Probamos el Motorola Moto G de 3ra generación
La tercera versión del clásico smartphone de Motorola ya se vende en el país; tiene pantalla de 5 pulgadas, conectividad 4G y una cámara de 13 megapixeles
El jueves último, Motorola presentó en nuestro país la tercera generación del Moto G, su smartphone de gama media, y el aspirante a continuar una saga muy exitosa (sus antecesores han sido récord de venta dentro de la gama de smartphones de la compañía, y fueron los más vendidos en nuestro país en los últimos años). El nuevo Moto G estará disponible en las próximas semanas con las tres operadoras; Motorola da como precio de referencia unos 4900 pesos, aunque éste corresponde, por lo general, a un abono de 200 pesos o más; sin línea se venderá a 6500 pesos.
Qué tal es
Estuve probando este equipo la última semana, y la buena noticia es que Motorola mantiene intacto el foco del equipo, combinando prestaciones más que decentes con un precio competitivo; le suma ahora una buena cámara y una batería con mejor autonomía que el modelo anterior; no hubo demasiados avances en lo que refiere al procesador central, pero tampoco se extraña una mayor velocidad en la interacción con las aplicaciones.
Qué trae
El Moto G de tercera generación tiene una pantalla IPS de 5 pulgadas (1280 x 720 pixeles); 1 GB de RAM; un chip Qualcomm Snapdragon 410 de cuatro núcleos a 1,4 GHz; 8 GB de almacenamiento interno (4,5 GB disponibles para el usuario) y una ranura microSD para ampliarlo; una cámara principal de 13 megapixeles con flash de doble tono, apertura f/2.0 y grabación de video en Full HD; cámara frontal de 5 megapixeles; radio FM; Bluetooth 4.0; Wi-Fi; GPS; 3G y 4G (en bandas AWS y la 700 MHz APT). La batería, fija, es de 2470 mAh. El equipo es resistente al agua (con certificación IPX7, puede estar media hora bajo un metro de agua sin dañarse).
Diseño, tamaño
Uno de los fuertes del Moto G está en la posibilidad de cambiar su aspecto con tapas de colores. Esto se mantiene (la intención de Motorola es traer la mayor cantidad de alternativas posibles), aunque siempre manteniéndose con un plástico rugoso que le da buen agarre al teléfono.
En tamaño es casi idéntico al Moto G de segunda generación, aunque apenas más pesado (142,1 x 72,4 x 11,6 mm y 155 gramos de peso). No es el más delgado ni el más compacto del mercado, ni el que apuesta a tener un aspecto particularmente refinado (en esto, la línea Galaxy A5/A7 de Samsung le lleva la delantera), pero si bien depende del plástico, no da la sensación, al tenerlo a la vista, que es un equipo económico. La construcción es sólida y se agradece la atención por los detalles, como texturas diferentes para el botón de bloqueo y de volumen, algo ya presente en otros modelos de la compañía. Y es -para los que se acostumbraron a ese tamaño- cómodo para tener en la mano; no se siente que su tamaño, determinado por la pantalla de 5 pulgadas, sea un impedimento.
A propósito de esta última: tiene 294 pixeles por pulgada, una definición más que aceptable para ese rango de precio, y con buenos ángulos de visión. Podría ser más brillante y tener mejor contraste; y la reproducción de colores resulta un poco lavada, pero es una diferencia sutil. Tiene buena visibilidad al sol y, en general, se ve bien.
La batería es de 2470 mAh (fija) y es más grande que la del modelo anterior, lo que le permite un uso durante todo el día sin tener que estar pendiente de un cargador, e incluso llegar con resto a la noche. Por supuesto, esto dependerá de cuán activo sea el usuario, las zonas en las que se mueva, la cobertura de telefonía móvil y el Wi-Fi, etcétera. El uso con 4G, además, agota más rápido la batería si estamos en una zona en la que no hay cobertura plena de LTE, ya que el teléfono gasta energía buscando señal donde no la hay.
La cámara, la mejora más notoria
En lo que respecta al hardware, el cambio más notorio de este modelo sobre la versión de 2014 está en la cámara. La del primer Moto G era bastante floja; la del segundo es decente, y esta es mucho mejor. Sigue lejos de los líderes (Apple, Samsung, LG, Microsoft; etcétera), pero para un equipo que cuesta la mitad que un Galaxy S6, está realmente muy bien. Es la misma cámara que Motorola usó para el Nexus 6. ¿Hay mejores? Sí, claro, sobre todo para tomar imágenes con poca luz, pero igual es una cámara confiable: es raro que saque malas fotos, aunque los equipos más caros tendrán mejores resultados y harán foco más rápido (lo que a veces es vital). Pero para su segmento de precio es excelente, sobre todo con la incorporación de grabación de video en Full HD (el Moto G anterior no lo tenía).
