Primer encuentro con el nuevo Moto X
Probamos el flamante smartphone de Motorola, que ahora tiene una pantalla de 5,2 pulgadas y un procesador de última generación
La semana pasada Motorola presentó en Chicago la segunda versión del Moto X, que se venderá en nuestro país antes de fin de año. Estuve allí, y durante la presentación tuve la posibilidad de jugar fugazmente con el equipo, cuyo cambio más notorio está en el tamaño: ahora la pantalla es de 5,2 pulgadas, contra los 4,7 pulgadas del modelo anterior.
Para mí es uno de sus puntos más polémicos, porque el tamaño del Moto X original me parecía ideal. Igual, con sus 5,2 pulgadas no es más grande que sus competidores: las dimensiones son de 140,8 x 72,4, muy cercanas a las del LG G2 (también de 5,2 pulgadas): 138,5 x 70,9 mm; y el Samsung Galaxy S5, que tiene una pantalla de 5,1 pulgadas, es más largo e igual de ancho: 142 x 72,5 mm. No está de más destacar, no obstante, que el Moto X nuevo es el más grueso de los tres, con 9,9 mm contra los 8,9 mm del LG G2 o los 8,1 mm del S5. Otro modelo de 5,2 pulgadas, el flamante Sony Xperia Z3, está en 146 x 72 x 7,3 mm.
La pantalla, Full HD y Super AMOLED (necesario para las notificaciones con la pantalla oscura), me pareció muy buena, pero sin descollar (las de Samsung tienen, quizá, más brillo); igual, parece estar al mismo nivel que otros equipos de primera línea, aunque ya hay de más resolución. En el borde inferior de la pantalla está el parlante (no es estéreo, como sí tiene el nuevo Moto G, al estilo de los HTC One); en el breve tiempo que lo probé me pareció que tenía buen sonido, y los ingenieros de Motorola dicen que ajustan su funcionamiento en forma dinámica para no distorsionar; ya habrá quienes se tomen el trabajo de verificarlo en público.
Como fuere, es -para su tamaño- muy cómodo, cortesía de los bordes redondeados (que afinan los puntos de contacto con los dedos y la palma de la mano) y de la curvatura de la espalda, similar a los varios Xperia antes del Z1. Se nota que los bordes son de metal; hay una atención al detalle y a la terminación de la fabricación que es de primer nivel. Y me parece buena idea que sigan usando madera y varias versiones de plástico para el dorso del equipo, al que ahora se suma cuero en varias tonalidades (genuino; en Motorola dicen que tiene todas las aprobaciones de asociaciones protectoras de los animales y demás). Es rara la sensación, porque es una textura que uno no asocia con un teléfono. Y me temo que será el que más mostrará los rayones y el desgaste.
El otro punto notorio al tener el equipo en la mano es el logo de Motorola, debajo de la cámara. Algunas filtraciones sugerían que sería un botón programable. No lo es, y a diferencia de la versión del Moto X original (una simple depresión en la superficie) ahora es un círculo grande y más definido.
La cámara, la batería
Quedan un punto negativo y dos incógnitas. El punto negativo es el almacenamiento: 16 GB que no se pueden ampliar puede ser poco, sobre todo para un equipo que graba video 4K: en el LG G3, un minuto de video a esta calidad requiere unos 250/300 MB; tener que estar pendiente de este punto cada vez que queremos usar la cámara es una molestia. Según la página de Motorola, los que accedan a la versión con Moto Maker (que permite elegir el color del dorso, y que por ahora no está disponible en el país) pueden optar por una versión de 32 GB.
La primera incógnita está en la batería (no removible), que creció poco respecto del modelo anterior (2300 mAh contra 2200 mAh del Moto X original). El Samsung Galaxy S5 tiene el mismo procesador y la misma pantalla y suma 2800 mAh; el LG G2, 3000 mAh. El Moto X original lograba una jornada de uso con comodidad. El nuevo Moto X suma una opción para cargar la batería al 80% en 15 minutos, usando un cargador especial llamado Turbo Charger (no está claro si se venderá en el país).
La segunda incógnita es la cámara, históricamente un punto flojo de Motorola; ahora es de 13 megapixeles, graba en 4K y tiene doble flash (dos fuentes de luz a los lados del lente que iluminan un anillo), por lo que parece que están invirtiendo más energía en este aspecto. No pude probar su calidad -un salón de demos no es el mejor lugar-, pero aunque es rápida para capturar imágenes no me pareció que tuviera la velocidad de reacción del S5 o el LG G3. El modo de captura automática previa al disparo (para después comparar y elegir la mejor instantánea) es una buena adición.
Android y el procesador
Mientras que el Moto X original hacía gala de usar un procesador relativamente modesto (y acertaba, porque el rendimiento es bueno), aquí Motorola parece ir por los que además compran teléfonos por las especificaciones: un Snapdragon 801 de cuatro núcleos a 2,5 GHz iguala lo que ofrecen los modelos más modernos de sus competidores (como el Samsung Galaxy S5, el Sony Xperia Z3 o el LG G3), aunque con un poco menos RAM (2 GB contra los 3G de otros equipos). Como fuere, todo carga muy rápido y se siente muy ágil; ayuda, además, el uso de la interfaz de Android original, que no debe cargar con agregados superfluos.
Motorola dice que prefiere usar el Android base (4.4.4, en este caso) para focalizar sus esfuerzos de software en sumar aplicaciones independientes, que además puede actualizar regularmente usando la tienda de software: por ejemplo, ahora el control por voz se podrá personalizar con cualquier frase (del "OK Google Now" a lo que sea), las notificaciones con la pantalla bloqueada y oscura son tres -un cambio muy bienvenido-; la posibilidad de silenciar el teléfono ubicando la mano sobre la pantalla, sin tocarla, es útil, aunque Samsung y LG también lo ofrecen.
Así, será necesario usarlo por un tiempo más extenso para ver si es un digno sucesor del primer Moto X, y si con este hardware más poderoso consigue mantener su política de precios comparativamente bajos (este equipo, desbloqueado, tiene un precio de 500 dólares en EE.UU.), pero en un primer vistazo está claro que Motorola quiere jugarle de igual a igual a los grandes; no es la única compañía en apostar por algo así, y la historia dice que otros (principalmente HTC) han tenido problemas para lograr que el gran público encuentre valor suficiente en su oferta, pero la compra de Lenovo debería darle la espalda y el tiempo necesarios para desarrollar su estrategia.
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