Probamos el Edge 30 Fusion: Motorola cambia el diseño de su smartphone para competir con la alta gama
Probamos el nuevo smartphone de Motorola, con pantalla de 6,5 pulgadas, cámara de 50 megapixeles, parlantes estéreo y un nuevo diseño, que elimina el plástico y ofrece vidrio en la parte trasera
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Según Motorola, el 80 por ciento de la gente le pone una funda a su celular. En el caso del Moto Edge 30 Fusion viene una en la caja y será un pena, porque al igual que su hermano mayor (el Edge 30 Ultra) es un teléfono cuyo diseño pide a gritos ser visto sin protección para disfrutar, sobre todo, del vidrio trasero, al que le dieron un tratamiento mate que lo hace muy atractivo y (de paso) anula las marcas de los dedos al manipularlo.
El Edge 30 Fusion es, con el Edge 30 Ultra y el Edge 30 Neo, el más reciente esfuerzo de Motorola por tallar en el segmento de gama alta del mercado internacional de smartphones. Lo hizo a medias con el Edge 30 Pro de 2021; con estos tres da los tres pasos necesarios (en hardware general, en diseño y en cámaras) para competir con los gigantes del sector.
Estuve probando el Edge 30 Fusion, que Motorola presentó a nivel mundial a principios de este mes, y que se vende en el país por 169.999 pesos. Lo probé en el color cuarzo (una suerte de negro que tiene un tinte azulado); también estará disponible en “blanco ópalo” y en “azul lazuli”; este último tiene un tratamiento en la parte posterior para que la tapa trasera del teléfono se asemeje al cuero.
El menos Motorola de los Motorola
Una cosa está clara con estos modelos: Motorola decidió hacer un cambio radical en su diseño. Abandonó el plástico y apostó 100% al vidrio trasero. El resultado es una serie de teléfonos que no parecen de la compañía, pero el efecto es muy positivo y, sobre todo, da cuenta a simple vista que es un smartphone de alta gama. El Ultra es el más premium de los tres; este entraría en ese segmento nebuloso de la “alta gama no tan cara”, pero tiene un aspecto (y una sensación en la mano) que excede ese su precio.
El Edge 30 Fusion tiene una pantalla de 6,5 pulgadas (pOLED, 2400 x 1080 pixeles, con HDR10+ y tasa de refresco a 144 Hz, ideal para videojuegos) protegida por Gorilla Glass 5 tanto en el frente como en la parte posterior, unidas por una estructura de aluminio. Otros fabricantes usan Gorilla Glass Victus o Victus+, una generación más moderna del vidrio protector; y también han abandonado la pantalla que se curva a los laterales. En el caso del Edge 30 Fusion no es tan pronunciada como en el Edge original; más bien, es similar a lo que usaba Samsung hace un par de años: apenas curva (cubre un tercio del borde), pero hace que el teléfono se sienta, en la mano, más delgado lo que efectivamente es, algo notorio sobre todo porque este es un teléfono bastante esbelto. Como aspecto negativo, la unión de los dos vidrios con el metal intermedio se siente en la piel al tener el teléfono en la mano. Es inevitable, y la razón por la que otros fabricantes han buscado otras alternativas, como usar pantallas planas, que libera ese lateral para un marco metálico más grande o un vidrio trasero que cubra más.
Pero el Edge 30 Fusion es muy cómodo para usar, para llevar en la mano y el bolsillo; y la funda transparente incluida en la caja neutralizará el contacto con ese borde metálico. Motorola también aplica en la fábrica un protector de pantalla de hidrogel; es una buena noticia para esta pantalla, que al tener bordes curvos queda más expuesta a los golpes. A propósito, Motorola dice que hay que quitarlo antes de aplicar otro, llegado el caso. Como sea, la curvatura es bastante menor, así que no molesta demasiado. No sería raro que la compañía siga los pasos de Samsung y opte por las pantallas planas en años venideros.