Los otros cambios son más sutiles: el cuerpo del teléfono está sellado para hacerlo resistente al agua (aunque no es sumergible) y así mantenerlo a salvo de un chapuzón ocasional; suma un micrófono extra para cancelación de ruido durante las llamadas (que tenían muy buena calidad de audio). También pierde los parlantes estéreo de la versión anterior: ahora sólo tiene un parlante en la parte inferior de la pantalla (bastante potente, y con buena fidelidad); en la ranura superior va la bocina para las llamadas, junto a la cámara frontal y los sensores de luz y proximidad.
4G a dos bandas
La otra gran novedad respecto del modelo del año pasado es que esta versión tiene 4G (algo que también tenía la segunda variante del primer Moto G), y es uno de los primeros en salir de Tierra del Fuego con soporte para las dos bandas autorizadas para la Argentina: la que está en uso desde diciembre (AWS, o banda 4) y la que se asignó a mitad de año (la banda 28, o 700 MHz APT). En la medida en que el 4G se vaya extendiendo a áreas suburbanas se usará la banda de 700 MHz, así que este equipo -como otros con esas dos bandas- tendrá acceso a este servicio en todas las zonas donde haya 4G. Esto no sucederá con los primeros modelos con 4G que se vendieron en el país, que sólo sintonizan la banda AWS. Esto no es exclusivo de Motorola ni mucho menos; el soporte para ambas bandas (la 4 y la 28) está presente en varios modelos en el mercado internacional (la banda 28 se usa hace tiempo en Asia), y se está sumando a los demás equipos que están llegando al país con el sello de Tierra del Fuego.
El procesador y la memoria
El Moto G de 3ra. generación ahora usa un procesador Qualcomm Snapdragon 410 de cuatro núcleos Cortex A53 a 1,4 GHz, soporte para 64 bits y un nuevo procesador gráfico Adreno 306. En criollo: anda muy bien. De nuevo, no es ni por asomo el más veloz de la cuadra (para tener más motor hay que pagar más), pero para un uso típico no habrá problemas, ni demoras en la interacción con el contenido del teléfono; como mucho, tardará más en cargar un juego pesado que un equipo de tope de gama, pero no más que eso. No hay avances muy notorios en este punto respecto del modelo anterior, pero aun así la experiencia en Android Lollipop es muy fluida. Motorola vende dos versiones, con 1 GB de RAM y 8 GB de almacenamiento, o con 2 GB y 16 GB, pero a nuestro país sólo traerá la versión más económica (por ahora, al menos), así que la inclusión de la ranura para tarjetas microSD es muy bienvenida, sobre todo teniendo en cuenta que de esos 8 GB sólo 4,5 GB quedan libres para el usuario.
Casi todos los extras del Moto X
En lo que refiere a las funciones del teléfono, Motorola vende el Moto G de 3ra. generación con la más reciente versión de Android (Lollipop 5.1.1) y la promesa de actualizar a Android Marshmallow cuando esté disponible.
Motorola sigue con la práctica de mantener Android lo más cercano a como lo diseñó Google, y le suma unas pocas pero útiles funciones, que antes eran exclusivas del Moto X, luego llegaron al Moto E con 4G y ahora están también en este Moto G: la más útil, para mí, es el despliegue de notificaciones cuando la pantalla está bloqueada, que permiten previsualizar o descartar un mensaje sin desbloquear el teléfono. Suma a esto la posibilidad de crear perfiles sonoros que se activan en función de una ubicación (para ponerlo en vibrador cuando estamos en el trabajo, por ejemplo, y activar todos los sonidos en casa) o un momento del día, y silenciar todo menos las llamadas prioritarias por la noche (hay mil aplicaciones que permiten hacer esto mismo para otras marcas). También, activar la linterna si el teléfono se agita dos veces; o la cámara, si rotamos la mano dos veces con el teléfono en la mano (dos giros adicionales activan la cámara frontal). No tiene, como el Moto X, control por voz. A esto le agrega una galería de fotos y videos, una aplicación para gestionar la cámara que es muy sencilla (y en ambos casos se pueden reemplazar por las de Google o un tercero) y una herramienta para migrar los datos desde otro teléfono.
¿Entonces?
Con la tercera generación del Moto G, Motorola logró preservar la estirpe de modelos anteriores, con una combinación de buen diseño y un rendimiento sólido, lo que hace que sea fácil recomendarlo para quienes estén buscando un smartphone en ese rango de precio.
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