Moto G100: probamos el teléfono de Motorola que se transforma en una computadora de escritorio con Ready For
Ready For monta un escritorio convencional para usar con una pantalla grande, teclado y mouse; también permite usar al teléfono como consola o reproductor multimedia para un televisor o monitor
- 12 minutos de lectura'
A fin de marzo, Motorola presentó el Moto G100, el modelo más poderoso hasta ahora de la venerable familia Moto G, y el que incluye una función extra, Ready For, que permite usarlo como una computadora de escritorio, al estilo de lo que viene haciendo Samsung con DeX (acá tienen una reseña).
Estuve probando el teléfono unos días, y aquí van mis impresiones.
Primero, como teléfono
El Moto G100 es 100% Motorola: no tiene lo último de lo último, pero aún así es un excelente dispositivo por el precio (80.000 pesos por la versión de 128 GB, incluye el cable USB-C a HDMI, además del cargador, y se puede comprar en 6 cuotas). El equipo tiene un chip Snapdragon 870, un pelín mejor que el 865 de 2020 (tope de línea), pero no tan bueno como el Snapdragon 888 que llevan los mejores Android de este año. Es alta gama sin ser premium, y no está nada mal: el rendimiento es excelente, combinado con una pantalla de 6,7 pulgadas FullHD+ con HDR10, tasa de refresco de 90 Hz y el formato 21:9 que evita que sea particularmente ancho (168 x 74 mm) y vaya cómodo en la mano; suma 8 GB de RAM, 128 GB de almacenamiento UFS 3.1 (ampliable vía microSD) y una batería de 5000 mAh que según Motorola ofrece 40 horas de autonomía; en l práctica, eso significa que se puede usar todo el día sin preocuparse por la carga, y llegar a la noche con buen resto; algunos días logré, en efecto, usarlo en dos jornadas sin recargarlo, pero eso dependerá de cada persona. Incluye un cargador de 20 watts en la caja.
En cuanto al diseño, Motorola evitó las curvas del Edge con un diseño bien clásico, con la pantalla plana y una tapa trasera de plástico que tiene un tratamiento tornasolado muy atractivo. El teléfono tiene también conector de audio analógico y un diseño de botones inusual para la marca: a la izquierda incluyó un botón para activar al Asistente de Google, como hacen LG o Alcatel; a la derecha ubicó los de volumen (quizá queden un poco arriba para quienes tengan manos más chicas) y el botón de bloqueo, que incluye el sensor de huellas digitales, que habrá que pulsar con el pulgar derecho o el índice izquierdo. Dos toques al sensor activan una pequeña caja emergente con hasta 6 atajos a aplicaciones y acciones (los mismos que se activan con una presión larga sobre el icono de una app), que funciona muy bien, aunque la funda de silicona provista en la caja a veces interfiere para registra el doble golpe. Es cuestión de práctica.
A propósito, Motorola usa Android 11 con las funciones clásicas (las excelentes notificaciones interactivas con la pantalla bloqueada, los gestos para activar la cámara o la linterna) y suma My UX, para cambiar el aspecto general del sistema operativo con temas, la forma de los iconos y algún detalle más; son pocas cosas y está muy bien.
El Moto G100 está preparado para 5G (aunque requerirá una actualización de software) y tiene Wi-Fi 6, Bluetooth 5.1 y NFC.
Las cámaras
En lo que refiere a las cámaras, la principal es un sensor de 64 megapixeles (apertura f/1.7 y foco láser y por detección de fases), acompañada por un gran angular de 16 megapixeles con apertura f/2.2 y autofoco, por lo que también sirve de macro, y es capaz de fotografiar objetos a 4 cm e iluminarlos con una luz propia en anillo, muy útil cuando al acercar el teléfono al objeto a fotografiar le hacemos sombra. Los otros dos sensores son uno de profundidad y otro de tipo ToF (un láser que mide la distancia con los objetos frente a la cámara).
La cámara principal del Moto G100 es muy buena en circunstancias normales (con luz ambiente) y sufre un poco de noche, pero no mucho. El modo noche ayuda, pero no es tan eficiente como el de equipos más sofisticados (y más caros). Es muy confiable, lo mismo que el gran angular. La compañía incluyó además varias funciones (un nivel, una sugerencia de encuadre, un modo profesional que permite ajustar cualquier valor) que son muy útiles. El modo macro es un agregado interesante, pero tiene sus limitaciones, más allá de la ayuda de la luz anillo: la profundidad de campo es mínima, así que encontrar el punto de foco requiere un trípode, apoyo o muy buen pulso.
