Murieron clientes: ¿una señal de alerta para los gigantes tecnológicos en China?
Invitaron a Huang Jieli, que dirigía un negocio chino de transporte colectivo (carpooling) llamado Hitch, a una boda en marzo. Uno de sus conductores se iba a casar con una mujer que alguna vez fue su pasajera. Gracias, decía la invitación, por haberlos unido.
Didi Chuxing, la empresa matriz de Hitch y una de las compañías emergentes más exitosas y valiosas del mundo, alguna vez vitoreó estas historias de amor joven. Como muchas otras empresas chinas de Internet , Didi exploró todo tipo de formas para traer nuevos usuarios, incluidas las redes sociales.
Así que, mediante anuncios sugerentes que insinuaban la posibilidad de conocer una pareja en un viaje en auto, Didi publicitó el potencial romántico de Hitch. En una entrevista de 2015 con el portal chino en línea NetEase, Huang comparó los autos de Hitch con cafeterías y bares.
"Es un entorno muy futurista y muy sexy", le dijo a NetEase.
Actualmente, esa actitud resulta descuidada e incompetente. Dos pasajeras de Hitch en los últimos tres meses han sido violadas y asesinadas por sus conductores, de acuerdo con la policía. Ahora Huang se quedó sin trabajo, Didi ha prometido transformar su negocio, los clientes chinos están haciendo un llamado para organizar un boicot, y a la industria del Internet le ha llegado un muy necesario recordatorio de las consecuencias de sus actos.
Didi admitió esta semana que había perdido el rumbo. En una declaración el martes, dijo que dejaría de usar la escala y el crecimiento para medir su éxito.
"En los últimos años avanzamos desenfrenadamente, gracias a agresivas estrategias comerciales y el poder del capital", señaló la empresa en una declaración de Cheng Wei, su director ejecutivo, y Jean Liu, su presidente. Ante la pérdida de vidas, "toda la empresa comenzó a cuestionar si manejábamos un sistema de valores adecuado", mencionaron en el comunicado.
El problema va más allá de Didi, una compañía que se quedó con el negocio de Uber tras su retirada del mercado. China ha crecido con tanta velocidad que muchas facetas de la vida —salir de compras, utilizar el banco on line, viajar— carecen del tipo de empresas establecidas que son comunes en Occidente. Las compañías tecnológicas pueden incursionar y convertirse en fuerzas dominantes en esos sectores. Por eso, las empresas chinas se hacen atractivas para los inversionistas, y también se vuelven potencialmente peligrosas.
Mis conversaciones con empresas tecnológicas chinas y sus inversionistas, entre ellos algunos estadounidenses, giran en torno al aumento en el número de usuarios y la cantidad de tiempo que pueden mantener su atención en las aplicaciones. Una vez pregunté por qué prestaban su tecnología al gobierno con el objetivo de vigilar a la población, o cuál creían que era el impacto de los videos, juegos y canales con un sinfín de información sobrecogedora que le envían al público. Me respondieron con miradas ausentes o dijeron que sus tecnologías solo eran herramientas neutrales.
La pregunta ahora es si Didi, y los ejecutivos del resto de la industria, pueden erradicar esas actitudes y proteger a los usuarios.
"Sin la interferencia de un sistema de valores, la gran mayoría de ellos elegirá el desempeño en su empleo por encima de la seguridad de los usuarios", escribió Feng Dahui, exejecutivo de Alibaba y crítico de la industria, en una publicación de WeChat. "Este es el dilema ético que enfrenta la mayoría de las élites de Internet".
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