La curvatura le da, también, un aspecto de “futuro”: es muy linda, pero es poco lo que aporta en términos de usabilidad. En el caso del Edge 30 Fusion, se puede activar un modo que ilumina esos laterales de diferentes colores cuando llega una notificación; para que se aprecie realmente el teléfono debería estar boca abajo, para que la luz de la notificación se refleje en la mesa. Funciona bien.
Más allá de la curvatura, la pantalla es excelente: súper ágil, excelente reproducción de color, muy buena definición, buena visibilidad a la luz del sol. Tiene una tasa de refresco (la cantidad de veces que se actualiza la información en pantalla) de un máximo de 144 Hz, ideal para juegos y animaciones; se puede desactivar para dejar en una frecuencia “convencional” (60 Hz) para evitar un posible impacto en la batería, o delegar en el sistema operativo el cambio de frecuencia en forma dinámica, según lo requiera cada aplicación (lo recomendable). Otros fabricantes (Samsung, Apple, por ejemplo) logran un rango más amplio de variación en la tasa de refresco (de 1 a 120 Hz; por ejemplo) para reducir al mínimo el impacto en la batería, pero no noté que fuera un impedimento para este panel, que tiene muy buena calidad.
El teléfono tiene un tamaño adecuado: 158,5 x 72 x 7,5 mm y 175 gramos de peso. Esos 72 mm de ancho permiten un buen agarre incluso para manos más pequeñas. Los botones de volumen y bloqueo (este último, texturado) tienen una buena ubicación en el medio del lateral derecho.
El hardware
Divino el diseño, pero si el teléfono no funciona bien, es dinero malgastado. La buena noticia es que el Edge 30 Fusion no decepciona en este aspecto. Tiene un procesador Snapdragon 888+. Es una versión mejorada en 2021 del tope de línea para Android de 2020 (de ahí el signo + luego del numeral). En castellano, eso implica que no es el más rápido del mercado, pero que ni se nota: no titubea con ninguna aplicación, y tiene músculo para rato, tanto para las aplicaciones convencionales como para los juegos. Lo complementa con 12 GB de RAM y 256 GB de almacenamiento (no expandible).
El teléfono tiene además parlantes estéreo compatibles con Dolby Atmos y de excelente calidad de sonido, y una batería de 4400 mAh con carga rápida de 68 watts; el cargador USB-C viene en la caja, con su cable, y permite recuperar la mitad de carga en 15 minutos (si la batería está casi agotada; carga más rápido cuando tiene menos energía). Obviamente, se pueden usar otros cargadores. Esos 4400 mAh son más que suficientes para un día intenso, aunque obviamente depende mucho de cada persona; pero no parece que vaya a tener problemas en ese rubro. No tiene carga inalámbrica.
Ofrece 5G, NFC, Bluetooth 5.2, Wi-Fi y es compatible con Ready For, la plataforma que permite usar el teléfono como un centro multimedia, un sistema de videollamadas, una consola o un émulo de PC si se lo conecta a una pantalla grande con un cable HDMI o por Wi-Fi a televisores compatibles con el estándar Miracast. Con la app Ready For se lo puede usar en Windows como una webcam. También tiene un sensor de huellas digitales óptico frontal (detrás de la pantalla), un poco más bajo de lo usual. Pero funcionó en forma correcta.
Las cámaras
A diferencia de sus competidores, Motorola no termina, todavía, de decidirse por una combinación de cámaras traseras. En cada modelo prueba algo diferente. En este caso, incluye en el Edge 30 Fusion un sensor principal de 50 megapixeles con estabilización óptica, apertura f/1.8 y un sistema ultra pixel, el nombre que la compañía le da a lo que se conoce como pixel binning, y que implica combinar (en este caso) cuatro elementos del sensor (entre esos 50 megapixeles) por cada pixel de la imagen de 12 megapixeles resultante. Es una práctica que aplican todos los fabricantes de smartphones en la última década, desde el Nokia 808 con 41 megapixeles de 2012 hasta ahora. Implica tomar cuatro muestras de luz, en el sensor, por cada pixel de la imagen. Lo importante: esto le permite más ductilidad en entornos de poca luz, y habilita un par de trucos más. El sensor también tiene un sistema que usa todos los pixeles para hacer foco (algo que debutó en el Edge 30 Pro), lo que acelera el proceso. Funciona muy bien; las fotos nocturnas tienen muy buena calidad. Hay mejores, sin duda, pero a un precio mayor. Lo importante es que nunca desentona.
