Motorola Edge: probamos este smartphone, con funciones avanzadas para presupuestos ajustados
Estuve probando por estos días el Motorola Edge, uno de los smartphones con el que la compañía se suma a competir en la gama más alta de smartphones, y en la que no competía hace años. En el mundo lo hace con dos modelos: el Motorola Edge+, tope de línea, y el más modesto Motorola Edge, que la compañía puso en venta en la Argentina hace un mes .
El Edge es una interesante combinación de hardware y diseño que no son usuales en Motorola, pero que mantienen una premisa de la compañía en términos de balancear prestaciones con el precio, que en este caso se trata de 74.999 pesos para la versión con 128 GB de almacenamiento, y 79.999 pesos para la versión de 256 GB de almacenamiento. Esto lo ubica bastante más abajo que los tope de línea (un Galaxy S20+, por ejemplo, a 114.999 pesos), aunque el fin de la venta en cuotas reduce su atractivo frente a equipos importados o de venta en tiendas no oficiales.
Diseño
Con el Edge, Motorola apostó por un diseño que normalmente se asocia a los equipos de alta gama, lo que se nota sobre todo en la pantalla OLED de 6,7 pulgadas (2340 x 1080 pixeles) con un diseño alargado que ya es una marca de la compañía, y que le permite, por ejemplo, ser igual de alto que un Samsung Galaxy S20+ (161,6 mm) pero más angosto (71,1 vs. 73,7 mm), una diferencia que es sutil, pero que contribuye a que sea un equipo fácil de agarrar (y difícil de soltar).
La pantalla OLED es excelente, con la cámara frontal en una perforación el ángulo izquierdo, muy buena reproducción de colores y visibilidad a la luz del sol. El equipo suma 90 Hz de actualización para darle más fluidez a los juegos (se activa en forma automática) y HDR10 para mejorar el aspecto de películas y series compatibles con este estándar.
La pantalla ocupa el 95% del frente del teléfono y se curva en los laterales hasta ocupar la mitad del margen derecho e izquierdo, un diseño popular en China en 2019/2020 conocido como cascada (waterfall). Samsung fue pionera en esto, aunque desde 2014 para acá redujo la cantidad de espacio que ocupa la pantalla en los laterales; ahora usa pantallas con una leve pendiente o directamente planas.
Hay un motivo: la pantalla que se "derrama" queda genial cuando se ilumina, o cuando se usa con el fondo negro en un teléfono que, como este tiene una carcasa muy oscura; genera la sensación de que la pantalla es más grande de lo que efectivamente es, pero puede ser un incordio: las aplicaciones no tienen cómo detectar esa curvatura, así que pueden dejar botones y zonas interactivas en esos laterales, o información a mitad de camino entre el frente y el costado. La app se cae, y dificulta la interacción. Esa curvatura, además, refleja la luz de una forma diferente del resto de la pantalla.
Motorola implementó algunas herramientas para solucionar esto: primero, la clásica detección de la palma de la mano y los dedos sobre la pantalla, para evitar que el equipo ese tacto como una orden cuando simplemente estamos agarrando el teléfono. Funciona bien, aunque en algunas poquísimas ocasiones la cámara de fotos asumió que un dedo agarrando el teléfono era un pedido para aumentar el zoom.
De la misma manera, es posible forzar a casi todas las aplicaciones a acotar el espacio que ocupan en pantalla, para que no se derramen por esos márgenes. Esto a priori reduce un poco el sentido de poner una pantalla así. Pero lo que la pantalla cascada resigna en funcionalidad lo aporta en aspecto: cuando toda la pantalla se ilumina, cuando una imagen llega a los laterales del teléfono y deja apenas una franja negra mínima en el borde superior e inferior, es muy impactante.
La compañía aprovecha también esos bordes para iluminarlos cuando llega una notificación, ideal para quienes prefieren poner el teléfono boca abajo; se ilumina cuando el teléfono está cargándose, por ejemplo, con una barra de color que avanza a medida que se llena la batería.
En la parte inferior de la pantalla está el sensor óptico de huellas dactilares; funciona muy bien, o al menos tan bien como otros de su tipo; mucha gente prefiere el sensor clásico (en un botón lateral o en la espalda del teléfono).
Así como es excelente la pantalla, que le da un toque de distinción, para el modelo Edge Motorola ajustó los números y eliminó el vidrio trasero que tiene el Edge+, reemplazándolo por plástico. No me quejo: viene en un gris "medianoche" que tiene un leve tornasolado que queda muy bien (también está disponible en rojo "ciruela"). El plástico, además, tiene muy buen agarre y será más amable con los golpes. Samsung lo está usando en su Galaxy S20 FE, por ejemplo.
Los únicos botones que tiene en el costado derecho es el de bloqueo, con un tramado diferente del de volumen; el teléfono es algo más grueso que lo usual, pero esto hace que las cámaras casi no sobresalgan, y deja más estable el teléfono sobre una mesa.
Más hardware
Para el Edge, Motorola eligió el chip que viene apareciendo en todos los smartphones que se ubican voluntariamente en una segunda línea de rendimiento, pero que aprovechan esto para mejorar su autonomía: un Snapdragon 765G, el mismo que usa el flamante Pixel 5 de Google, el OnePlus Nord, el LG Wing y varios más. Motorola lo combina con 6 GB de RAM y 128 o 256 GB de almacenamiento interno (expandible). Funciona bárbaro: hay equipos más rápidos (los que llevan el Snapdragon 865, por ejemplo), pero difícilmente se note la diferencia en el uso convencional.
El teléfono es compatible con redes 5G, aunque estas no están operativas en el país todavía. Si alguien viaja con este teléfono a otro país con 5G debería poder usar sus redes, pero atención: con un chip del país de destino. Las operadoras locales no permiten roaming en 5G.
