia de Xiaomi y de otros. Samsung vende lo que vende porque le mete marketing a morir a sus teléfonos."
Para Croyle esto implica, también, un proceso más difícil, pero liberador. "Cuando estaba en HTC tenía mucha gente bajo mi comando; tenía la dirección creativa, pero recibía sugerencias de mi equipo, comentarios de Peter Chou [fundador de HTC, también diseñador industrial] y de los clientes de HTC, que no son los usuarios sino las telefónicas. Tenés mucho ruido durante el proceso de diseño. Podés elegir ignorar o sumar comentarios, pero es un proceso menos personal. Cuando empezamos en Nextbit éramos 10 empleados. Es un proceso diferente, mucho más personal. Da un poco de miedo, pero es muy divertido".
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