También tiene una función llamada Audio Zoom, similar a las de LG y OnePlus, entre otras compañías, que intenta privilegiar, en un video, el sonido que viene desde -en teoria- el centro de la escena.
El Moto G100 tiene dos cámaras frontales: una lente normal que toma fotos de 4 megapixeles (16 MP con pixel binning) y otra de 8 megapixeles que funciona como gran angular; hacen un buen trabajo combinado para tomas selfies con el fondo fuera de foco, aunque al gran angular a veces le falta algo más de precisión.
Ready for y el disfraz de PC o consola
Hasta acá, el Moto G100 es un buen smartphone de gama alta, y no mucho más (que no es poco). Hay infinidad de modelos como él. Su distintivo, no obstante (y el del Edge+, que trae la misma función, y que no es el modelo que se vende en la Argentina) está en Ready For, que recupera un concepto de hace una década (el del Motorola Atrix) y que permite, como DeX con algunos modelos de Samsung, transformar al Moto G100 en una computadora de escritorio, y mucho más.
En la Argentina, la compra del teléfono incluye al cable USB-C a HDMI, que es el que permite conectarlo a cualquier pantalla con una entrada HDMI; al hacerlo activará Ready For en forma automática, y mostrará un sencillo menú que permite elegir entre cuatro opciones, e ir a aplicaciones específicas para verlas a pantalla completa.
La primera es el modo Escritorio, que inicia un entorno símil PC, como Samsung DeX, y que permite ver un escritorio donde tenemos acceso a aplicaciones, y una barra de tareas donde vemos qué tenemos activo, qué podemos minimizar, ir al menú principal, gestionar las notificaciones del teléfono, etcétera. Las aplicaciones que instaladas las podemos cargar con un clic del mouse o el teclado Bluetooth, y cambiar su tamaño como si estuviéramos en Windows, y aprovechar la mayor superficie que ofrece un monitor o un televisor. Las de Google o Microsoft, entre otras, pueden tener el formato que uno quiera, y permiten ver varias apps al mismo tiempo en pantalla; al agrandarlas, cambiarán su diseño y mostrarán más cosas, como si fuera una tableta. Muchas, no obstante, solo pueden verse en formato vertical o ocupando toda la pantalla.
Es parecido a Chrome OS, y como en ese caso, la mejor experiencia es en la Web: se le puede decir a Chrome (o Firefox, Edge etcétera) que muestren la versión “de escritorio” de cualquier sitio, y será casi la misma experiencia Web que en una computadora con Windows, macOS o Linux. Pude hacer así todas las tareas que hago a diario con el teléfono como si fuera la computadora de la Redacción, y sin notar diferencias de rendimiento, incluso al tener múltiples pestañas abiertas y varias aplicaciones activas en simultáneo. Las limitaciones aparecen en el entorno de Ready For o DeX (que es una suerte de launcher de Android): en el Escritorio solo se pueden tener accesos directos, y no archivos; no hay “arrastrar y soltar” como en una PC; los atajos de teclado y menús contextuales (acciones con el botón secundario del mouse) se pueden usar, pero no siempre; algunas funciones -sobre todo, si involucran gestionar archivos del teléfono- requieren algunos pasos adicionales para completarse. También se puede usar el teléfono para ver una aplicación y mostrar otras en el monitor. Así que para pensarlo en un reemplazo de una PC dependerá un poco de qué hagamos normalmente; web, mail, chat y Office son casi iguales. Cosas más complejas requieren más esfuerzo.
Sacando eso, funciona súper bien; reconoció tanto un teclado Bluetooth como un combo Logitech que usa su propia antena USB, que enchufé a un dock (una suerte de zapatilla USB-C que tiene una salida HDMI y varios conectores USB). Se puede conectar una memoria externa y Android la reconocerá sin problemas, lo mismo que un mouse o un teclado cableados. No tuve inconvenientes con la distribución de idioma del teclado. También identificó sin inconvenientes un gamepad, tanto vía Bluetooth como por USB; los que son para Android o para Xbox los reconoce en forma automática, pero también se pueden usar de PlayStation. El teléfono, como en Samsung DeX, se puede usar como teclado y touchpad para la pantalla grande. Si el monitor es sensible al tacto (hay pocos, y son caros, pero existen) podemos interactuar con las apps tocando la pantalla grande como si fuera la del teléfono.