Otros agregados notables del Motorola Edge son dos buenos parlantes estéreo, carga rápida por USB-C (con el cargado de 18 watts incluido) y un conector miniplug, tanto para escuchar música con auriculares analógicos como para aprovechar su radio FM, que usará los auriculares de antena. Admite auriculares USB-C, pero no para la radio. También tiene NFC, aunque no incluye carga inalámbrica para dar vida a unos generosos 4500 mAh, que hacen que la autonomía de este teléfono solo pueda calificarse de excelente: maneja un día largo sin titubear, y llega con buen resto al final.
Las cámaras
Motorola no tiene una reputación particularmente sólida en cuanto a cámaras. O en todo caso: siempre tuvo buenas cámaras para el tipo de teléfonos que ofrecía, de gama media, pero no quiso competir en segmentos más altos. El Edge, y aún más el Edge+, suben esa apuesta con resultados más que decentes.
El Edge tiene una cámara principal de 64 megapixeles, con apertura f/1.8, PDAF y un sensor relativamente grande (1/1,72"); entrega fotos de 12 megapixeles de muy buena calidad y reproducción de color; un zoom 2x de 8 megapixeles, y un gran angular de 16 megapixeles, que también puede usarse para fotos macro de 2 megapixeles. También tiene un sensor ToF (tiempo de vuelo, para medir la profundidad del campo y jugar con el desenfocado del fondo). Puede grabar video en 4K a 30 cuadros por segundo.
La cámara frontal es de 25 megapixeles, pero usa pixel binning para ofrecer selfies de buena calidad nocturna de 6 megapixeles.
Toda la interfaz de la cámara es muy sencilla y agradable de usar, y eso contribuye a obtener sistemáticamente buenas imágenes; el modo macro es siempre una fuente de sorpresas para registrar objetos a unos 6 cm de distancia de la lente. Donde muestra sus limitaciones es con el modo nocturno; a veces exagera con la colorización. El zoom tiene alguna tendencia a suavizar algunas imágenes. El modo bokeh (retrato con el fondo fuera de foco) es muy eficiente en el recorte del objeto en primer plano, aunque no hace magia; pero está entre los mejores que probé.
Pero igual todo el bloque de cámaras es confiable, y muy superior a otras propuestas de la compañía; más allá de diferencias de temperatura de color con otras marcas (fácilmente ajustables) al sacar la cámara nunca se siente que las fotos con otro dispositivo serían mucho mejores en circunstancias normales. De día es cuando más se luce, lógicamente; podría ser un poco más veloz en el foco y disparo; y un poco más sagaz a la hora de procesar fotos nocturnas, pero no es mucho, sobre todo teniendo en cuenta que su precio es casi la mitad que lo que se pide por un smartphone de muy alta gama.
Funciones
Android 10 funciona sin problemas con este hardware; incluso para correr juegos de todo tipo. Las aplicaciones cargas sin demoras, las animaciones fluyen, etcétera (algo que puede decirse, no obstante, de casi cualquier teléfono de gama media alta de los últimos años).
A diferencia de modelos anteriores, Motorola sumó bastantes funciones de software en este equipo, pero logró hacerlo sin que estos agregados se interpongan en el uso.
Mantiene sus notificaciones interactivas con la pantalla bloqueada, que son las mejores del mundo Android, porque permite responderlas, descartarlas, ver un contenido mínimo, eliminarlas, etcétera, todo sin desbloquear el equipo. Hubiera sido bueno agregar el dictado por voz, como tiene el Razr. También siguen los gestos con la muñeca para activar la cámara o la linterna.
Motorola incluyó una herramienta que permite acortar una app a voluntad para ocupar o no los márgenes laterales de la pantalla (aunque por alguna razón no lo logra con todas las apps), un botón que se ubica justamente en el medio del lateral derecho (aunque se puede reubicar); es muy fácil de usar y también permite sumar accesos directos a aplicaciones, acciones específicas (como las que muestra cualquier aplicación con una presión larga sobre su icono) o contactos. Y muestra, al mismo tiempo, la ductilidad de una pantalla con curvas tan pronunciadas, y sus limitaciones: no debería ser necesaria una herramienta como esta.
En el otro lugar donde Motorola intenta aprovechar la pantalla con laterales extendidos es en los juegos; es posible activar dos gatillos virtuales en el lateral superior de la pantalla cuando se usa en modo apaisado (horizontal) para complementar los que ofrezca el juego; varios smartphones gamers los ofrecen también. Es una buena idea, e incluso se puede ajustar su posición para que coincidan con el largo de los índices del usuario. El problema es que son pocos los juegos que reconocen estos botones. Los juegos de autos de carrera es donde mejor funciona; Fortnite reconoce el izquierdo, pero no el derecho, etcétera. Se puede desactivar. La herramienta también permite evitar distracciones (esconde notificaciones, etcétera) para beneficiar la sesión de juegos.
Motorola también incluyó una herramienta sencilla para aplicar temas (cambiar la paleta de colores del sistema operativo, la tipografía, el diseño de los iconos) que tiene éxito precisamente por no intentar hacer demasiado.
Gama media, gama alta
Así, el Motorola Edge marca un muy buen primer paso para ofrecer equipos de gama media premium, o gama alta económica, o alguna otra clasificación que reúne a equipos con diseño atractivo, buenas prestaciones y un precio razonable, pero que es un sector del mercado atestado de modelos (con variaciones de hardware pero idénticas aspiraciones), desde el Galaxy A71 de Samsung al Pixel 4a 5G, el OnePlus Nord o el Poco X3 NFC, entre muchos otros. Lo bueno es que el Motorola Edge tiene buenas armas para competir en ese segmento.
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