Con la cámara principal es posible pasar a un modo manual y obtener una foto original de 50 megapixeles (8192 x 6144 pixeles), pero no encontré mejoras de calidad notorias respecto de la foto de 12 megapixeles ya procesada por el teléfono. Sí permite algún recorte sin pérdida de resolución, pero no más. Lo otro que sí habilita el sensor principal es la inclusión de un modo retrato, que suple la ausencia de un zoom óptico. Aquí se trata de un modo que permite dos configuraciones (35 y 50 mm, para que sea más o menos angular) y aplica el clásico desenfoque del fondo al fotografiar un rostro (se puede configurar cuánto). Como mantiene la resolución original de 12 megapixeles funciona como una suerte de zoom digital sencillo, sobre todo para retratar objetos (no solo personas). El recorte de la cabezas y la búsqueda del límite del pelo (para detectar dónde tiene que desenfocar la imagen) es, en general, muy bueno.
La otra cámara del teléfono es un gran angular de 13 megapixeles con autofoco, que también funciona como macro (permite fotografiar objetos muy cercanos). Funciona en forma correcta, más allá de que para el macro habrá que tener buen pulso o usar un trípode, porque la profundidad de campo es mínima. Las fotos del gran angular son muy buenas, con gran definición y reproducción de colores correcta. La otra cámara que asoma junto al gran angular es un sensor de profundidad.
En el frente, el teléfono tiene un sensor de 32 megapixeles con autofoco, lo que es una buena noticia para quienes lo usen para selfies; la calidad de las imágenes es muy buena.
El software
Motorola sigue manteniendo su política de ofrecer una experiencia de Android 12 lo más “pura” posible, aunque con los años ha ido sumando bastantes cosas. Cambió la interfaz de la cámara, por ejemplo, y es muy sencilla de usar. A los clásicos (las notificaciones interactivas con la pantalla bloqueada, los gestos para activar la linterna o la cámara) suma otros, como las notificaciones de múltiples en los laterales de la pantalla curva, o la posibilidad de activar una aplicación con dos toques en la espalda del teléfono.
También tiene una herramienta para modificar el aspecto del teléfono (la paleta de colores, la tipografía y su tamaño, el diseño de los iconos, etcétera), además de una herramienta para optimizar el funcionamiento del teléfono cuando se usa con videojuegos, e incluye la última versión de Ready For (que habilita, como dije, el uso del teléfono como webcam), y Hello You, una herramienta que busca emular a Google Now, con noticias y recomendaciones. Se puede ignorar sin problemas.
En breve
Está claro que con el Edge 30 Fusion Motorola quiere competir como un smartphone de alta gama, pero que no sea tan oneroso, y el resultado es muy bueno. Que no tenga el procesador más nuevo del mercado no debería ser un disuasivo: tiene todo para pelearle de igual a igual con otros modelos del segmento, como el Redmi Note 11 Pro+ de Xiaomi, un Galaxy A53 o un Galaxy S21+ de Samsung. El rendimiento del teléfono es excelente, las cámaras son muy buenas (más allá de que se extraña un teleobjetivo con aumentos ópticos), la pantalla es de primer nivel, y encima el teléfono es atractivo, y Motorola encontró una buena combinación de prestaciones, incluyendo el hardware interno y el cargador rápido. Es, en definitiva, un smartphone fácil de recomendar, más allá de que no sea el único de buen nivel que se consigue en el país por ese precio.
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