La segunda opción es como reproductor multimedia: allí Ready For lista aplicaciones como YouTube, Netflix, Disney+, Amazon Prime Video, etcétera, y permite ver videos, series, películas o documentales en la pantalla grande, pero usando el teléfono como reproductor. Funciona muy bien, aunque habrá que tener en cuenta que la versión de YouTube que despliega es la móvil. También reconoció a VLC y Kodi, entre otras aplicaciones, por lo que permite ver también contenido que tenemos guardado en el teléfono (o en una unidad USB vía un dock).
El gamepad es útil para la tercera opción de Ready For, que es como consola de videojuegos: la vista inicial lista todos los juegos instalados, y permite cargarlos para verlos en la pantalla grande. Obviamente lo ideal es usar aquellos que tengan soporte para un gamepad, desde el Call of Duty Mobile al Asphalt 9 pasando por Minecraft, Dan The Man, Oceanhorn, etcétera. El chip gráfico del Snapdragon 870 no tuvo problemas en este aspecto; después de todo, un televisor Full HD no tiene más resolución que la de la pantalla del Moto G100, así que no representa un esfuerzo extra. Puede ser una alternativa genial para disfrutar de los mismos juegos que ya tenemos en el teléfono (y no gastar en su versión para consola o PC) y, al mismo tiempo, aprovechar la ductilidad de una pantalla más grande, y darle un descanso a nuestros ojos.
La cuarta alternativa es la más rara, pero en esta época de pandemia puede ser una salvación: usar el teléfono como webcam en una videollamada, y verla en el monitor o la TV. Reconoció las apps más comunes (Zoom, Meet, Teams, Duo, etcétera). La idea es sencilla, y puede resultar una buena opción para una clase, tanto para estudiantes como para quienes vayan a dictar una clase: ver a los interlocutores en la pantalla grande, aprovechar una pantalla que durante el día no suele aprovecharse (la TV), y usar la óptica del teléfono para tomar nuestra imagen con excelente calidad, y con una ventaja: se puede activar un modo de seguimiento de nuestro rostro, para mantenernos siempre en el centro del cuadro si nos movemos un poco hacia los lados. E incluso puede hacer un alejamiento para que se vea en la misma toma a otra persona que nos acompaña. Todo automático, funciona tanto con la cámara frontal y la trasera, y se puede calibrar la sensibilidad (cuánto permitirá que nos alejemos del centro de la toma antes de reencuadrar). Samsung tiene algo similar, pero en el Galaxy Fold2 (un equipo que duplica el precio).
Por supuesto, tiene un límite: el teléfono no se mueve, simplemente hace un recorte previo sobre lo que toma el sensor para darse margen para reencuadrar, así que si nos desplazamos mucho quedaremos fuera de cuadro. Pero para un movimiento normal, o para acompañar la entrada o salida de una segunda persona es infalible. El seguimiento de rostro funciona también al grabar un video si ponemos el teléfono en modo “Escritorio”, ideal para quienes quieran grabar algo (una clase, contenido para redes sociales, etcétera) sin tener que estar fijos en un lugar específico.
Una ayuda en pandemia
De las cuatro opciones, creo que hoy la última es la más atractiva por el uso que le damos en pandemia a las videollamadas; poder aprovechar una pantalla adicional es una gran noticia para estudiantes y profesionales; no es solo tener una pantalla más, sino ver a las demás personas como algo más que una miniatura, y liberando otros dispositivos (computadoras, notebooks, tabletas) para otros usos. Igualmente el usar el teléfono como pseudo consola de videojuegos; aunque el soporte para gamepads no es omnipresente en Android, el número de títulos compatibles es bastante amplio, y permite aprovechar de otra forma el teléfono. Definitivamente no es una función exclusiva del Moto G100; la posibilidad de hacer algo así existe hace años y en múltiples iteraciones (desde Nokia con Symbian hace 10 años a teléfonos con Android y conectores MHL primero, y USB-C en este tiempo); pero con el lanzador optimizado para estas pantallas y la inclusión del cable adaptador, Motorola hace esto un poco más sencillo.
Este es el diferencial -no menor- para hacer más atractivo el Moto G100, que amplía la plataforma Moto G y la lleva a otros niveles, donde tiene muchísima competencia, pero donde, a la vez, puede jugar de igual a igual con muchísimos dispositivos de ese porte.
Ready For y Samsung DeX, comparados
En este episodio de nuestro podcast Señales comparamos las apuestas de Motorola y Samsung para aumentar las funciones de un smartphone.